Ríete de la mala fama, teme la buena.
Como decíamos anteayer…
Un Festival de cine como el que acaba de suceder en Lima ayuda a vislumbrar los caminos por los cuales los cineastas latinoamericanos han decidido transitar. A veces es una revalidación de los senderos ya trazados –como es el caso de Martel, de Alonso, de Escalante, de Eimbcke, de Torres Leiva-, y a veces es el descubrimiento de novedosas miradas que los nuevos nombres van delineando para su cine.
Así, Albertina Carri ahora nos presenta un encontronazo con cierta sordidez conceptual vía La rabia, Sandra Kogut se manda a la ficción con un pie sobre el cine observador y otro pie sobre el sentimentalismo de Mi planta de naranja lima, vía Mutum, y Andrés Bize va tanteando el terreno para, quizás, con el tiempo, ser el nuevo Iñárritu en Hollywood, vía Satanás.
¿Adónde parece dirigirse el cine de Josué Méndez?
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No, no se trata de hacer leña ni de criticar con la antigua ferocidad de esta página. Con su ópera prima, Días de Santiago, Méndez ha demostrado ser un cineasta de quien se puede esperar una obra atractiva. De hecho, hace casi dos años que nació este blog y, en aquel entonces, comentando los nuevos estrenos que se aproximaban, escribí esto:
"De esta manera, mientras Hollywood alista sus baterías para el 2007 con Hannibal The beggining, Shrek 3, The A-Team (sí, Aníbal Smith y los otros), Resident evil 3 y 4, por este lado del continente se estarán alistando para salir el último Reygadas, Liverpool de Lisandro Alonso y, en nuestra ciudad, Dioses, de Josué Méndez."
http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2006/09/las-de-cierre.html
Sí, fue un exceso de entusiasmo haberlo colocado en ese grupo. Claro que la decepción es error de quien se crea altas expectativas, no tanto de quien las auspicia.
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Padre: Hijo, ¿en qué camioneta has pensado?
Hijo: Una Suzuki, papá.
Padre: ¡Pero esa camioneta es para amanerados! ¡A ti te conviene una Ford!
Hijo: ….
Padre: Bueno, ya, quédate con tu Suzuki, pero quítame esa cara de huevón.
(El público limeño, naturalmente, se ríe).
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Equipo preparando el rodaje
¿De qué trata Dioses? ¿Es un retrato de los burgueses limeños? En caso lo sea, ¿es una parodia, es una mirada cínica, es un registro realista? ¿Así son nuestros burgueses?
¿Y desde dónde sale esa mirada? El padre (Edgar Saba) nos trae a la memoria aquel caricaturizado patriarca de No se lo digas a nadie (Hernán Romero). Las mucamas hablan quechua cuando están a solas. La arribista de clase media lee trece libros sobre botánica para poder tener tema de conversación con las regias de la playa. Suena a ingredientes para una comedia, pero la solemnidad ya lo ha invadido todo. Pareciera que el cine de Lombardi ha encontrado una manera de reinventarse.
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“¿Por qué tanto descontento con esta película?”, preguntan los otros invitados del Festival. “No está buena, pero hay peores”, señalan. En realidad, hay momentos donde se perciben deseos de jugar al nuevo cine contemporáneo. Por momentos la cámara oculta, muestra y vuelve a ocultar (la primera aparición de Effio rodeada de las efusivas señoras). Por momentos el beat electrónico marca una sensación de monotonía que imprime cada instante de los lindos jóvenes. El lente con el que se filma los interiores de la clase alta limeña –donde se acentúa la profundidad de campo- es distinto al que se usa para filmar los barrios populares –de resultados más inmediatos, más banales-.
Pero las escenas son irregulares, algunas tienen impulsos homicidas contra la sutileza (los hermanos bailan juntos, la música electrónica desaparece y de pronto suena Luna Llena de Caetano Veloso –el silencio hubiera dado mayores lecturas-), y las más apreciables se mezclan con otras que han sido filmadas como spots televisivos o como fin de capítulos de telenovelas ya caducas (la ceremonia final, con la cámara pasando de unos invitados a otros, en un amplio jardín… No se lo digas a nadie tenía un final semajante, ¿no?).
Aunque, sí pues, quizás así de tarada sea nuestra burguesía. Pero filmar existencias opacas no debería dar como resultado hacer una película sin brillo. Y, sin embargo, esa no es la principal traba de la película.
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La bendita contemplación…
La contemplación es un ejercicio a veces placentero, casi siempre doloroso y por naturaleza pasivo (el hombre que contempla no vive). La contemplación ha incitado la pintura, ha alimentado la literatura y ha acompañado al cine desde sus inicios. Se mueve entre un mundo que es, a la vez, atrayente y distante. Y el cine (al menos aquel afluente del cine contemporáneo que fluye sobre esa extraña y primigenia marea) trata de capturar, acaso, con suerte, unos segundos de algo inesperado, algo necesario, una revelación, una pregunta, un sonido, un gesto, a través de ella.
Dioses apuntaba a ser una película contemplativa sobre un determinado grupo social (como lo ha señalado en varias oportunidades el propio director). Sin embargo, lo que le sobraba en intentos le faltó en claridad. No sé exactamente cómo lograr que ella nazca, pero sí pienso que la contemplación no brota de los travellings o de las tomas algo extensas y en silencio…
Es posible que brote de personajes con ciertos matices, no tan planos como los que existen en la película, quizás sacrificados a la mirada cínica del creador sobre prácticamente todos ellos. Es posible también que lo conseguido en Días de Santiago con el personaje de Pietro Sibille, se haya debido a que éste es un actor límite, impulsivo (lamentablemente encasillado por repetitivos cortos universitarios y deshonestas series televisivas). Claro que así como ésa, muchas circunstancias han variado desde aquella película.
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Cineasta Méndez y asesor Frears en pleno trabajo
Enero 2007. Este blog entrevistó a Méndez y la primera pregunta fue la siguiente:
"A diferencia de Días de Santiago, donde tú te viste envuelto en un proyecto independiente y avanzando por tu cuenta, ahora existe una expectativa ya puesta sobre Dioses. No me refiero a la crítica o al público, sino a coproductores internacionales con las cuales, por los premios obtenidos, ya debes tener contratos que exigen mayor precisión en varios aspectos. ¿Sientes esa presión antes del rodaje?
Desde el comienzo existió una presión que en Días de Santiago no existía. En Días de Santiago, todos estábamos hueveando durante el rodaje. E incluso, el guión estaba mal escrito, era un desastre. Si la película quedó bien fue por la edición. En cambio con Dioses no había ni un guión escrito y ya existía el interés de Cannes y de otros productores de afuera que querían saber de qué va este nuevo guión... y todas estas reuniones obligan a que todo sea más serio.
Claro que hay presiones. Las hay ahora, por ejemplo, con gente de fuera que quiere una nueva versión del guión... Al final veremos si las presiones sirvieron o no. Si todo sale bien, sirvieron; si no, tanta presión ha sido por las puras.
http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2007/02/dioses-la-segunda-pelcula-de-josu-mndez.html
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Me aventuro a afirmar que el riesgo que se veía en el director de Días de Santiago –la frescura, la tensión, la misma improvisación- se ha visto absorbida, tal vez anulada por la alta expectativa que generó Dioses, tanto entre el público local como en los productores de distintos países. ¿Se extravió algo en el camino?
“Al final veremos si las presiones sirvieron”.
Aunque pienso que esa presión puede haber resultado dañina para el film, tampoco creo que “haya sido por las puras”. Hacer una película en el Perú, en nuestro país, con las pobres condiciones que existen alrededor, siempre es un reto que un cineasta honesto no debe evadir, vengan los resultados que vengan. Una película fallida es simplemente eso, una película fallida. Hay cosas peores.
Es cierto que ya se han alzado algunas voces para exclamar “qué fiasco resultó, qué decepción”, pero ¿alguna vez ha sido o será diferente? Méndez ya sabe que esta es una carrera de largo aliento y sobre él aún faltará mucho por decir. Quizás le sentará bien explorar de nuevo por otras atmósferas. Pensar en otro proyecto puede ser una manera de ir definiendo el rumbo por el cual andará luego de haber dirigido la autodenominada "película más esperada de los últimos tiempos".
F.V.R.
Labels: josué méndez, XII Festival de Lima