LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Wednesday, October 17, 2007

LITTLE CHILDREN, DE TODD FIELD



Algunos pensamientos sobre Little Children


Niños pequeños en envase de adultos. Emocionalmente, adolescentes. Vidas insatisfactorias (falta algo: pasión, amor, luchar por lo que quieres, atreverte a descubrirlo). Soluciones parciales. Incapacidad de huir de los esquemas más tristemente convencionales. Seres que parecen ser incapaces de tomar las decisiones que los sacarán del hoyo. La basura de la comodidad superficial. Luchadores incompletos, o fracasados, para cambiar sus vidas. Tenemos pena o piedad por ellos y apuntamos sus cobardías.

Ser infiel puede ser, por qué no, ser fiel. Sí. Ser fiel a lo mejor de ti. A eso que yace escondido en tu interior, a eso que reprimieron, a eso que busca liberarse y expresarse a plenitud. No será la mujer más hermosa de la que te enamores necesariamente, lo único que importa es que te toca algo profundo y que el mundo de pronto cambia. En un segundo. En un abrir y cerrar de ojos. Con un abrazo, con un beso. La magia existe. De pronto eres otro. De pronto eres tú. Por fin. Entonces, haz algo, lucha.

¿Cómo se conocen? Flotan a la deriva, a la deriva de lo cotidiano, es la vida ajena y extraña que pasa por propia, la vida que no es vida, que no hace que te sientas vivo. Una voz en off sabelocasitodo, entrometida, fascina y molesta, nos cuenta chismosa sus pensamientos. ¿Qué harán? Se amarán locamente. Pero. No se atreven a salir del cascarón. ¿No ven que hay algo mejor que la estúpida vida que llevan?

Para darle elegancia al asunto, la cita culta (coolta), en la película. Madame Bovary, revisitada en el cuerpo de una actriz llenita y enormemente talentosa. Madame Bovary, la santa patrona de las mujeres que quieren amar, que quieren una vida plena en un entorno gris, podrido, de prejuicios. No ser tan linda como la esposa. Sufrir por eso. Y ellos quieren huir, de sus cadenas, ¿lo lograrán?

La otra historia. La del pedófilo, la del detenido para siempre en el mundo de los niños. Escena inolvidable. El sujeto flaco se sumerge como un esqueleto de tiburón en la piscina poblada de cuerpos de niños y niñas. ¿Cada quien busca su paraíso como puede? Oh, todos los secretos escondidos bajo las alfombras, cuánto se pudre bajo la fachada de las vidas comunes y corrientes. Cuántas cosas prohibidas que acaso nos liberarían. Mutílate, claro, y así encontrarás la paz… (Para evitar acusaciones tontas, subrayo el entendimiento del personaje en cuanto metáfora).

Todos seguimos siendo niños, naturalmente. El niño que le pega al otro para quitarle su juguete es el país que invade a otro a sangre y fuego. El desenlace de la película es de un conformismo que no me resulta aterrador, sino solo ridículo. Esperemos que los niños-hombres-mujeres crezcan. Sin perder lo mejor de los niños. Que sí saben ser ellos mismos. Ser adulto es también saber escuchar al niño que hay en ti. Que quiere vivir. Nadie encontró gloria alguna en la muerte de sus sueños.


Mario Castro Cobos




LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

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