LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Sunday, November 01, 2009

EL DINERO (1983), DE ROBERT BRESSON


El dinero -aunque su forma física favorita sea la de un por todos conocido papel rectangular más o menos colorido, la de billetes-, actúa exactamente como lo haría un agente-espía-escritor de las novelas de Burroughs (aunque se trate de una película inspirada en un relato de Tolstoi): como una conciencia destructora de conciencias. -Y no para liberarlas-. Entonces lo que veremos es al dinero siendo filmado mientras ‘hace su trabajo’. Y es como si poseyera a las personas. Actuando, a través de ellas. Ya sé. De acuerdo con la noción clásica, el dinero no es más que la metáfora del trabajo; pero aquí es más que nada la viva imagen del más mortal egoísmo. Cualquier noción que tenga que ver con el bien, la verdad, la justicia, la solidaridad, se volatiliza… sin dejar huella aparente. (Algunos personajes que son la excepción no bastan.) La presencia del mal no es metafísica, sino más bien por completo cotidiana, concreta, y se registra con una fusión de rigor y naturalidad que más allá de lo presuntamente ‘frío y abstracto’ de la puesta en escena, estremece. La película empieza con un vertiginoso montaje ‘ruso o de MTV’; una orgía de cajeros automáticos, que se abren, se cierran, y manos, billetes, bolsillos, carteras. Sin esos billetes los cuerpos que tanto los requieren no funcionan. La sensualidad del montaje (casi un plano por segundo durante unos 25 segundos) es una manifestación estética de esa flagrante dependencia. (Exactamente como la gozosa danza masturbatoria de hábiles manos ladronas en Pickpocket.) Es más: sin dinero, esos cuerpos no tienen sentido (como los cajeros). Están perdidos. Es claro y devastador, como si todos estuviéramos metidos en una enorme trampa. Se muestra el sistema. Una historia, a manera de ejemplo. ¿Cómo es que un billete falso que arruina la vida una persona, tiene como consecuencia final una orgía, pero esta vez de sangre? El dinero, como dice uno de los personajes, es el 'dios visible'; y esto implica que rendirle culto pasa necesariamente por robar, mentir y hacer cuanto sea necesario para obtenerlo, recuperarlo, multiplicarlo, conservarlo, acariciarlo… La conexión entre dinero y crimen es evidente aunque estalle, qué curioso, de parte de la víctima. La película más negra de Bresson está filmada en agradables colores, con planos tan deliciosamente extraños que uno no cesa de preguntarse si algo más está pasando debajo de lo que uno aparentemente ve…
M.C.

1 Comments:

  • At 8:20 PM, Anonymous Emilio Bustamante said…

    Estimulante lectura. Saludos.

     

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