LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Wednesday, April 15, 2009

VAMPIR-CUADECUC (1970), DE PERE PORTABELLA



Vampirizar, verbo que tiene su origen en la leyenda común a todas las culturas. Extraer de un costado sensual, la sangre que es vida. Escoger lo mejor, quedárselo, hacerlo suyo, reinventarlo. El rodaje de Drácula que el prolífico Jesús Franco hacía para la Hammer, no se libró de la bendición del conde. Pere Portabella en su tercera cinta Vampir-Cuadecuc transforma el detrás de cámaras de la película de Franco en su propia versión de la historia en 70 minutos.
“El poder de las imágenes”; qué frase tan usada. Sin embargo aquí es imposible eludirla. La utilización del blanco y negro nos recuerda por instantes a ese expresionismo del cine silente, a tiempos de pactos satánicos y sonámbulos asesinos en pantalla. En otros momentos, la saturación y el predominio del color claro, deja solo ciertos visos de acción, de movimiento, que son magistrales en la sorpresa, en el desvarío que contagia.
El horror visto desde su simplicidad; más que atemorizar, fascina. Recorremos de la mano de Portabella, los escondrijos que separan la realidad alterna de cartón, cables y luces, de la narración que se desarrolla en el plató. La elaboración de la sangre -aquí es negra- y su expulsión a borbotones desde una jeringa, lejos de desilusionarnos, hace que nos acerquemos a ese mundo de mentiras que tanto atrae por reflejar temores, por juguetear con la muerte.
La casi permanencia del silencio contribuye al clima fantasmal que inunda el set y los paisajes de filmación, nebulosos y distantes. Aunque cuando esa continuidad se disipa y el sonido se hace presente lo hace de manera rabiosa y lúdica, utilizando ruidos y melodías que en un inicio solo parecen creaciones caprichosas del compositor Carles Santos, pero que encuentran un perfecto soporte visual en las imágenes de las hermosas víctimas de un Drácula elegante y sediento con el rostro un tanto alienado de Christopher Lee.
Con Vampir-Cuadecuc, Portabella permite que nos acerquemos al mito de la construcción del terror, desde su gestación como una pequeña mentira que fabrica pesadillas. Al final, queda en nosotros el placer de la representación, que se cuela por la pantalla, como si se tratara de un viaje por las palabras lastimeras del atormentado y no tan monstruoso conde.

Leny Fernández
La Cinefilia no es patriota





2 Comments:

  • At 8:11 PM, Anonymous Anonymous said…

    La ignorancia es atrevida. El realizador español Jesús Franco jamás dirigió ni una sola película para la empresa británica Hammer Films. Su mentada "El conde Drácula" (1970) es una coproducción entre España, Alemania e Italia, que contó con la presencia del inglés Christopher Lee, actor que sí trabajó -y mucho- para la Hammer. Hay que informarse mejor señorita.

     
  • At 9:46 AM, Blogger Leny Fernández said…

    Querido Anónimo:

    Al realizar esta reseña de Portabella, me ceñi en estricto a la información que brindaba los créditos de la película. Si usted la viera podría dar fe de ello.

    Igual, gracias por la aclaración. Nunca se deja de aprender.

     

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