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Thursday, April 09, 2009

¡CRUCIFÍCALO!, O: WATCHMEN (2009), DE ZACK SNYDER




WATCHMEN: LA PELÍCULA
¿Cómo describir dos horas cuarenta minutos de tortura sistemática? ¿Cómo narrar lo imposible? ¿Cómo sufrir lo indecible? ¿Existe un límite para la barbarie? Todas estas preguntas, señores, tienen desde ayer por la mañana una única y categórica respuesta: "Watchmen: la Película".

Y es que ayer por la mañana, en función de prensa*, la adaptación cinematográfica más esperada de los últimos meses se dejó ver completa, o, mejor dicho, en toda su atroz magnitud. Y sorprendió, como sorprende una tragedia, o un diagnóstico mortal. Como fanático, jamás esperé ver una lectura tan mala de un cómic de por sí emblemático. Y, como espectador, jamás pensé soportar tanto tiempo sentado en una butaca. En resumen, jamás pensé que pudiera existir tal cosa como el funeral de un clásico.




"Bienvenido al club de los imposibles"

Empecemos por decir que "Watchmen: la Película" es una historia inenarrable. Repleta de picos absurdos, y sin la más mínima coherencia narrativa, el filme es una estampida de sinsentidos, que oscila inevitablemente entre la ingenuidad y la estupidez. Snyder se limita a reproducir, sin criterio alguno, las escenas más atractivas y los diálogos más densos de la historieta, obteniendo como resultado un collage deforme e inexplicable: del Rorschach estereotipado, al Dreiberg romántico, al Manhattan soporífero, a la Silk Spectre atormentada... al Rorschach heroico, al Manhattan confundido, al Dreiberg ridículo, a la Silk Spectre vacía. Los personajes de la película son todo y nada a la vez, unidos solamente por el hilo de la banalidad.

Y es que cada lectura es peor que la anterior. Las escenas de la obra original degeneran hasta volverse irreconocibles, apenas tras haber atravesado el filtro del enfoque de Snyder. Toda la genialidad del cómic de Moore se ve reducida a una historia carente de clímax, y que es capaz de retar nuestra paciencia con la acción más coreográfica, interrumpida por pinceladas de filosofía de escuela secundaria, y un erotismo que parece inspirado en las más ingenuas fantasías solitarias de un púber.




El ritmo es quizás uno de los más grandes defectos de "Watchmen". En un afán por mantenerse fiel a la obra original, el director demuestra ser incapaz de diferenciar una película, de una historia de doce entregas. En consecuencia, reproduce episodio tras episodio, cada uno con sus nudos y desenlaces. El resultado: una narración confusa, sin ninguna estructura lógica, e incapaz de generar reacción alguna en el espectador (salvo el bostezo). Las apariciones de Manhattan son lo más parecido a un somnífero, mientras que los diálogos de Rorschach se pierden en la incoherencia del argumento. La pareja Nite Owl/Silk Spectre II vive un romance aparte, al tiempo que Ozymandias nos muestra su habilidad para transmitir el vacío.


"El sonido y la... ¿furia?"

Quizás el más grande desliz de "Watchmen" sea su banda sonora. A lo largo de toda la película, Snyder elige siempre las tonadas más impertinentes. Así, por ejemplo, el primer encuentro entre Nite Owl y Silk Spectre II (y no esperen ningún tejado de por medio) tiene como principal protagonista a Nena y sus "99 Red Balloons". El funeral del Comediante se ve invadido por "The Sound of Silence", de Simon & Garfunkel. La escena de sexo en el Owl Ship es un aberrante video porno soft-core del "Hallelujah" de Leonard Cohen. Detrás del gigantesco Manhattan asediando Vietnam se escucha "La Cabalgata de las Valikirias", mientras que el aterrizaje de Rorschach y Nite Owl en la nieve es musicalizado por Jimi Hendrix y su "All Along the Watchtower". ¿Eclecticismo o mal gusto? A ustedes la palabra.

La música hiper-contextualiza, resalta lo obvio, y termina por ridiculizar más de una escena de la película. La insistencia del director por situarnos en la época, termina por insultarnos en lo más hondo de nuestro orgullo de espectadores.

Sin embargo, cuando pensábamos que Snyder no podía tomarnos más a la broma, este se reafirma en su falta de visión, desdiciéndose a sí mismo: en más de una escena, repite el plato de "300", utilizando guitarras distorsionadas y sonidos ultra-modernos, a manera de música incidental. Así, si con su "Greatest Hits of the 80's" ya había desperdiciado un elemento tan importante como es la musicalización, ahora quedaba en ridículo, demostrándonos que no sabe manejarse ni siquiera desde el más absurdo de los criterios.




"Nacidos muertos"

Hay actuaciones que hacen de una mala cinta, una interesante experiencia. Lamentablemente, este no es el caso. En "Watchmen: la Película", los actores parecen rehuir a cualquier esbozo de talento, siendo quizás Matthew Goode el peor de ellos, en su caracterización de Ozymandias. Lo que debería ser un sofisticado villano pasivo-agresivo, se transforma, gracias al espejo de Goode, en un personaje insípido, desmotivado, lejano de todo encanto malévolo. Se supone que Ozymandias se esconda a los ojos de los demás héroes, mas no de nosotros. Sin embargo, Goode logra que perdamos todo interés por conocer los secretos que subyacen detrás del "hombre más inteligente del mundo."

Pero Patrick Wilson, en su papel de Nite Owl II, también tiene gran culpa en este delito. Este ha demostrado un total desinterés en el personaje creado por Moore, pues no llega siquiera a rozar la complejidad de Dan Dreiberg. En el filme, Nite Owl se empequeñece hasta casi no distinguirse en lo absoluto, marcado por un permanente estado de sorpresa, que llega a desesperar. Tímido y tonto como ninguno, Wilson se empeña en sobrepasar los límites permitidos por el buen gusto, incluso en las escenas de acción, en las que el búho emprende el vuelo... hacia el total olvido.

Manhattan, interpretado por Billy Crudup, no se queda atrás. Para él, la película entera es un ida y vuelta desde la insensibilidad hacia el autodescubrimiento, y vuelta otra vez a empezar. Así, este péndulo alguna vez conocido como Dr. Manhattan se vuelve altamente fácil y predecible, dueño de una filosofía apta para todo público. Lo único que queremos del reloj del Doctor es que avance lo más rápido posible, para así poder dejar la sala con total libertad.




En conclusión, "Watchmen: la Película" sí sorprende. Por lo insulsa, por lo fallida, pero sorprende. Porque no funciona ni como película, ni como adaptación. Ni siquiera como pasatiempo. Si será un éxito de taquilla, quién sabe (el público es impredecible), pero lo más seguro es que, de aquí a unos años, los fanáticos de la historieta recordemos a esta cinta, como en Francia recuerdan Waterloo.

En cuanto a mí, aún conservo la tonta esperanza de que Snyder dé la cara un minuto antes del estreno mundial, y pronuncie el clásico discurso del Comediante: "Es una broma. Todo es una broma". Esperemos, pues.


* Martes 3 de marzo de 2009.


César Santiváñez
www.piensoencomics.com



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