LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Saturday, July 16, 2011

"4" (2011), DE EDUARDO QUISPE Y JIM MARCELO




"4" (2011), de Eduardo Quispe y Jim Marcelo, es un salto cualitativo en la obra rápida de esta dupla de realizadores limeños independientes. Preguntarse por las limitaciones de su trabajo, que son manifiestas, me parece un buen reto para la escritura.

Quispe y Marcelo se encuentran de plano y de hecho insertados en la posmodernidad, esa etiqueta insoslayable que cada vez abarca más, que cada vez significa menos y que proscribe toda interpretación estática o unívoca. Yo exageraría: Quispe y Marcelo existen al amparo de esa suerte de alerta que el juicio crítico experimenta ante, digámoslo así, la posibilidad de que el autoritarismo sea inherente… al ejercicio del juicio crítico. Filósofos muy escuchados en la actualidad son antiacadémicos, y, en general, la exigencia estética se ha relajado: característica o aire de los tiempos, sí, amenaza de frivolidad, sí, pero también un intento de mayor tolerancia, porque el asco, el bostezo, el esnobismo, el desinterés o la construcción del prestigio —la idea del Gran Arte, la ética del Artista de Verdad— han ocultado territorios vastos durante muchísimo tiempo: lo cotidiano, lo insignificante, lo íntimo. El autor posmoderno no se encierra entre las cuatro paredes de lo que “otros ya dieron por sentado que era hermoso”, de acuerdo, explora y se contradice, no desprecia ni oculta sus preferencias, se micropolitiza, ve el sistema en cualquier lado, por eso teme estar paranoico: le interesa todo, aunque no pueda abarcarlo todo —sabe que tal vez nunca encuentre sus reales intereses—; entonces, mira su entorno inmediato y lo refleja desde la confusión misma. (Cassavetes dijo alguna vez que deseaba hacer un musical de Crimen y castigo). En Lima, en 2011, si un autor de cine marginal repite el discurso del artista de verdad —argumentos propios de una ontología fuerte, preheideggeriana—, es interesante: verdad y libertad estética ha sido un tema principal del siglo XX. Octavio Paz señalaba que, después de la Segunda Guerra Mundial, no había surgido ningún gran movimiento artístico en Occidente: los riesgos de la politización, la esterilidad del sectarismo. Para la estética, ser “radical” tiene otro significado.

En las películas de Quispe y Marcelo, la imagen y la calidad del registro suelen inclinarse por el feísmo. Quien alce, pues, en su contra el argumento de “precariedad técnica” lleva las de perder. Son esfuerzos autogestionados, que pueden desentenderse por completo de las exigencias y de los chantajes obvios y subliminales de un mercado siquiera minúsculo, tal vez esquivo, aun indiferente, quizá por construir. (Es débil el argumento de que, en el Perú, debido a la inexistencia de una industria, todo cine ha sido independiente. Aquí no había existido cine subte. ¿Aquí las películas se podían despreocupar por completo de la recuperación de su dinero?) De todas maneras, los videometrajes de Quispe y Marcelo nos están prometiendo una ruptura, una libertad de espíritu inversamente proporcional a sus carencias materiales, el audiovisual de escasos recursos como una enésima reinvención del minimalismo. Si es una propuesta ‘legítima’, si es un cine “posible”, ni siquiera lo discutamos: ya sabemos de sobra que las estéticas pueden ser crudísimas; veamos si "4" logra una estética.

Con omisión de diálogos inteligibles, por medio de acciones casi puras, la primera parte de "4" esboza una anécdota, casi un pretexto. A un comprador taciturno lo entusiasma una vendedora de cine pirata. Ni temática ni formalmente hay nada nuevo: la historia se despliega de manera más bien reconocible o convencional, y el uso de formatos diversos es bastante tímido. Partiendo de los tres largos anteriores de Quispe y Marcelo —a mi juicio, los tres muy deficientes—, me sorprendió que la primera parte de "4" lograse alguna severidad: sus imágenes se alteraban, se interpelaban, se influían; un ritmo se manifestaba… Es interesante que búsquedas de novedad acaso instintivas puedan acercarse a las raíces. Destaco este momento de "4", que me pareció muy bueno: primer plano desenfocado y ralentizado del protagonista, audio contranaturalista, vistas de otros clientes que interactúan con aquella vendedora de cine pirata. ¿Una escena de celos? ¿El protagonista está recordando? ¿El protagonista es un sujeto peligroso, que no controla sus sentimientos? ¿Quién es el protagonista? Las imágenes de los otros compradores, ¿significan la realidad (en la diégesis) o representan alucinaciones (aunque sea mínima la intervención del registro)? Las preguntas son otra forma de intriga. ¡Por fin dudas y resquicios en el cine de Quispe y Marcelo!

Luego, ocurre el ansiado quiebre godardiano: se deja de narrar, se suceden nuevos personajes y se busca una especie de contemplación activa. (Al menos por un largo segundo —lo confieso—, yo fui convencional, yo busqué que esos momentos “encajaran”). De súbito, el protagonista de "4", que tal vez atravesaba un proceso psíquico complejo, se vuelve una suerte de eslabón móvil hacia lo inconexo: de su mano, se llega a una larga conversación entre una pareja heterosexual dentro de un cuarto; luego, a una larga conversación entre un grupo de chicas heterosexuales dentro de un aula de estudios; luego, a una larga conversación entre dos chicas dentro de un baño… Entonces, el estilo de Quispe y Marcelo ya es reconocible, porque es lo mismo que nos ofrecieron —insistentemente— en sus videometrajes anteriores, a saber: dilatados episodios de improvisación teatral grabados de manera muy, muy, muy cruda. Ahora bien, esas performances, ¿están grabadas sin rigor?, ¿están grabadas con extrema libertad, novedad e imaginación? Dependerá del ánimo de cada espectador. (Para Mario Castro Cobos, quien, según he entendido, ya figura entre los productores asociados de "4", aquí es pertinente mencionar a Woody Allen). Puesto que me interesa el arte de la representación, se entenderá fácilmente que mi voto sea por la falta de rigor: he visto una retahíla de momentos reiterativos, sin descubrimientos ni epifanías, con un sentido del humor grueso y chato. Si la propuesta de Quispe y Marcelo descansa, en gran medida, en la interrelación de sus actores, el diálogo, el ritmo del diálogo y la sustancia del diálogo están en deuda. No es sorprendente que la forma chirríe, y no es un “problema” o “limitación” del soporte técnico en sí.

Al final, Quispe y Marcelo vuelven a su esbozada y fracturada historia, rizan el rizo y contemplan: usando la terminología de Deleuze, es el anhelado paso del “Todo” a lo “Abierto”. En medio, sin embargo —¿lástima?—, siempre existirá la obra, que es una preocupación técnica, laboriosa, a menudo fría y racional, la forja de un sistema autónomo, un proceso en que ya no interviene la exactitud de las opiniones personales. El hecho de que Quispe y Marcelo logren una coda aceptable no me oculta otro hecho, que juzgo más importante, a saber: "4" es una película lastrada de ripio. Ya es un avance, lo repito, porque los anteriores videometrajes de Quispe y Marcelo eran casi exclusivamente ripio, a consecuencia —me animo a decir— de una mala asimilación del cine asiático de las últimas décadas. (Hasta donde llega mi ignorancia, Quispe y Marcelo son los primeros autores audiovisuales locales que han registrado el Metropolitano de Lima; de inmediato, yo sentí que, por fin, contaban con una locación anhelada: estaciones de metro). Según he entendido, la historia del comprador taciturno y su vendedora de cine pirata se extraviará entre las innumerables historias de incomunicación que… etcétera. Pues bien, a fin de mostrar o reconvenir esa incomunicación, la estrategia de Quispe y Marcelo es radicalísima, pero también ineficaz: nos muestran gente que habla fruslerías y vaguedades. Lo mismo que hizo, por ejemplo, Aldo Salvini en Bala perdida.

Si esas largas secuencias “no narrativas”, pero excesivamente “monologadas” o “dialogadas”, hubiesen encontrado alguna conexión misteriosa, fecunda y sutil con la historia que esboza la primera parte de "4", ¿habría yo visto una buena película? No sé si Eduardo Quispe y Jim Marcelo saben narrar una historia regular y llevarla hasta sus últimas consecuencias —ni ellos tendrían que probarle a nadie que dominan tan difícil arte—; pero, en el caso de que la relación del comprador taciturno y su vendedora de cine pirata hubiese continuado “normalmente”, yo no habría visto una película muy novedosa. Por lo demás, ya en la primera parte de "4" me incomodaron silenciosas cartas bonitas, juguetitos pintados con primor a fin de no ser entregados: sensiblería, cursilería, poesía manida. A Quispe y Marcelo no solo les falta mejorar la calidad de la observación en sí misma, también les falta medir la duración de los planos, estructurarlos, sostenerlos en alguna clase de tensión: inventar una forma.

Carlos Zevallos

14 Comments:

  • At 6:19 PM, Anonymous Anonymous said…

    Pero no entiendo: O sea que Quispe y Marcelo tendrían que mostrar a un cuerito diciéndole a un perdedor -mientras aquella mira a una cucaracha en el piso-: "Ahora entiendo que seas vegetariano" para llegar a las cumbres de la profundidad del diálogo?

     
  • At 10:09 PM, Blogger Carlos Zevallos Bueno said…

    Mario:

    Celebro que hayas publicado este texto, pese a que, cuando te lo di a leer hace un par de días, me dijiste que no valía gran cosa. Celebro que lo hayas publicado, aunque mi primera reacción, casi un berrinche, haya sido desaparecerlo en una coyuntura donde opinar sobre la actividad de Eduardo Quispe ya equivale a una suerte de refrendamiento. Porque tal ha sido el discurso lamentable que ha promovido tu blog en los últimos dias: el artista de verdad, el radical, el panegirista del suicidio genera envidias, así que, en el caso de que opines en contra de su trabajo... ¿Cómo salir de esa trampa? Me preocupan los mecanismos solapados de la censura, lo que Elisabeth Noelle-Neumann ha llamado "la espiral del silencio".

    Me explico: si uno quiere manifestarles una opinión discordante a los profesores de la Universidad de Lima Ricardo Bedoya e Isaac León Frías, el precio es una andanada de calificativos gruesos. Lo he visto durante años y, en las últimas semanas, lo experimenté personalmente: en el blog "Páginas del diario de Lucifer", yo expuse mi opinión sobre un género cinematográfico descontinuado y, al toque no más, León Frías y Bedoya me llamaron fundamentalista, ignorante, conservador, despistado, etcétera. (Bedoya me aclaró que dicho género no estaba descontinuado y mencionó una serie de obras disímiles que, difícilmente, podrían ser encajonadas dentro de un género). Solo un fundamentalista de sus opiniones o un ocioso podría conversar en esas condiciones.

    Pero, en tu blog, ¿cómo va el partido? El tiempo pasa, el tiempo no se detiene... Eduardo Quispe utiliza expresiones sexuales represivas cuando desea ser fuerte y, también, si se le antoja, ofende al ayahuasca, una planta sacra y fuente de conocimiento para culturas cercanas y socio-económicamente subalternas, ¿y tú no dices nada? Manuel Vargas usa un lenguaje homofóbico, ¿y tú les dejas a los anónimos la responsabilidad del "intercambio de ideas"? (Basta de andar repudiando anónimos per se: ahora, todos somos sospechosos de haber escrito un anónimo)

    Pues bien, Mario, te invito a que te pronuncies. ¿Tú también crees que, en 2011, el artista de verdad es una suerte de iluminado y un guerrero?

    CZB.

     
  • At 10:46 PM, Blogger Carlos Zevallos Bueno said…

    Eduardo:

    Parafraseando la Biblia, qué feo tirar la piedra y esconder la mano. Sobre todo, en un radical como tú. Antes de que se consume tu suicidio —¿lo grabarás?, ¿lo usará Jim Marcelo, luego, para el montaje final de “18”?—, te pido que menciones el nombre y apellido de los realizadores audiovisuales limeños seudoindependientes a que te referiste en tu texto: “¿Qué es el cine independiente?” Me parece que también te referías a mí, pero no estoy seguro. No lo merecería, además, porque solo tengo un corto (tú ya tienes una obra), respecto del cual no ha escrito ninguna firma importante del negocio editorial iberoamericano como, por ejemplo, Alberto Fuguet, el autor de ‘Tinta roja’.

    La alusión por debajo de la mesa no tiene nada de nuevo. Con todo, acusarte de insidioso cuando has publicado un texto con tu nombre y apellido sería despropositado. Además, de los realizadores limeños que trabajan con su plata —esos traidores a la causa, que aún no se suicidan—, yo solo conozco a uno que admite la remisión al cine trascendental de Bresson. Tampoco se me ocurren muchos que hayan usado filtros sucios en los últimos tiempos. Así que podría decirse sin injusticia que tu texto es harto transparente. Pero, ya ves, el hecho de que tu combativo y purificador manifiesto no incluya nombres propios atenta contra los objetivos de tu exposición: hasta yo me siento aludido.

    Vamos, Eduardo Quispe, el bien común te lo agradecerá. ¡Desenmascara a esos impostores! Basta el nombre y apellido, no es necesario el número de DNI.

    CZB.

     
  • At 1:16 AM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    Carlos, si tú te crees más artista que Eduardo Quispe, o si Eduardo Quispe se cree más artista que todos los demás cineastas independientes (si este fuese el fondo del asunto), ese es tu problema y el de Eduardo Quispe, respectivamente; no el mío. Ya bastantes problemas tengo yo con los míos (que además juzgo más importantes, por lo menos para mí; y esto, con todo derecho). No me causa especial preocupación ‘la espiral ególatra’ (permíteme decirlo así) de mis amigos. Me importa, como a ti, y como a Eduardo (aunque no lo creas) quebrar la espiral del silencio (¿qué otra cosa ha hecho este blog desde que apareció?).

    Es mi deber exponer a la luz pública lo que cada uno de ustedes piensa, ‘para bien y para mal’ y no necesariamente ponerme a discutir cada punto y cada coma. No soy tutor ni consejero ni asesor de ninguno de los dos ni árbitro del cine independiente.

    Me invitas a pronunciarme. He aclarado ya mi aprecio por películas como Andún, Detrás del mar, Los actores, las películas de Eduardo Quispe y Jim Marcelo, Sinmute, El contorno, Cucaracha, Reminiscencias, Alienados, Cada viernes sangre, El epitafio no me importa... Podría añadir aún más películas (por ejemplo, Existir) y aún otras más que también aprecio, en menor medida... Si al parecer aprecio más películas peruanas que ustedes dos (qué terrible) podría ser porque soy menos riguroso, o porque soy más generoso, o porque tengo mayor capacidad de disfrute, o simplemente porque veo las cosas de otra forma…

    Me invitas a pronunciarme. Si Miguel Vargas es homofóbico y la prueba irrefutable es el uso de la palabra ‘mariconear’ en su texto será bueno que se lo preguntes directamente a él mismo. Si Eduardo Quispe quiere amedrentarnos con ‘fuertes’ expresiones sexuales represivas me imagino que él podrá responderte ya que él escribió ese texto… Lo de la afrenta a la planta sagrada… ya me parece que tu capacidad para escandalizarte es casi escandalosa…

    Oh, el artista de verdad… Manuel Sosa y tú son los más ofendidos por esta idea… ¿por qué tanto dolor? Es que nuestras frágiles identidades posmodernas se aferran aún a esta palabrita, artista… Con todo respeto, me suena un poco tonto, un poco triste y bastante patético ponerse a discutir por esto…

    José Martí, tan admirado por Octavio Paz, escribió estos versos:
    ‘con los pobres de la Tierra/ quiero yo mi suerte echar’.

    Lo que cada quien puede hacer es dar testimonio sobre sí mismo, lo cual incluye seguir lo que le dice su conciencia, no sé qué más se puede hacer. repito: cada uno con su conciencia.

    En todo caso, el que cada uno se crea mejor que los otros, si este fuese el fondo del asunto, evidencia, o bien el alto grado de autoconocimento, y de conocimiento del otro de algunos, o bien la miseria de todos.

    M.C.

     
  • At 11:51 AM, Anonymous Eduardo Quispe said…

    Carlos
    Te has sentido aludido a mis textos, no se atormente tu alma, nunca pensé en "autores" sino en "obra" o mejor dicho, en "motivaciones", por si no lo has notado, el hecho de no mencionar ni sugerir un "quién" es porque me preocupó más el "porqué". ¿crees que me refiero al cine peruano? que haga referencia a algunas cosas presentes en el cine peruano, o que "en todos lados se cocen habas" no quiere decir que me refería sólo al medio (prueba de eso es que ese manifiesto lo publicó cinépata un sitio chileno que se lee en latinoamerica) no me creo estandarte del cine de verdad o el independiente (ni del peruano, ni latino, ni mucho menos mundial), ni mucho menos que me crea superior moral o artísticamente, como mencioné en alguna ocasión; hablo desde mi trabajo, mi posición y eso es todo. No hay más explicaciones.
    Pero, sí, creo ser independiente, porque como en este caso (y aquí se aplica mi texto también, ese que tanto odio atrae), tus opiniones, las del señor Ricardo Bedoya, las de este blog (que no sólo limita a Mario Castro), o las de otro crítico, no me hacen decirme "tienen razón, no sé narrar, debo aprender a estructurar, debo manejar mejor planos, mi audio es repugnante..." etc...sino, sencillamente, mantengo mi posición, respeto mi proceso creativo; tengo una idea, quiero hacer una película, me la planteo en forma y fondo, hablo con mi equipo...hacemos la película, y suceden las cosas, y la película puede cambiar, pero aumentando, no diminuyendo de lo que me había planteado...de igual forma al terminarla, la película tiene su proceso, se ve, gusta, no gusta, en fin...hasta la fecha no he hecho nada que no me haya gustado a mí, sino, ¿qué gracia tendría? pues como sabrás, y sino, te informo, yo no envío mis películas a no ser que me lo soliciten, y no cobro un sol por proyectarlas o por pasárselas a mis amigos de polvos azules...que también busque que se proyecten en espacios afines, claro, pero no condiciono mi película a ellos. He ahí mi texto, nuevamente. Y bueno, resulta que hay críticas de todas mis películas, y no todas han sido favorables, han acusado desde mi falta de "manejo básico de lenguaje" hasta mi mustia y aburrida forma de alargar diálogos que no se sostienen...bueno, pues, he escrito mucho sobre mi trabajo (me encanta hacerlo, a pesar que, también, muchos me recomiendan no hacerlo) y he explicado que me interesan más la renuncia al lenguaje, a la técnica, etc... y narrativamente busco las cosas que no tienen punto de interés regular, o que en muchos casos no ameritarían una escena, más allá de los "puntos muertos", pues me interesa que la gente diga o haga cosas como si no tuviera una cámara al frente, ahí está Perrone (era injusto que nunca lo mencionara como fuente), y ¿porqué lo hago? porque me aburre la "actuación", o lo que se conoce como tal, me aburre lo aristotélico, la estructura convencional (que no niego, puede ser también interesante, gusto de mucho cine tanto made in usa, como de otras latitudes) pero en fin, ese es mi rollo, lo explico cada vez que presento mi película ante el público. Te cuento, "4" la pasan en el C.C. Cafae el 19 de agosto, y después hay un ciclo en el C.C. España en septiembre con las 4 películas que culmina con un conversatorio, si hay algo que añadir o debatir, pues, sería buen escenario.

    Un abrazo.

    Eduardo Quispe

    P.d. Nunca he sido anónimo, no estoy ni a favor ni en contra, pero prefiero siempre hacerme responsable de mis palabras, y firmarlas. Y bueno mejor ni comentar eso de "represión sexual" o la homofobia de Miguel...sólo suscribo las palabras de Mario Castro al respecto.

     
  • At 3:03 PM, Blogger Carlos Zevallos Bueno said…

    Mario César Castro Cobos, Eduardo:

    Sus comentarios me han parecido, de veras, muy interesantes. Les pido unos días para responderlos, porque me trabo que da miedo al escribir y ya está fluyendo un articulito que se llamará "Conversando con dos radicales". Nos vemos aquí, en esta prestigiosa tribuna, dentro de poco.

    Saludos, CZB.

     
  • At 6:54 PM, Anonymous Gisella Barthe said…

    Volver a leer este blog ha sido un verdadero placer, Carlitos Zevallos tu punto de vista me parecio tan interesante como extremista, pero la respuesta de Mario fue realmente genial, yo todavia no veo 4, muy pronto lo hare y pondre en debate mi punto de vista.Saludos.
    G.B.

     
  • At 1:02 AM, Anonymous Miguel Vargas said…

    "Manuel Vargas usa un lenguaje homofóbico, ¿y tú les dejas a los anónimos la responsabilidad del "intercambio de ideas"? (Basta de andar repudiando anónimos per se: ahora, todos somos sospechosos de haber escrito un anónimo)"

    Creo que primero hay que leer bien ¿no? Manuel Vargas no escribió nada. Miguel Vargas sí. ¿Homofobia en mi texto? No, no la hay. ¿Soy homofóbico? Pues no. Ahora, la pregunta que sigue a la afirmación, ¿tiene algo que ver con ella misma? Pues NO.

    Seamos claros. El sr. Zevallos puede decir -mal- mi nombre porque me identifiqué. Sabe -mal- cómo me llamo y sabe que me hago responsable por mis palabras. Y sí, es una cobardía -mariconada para mí- usar el dichoso término "anónimo" para insultar a alguien -sea Eduardo Quispe, Carlos Zevallos o Jim Jarmusch- y esconderse. No repudio los anónimos en sí mismos. No se puede repudiar un buen argumento, una buena idea, un buen comentario que haga alguien que no quiere ser identificado. Se repudia la falta de todo eso en un insulto anónimo. Si un anónimo me dice "imbécil" sin decirme por qué lo dice, nada podré hacer, no podré responderle. Si Carlos Zevallos me dice "imbécil", pues podré responderle.

    Por último, decir "todos somos sospechosos de haber escrito un anónimo" equivale a yo pueda decir "El ladrón cree que todos son de su misma condición", ¿no es así?

     
  • At 6:05 PM, Anonymous Anonymous said…

    Que buena crítica de la película "4".

     
  • At 11:25 AM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    Queridos amigos: estamos intentando hablar de cosas más graves e importantes que nuestros propios egos. Creo que varios de nosotros estamos buscando algo que, efectivamente, no buscaron demasiado personas de generaciones anteriores; es más, podrían creernos locos puesto que no han leído, pensado, entendido ciertos problemas que el cine nos plantea. Les propongo por ejemplo la lectura de este texto, les copio la cita que hace Niney de Deleuze. ¿Tiene o no tiene que ver este procedimiento con gran parte de lo que me atreví a llamar Nuevo Cine Peruano?:

    Lo que se opone al cine de ficción no es lo real, no es la verdad, que se siempre la de los amos y la de los colonizadores: es la función fabuladora de los pobres, en la medida en que proporciona falsamente el poder que hace de ella una memoria, una leyenda, un monstruo. Basten como ejemplos el delfín blanco de Para el seguimiento del mundo, el reno de El país de la tierra sin árboles (Pierre Perrault, 1980) y sobre todo El animal luminoso, el Dionisio de El animal luminoso. Lo que el cine debe capturar no es la identidad de un personaje, real o ficticio, a través de sus aspectos objetivos y subjetivos. Es el devenir del personaje real cuando él mismo se pone a hacer ficción, cuando entra “en flagrante delito de leyendar”, y contribuye así a la invención de su pueblo. El personaje no es separable de un antes y un después, sino que él los reúne en el paso de un estadio a otro. Se convierte él mismo en alguien más cuando se pone a fabular sin jamás ser ficticio. Y el cineasta, por su lado, se convierte en alguien más cuando “se hace intercesor” de personajes reales que reemplazan en bloque sus propias ficciones por medio de sus propias fabulaciones. Ambos comunican en la invención de un pueblo (Deleuze, L’image-temps, p. 196).


    http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2010/12/cinema-verite-y-cine-directo-fragmento.html

     
  • At 12:40 PM, Anonymous Manuel Siles said…

    No he podido leer antes este artículo y lo lamento. Me ha parecido muy bueno. La discusión que ha provocado, en cambio, no ha conseguido interesarme tanto. Pienso, modestamente, que no tiene relación con el artículo en sí mismo. Una pena. Hubiera sido tan especial que alguien bien informado, como la mayoría de los que han escrito, se animara a comentarlo y a polemizar. En vez de eso hay preferencia por pronunciarse sobre las cosas aledañas: si no te gusta la obra que yo aprecio, entonces digo que la tuya es peor ¿Qué tiene que ver el análisis crítico de "4" con unos parlamentos de "Cucaracha"? Misterio. De mi parte mis felicitaciones a Carlos, porque hasta su artículo pareciera que todo el llamado cine independiente o nuevo cine peruano, fuera de una excelencia sin fisuras. Algunos se ofenden cuando alguien como Carlos logra presentar argumentos que revisen las propuestas cinematográficas más autoreferenciales, pero a veces no nos damos cuenta de que al sostener nuestras propuestas con unicamente el discurso de que eso es ser fieles y honestos con nosotros mismos, que hacemos, por último, sólo lo que nos da la gana (punto final de todo debate), estamos diciendo con exactitud lo mismo que absolutamente todos los cineastas de la vieja escuela: con ese argumento es que chicho Durant, Agusto Tamayo, pancho Lombardi y compañía defienden su obra. Encuentro en ese discurso, que suscriben cineastas hubicados en orillas diferentes, un cálido aire de familia. Tal vez haya aquí una pugna entre el presupuesto monoteista de la objetividad, a partir del cual se podría decir sin dudas y con caracter universal cuándo una obra de arte (o cualquier cosa) es buena o mala; y el temible relativismo, que haría que cada obra de arte se juzgara siguiendo tan solo las razones de su autor, con lo cual todas serían sublimes. En todo caso, una obra irrefutable, que no generara polémica y en contra de la cual no se pudiera argumentar, sino sólo marchar agitando estandartes delante de ella, en un mundo diverso y cada vez más politeista y/o ateo, no parece posible.

     
  • At 10:51 PM, Anonymous Alonso Izaguirre said…

    Hola Manuel. Desde siempre me quedó claro que eso que Mario Castro insiste en llamar nuevo cine peruano posee sus diferencias sustanciales. En todo caso, quienes hayan pensado que este grupo de directores es un ‘movimiento’, pues se han equivocado. Porque, valgan verdades, lo único que yo he escuchado hasta ahora, salvo el texto de Carlos y los polémicos escritos de Eduardo, es puro comentario denigrante: la obra de este me parece una huevada, la del otro es de un posero, y sonseras por el estilo. En un contexto así, mi querido Manuel, comprenderás que la desconfianza aparezca, y que uno a veces crea que todo no se trata sino de egos en competencia –vamos, de eso algo hay también y se nota a leguas cuando las personas que piden reflexión y hondura en los demás, solo se queda en el comentario elementa–. Tú mismo preguntas: ‘¿Qué tiene que ver el análisis crítico de "4" con unos parlamentos de "Cucaracha"?’. Bueno, resulta que, para Carlos Zevallos, los diálogos de Eduardo son “fruslerías” –es decir, no hay trascendencia en ellos, importancia– y claro, aparece un anónimo a la caza de este tipo de detalles que inmediatamente le recuerda al autor de la crítica que en su primer corto figura un parlamento que, la verdad, no tiene trascendencia –y ojo que el corto de Zevallos me gustó–. La gente debe serenarse y reaccionar menos escandalosamente, me parece.

     
  • At 6:10 PM, Anonymous Manuel Siles said…

    Exacto Alonso, hay como una cierta necesidad de tomarse las cosas de un modo siempre radical y como si se jugara el prestigio ¿? del llamado nuevo cine peruano en cada articulo o comentario, digamos que nos tomamos demasiado en serio, o, algunos se toman demasiado en serio y recortan espacio para la critica y se suprime la autocritica. Mi pregunta sobre ¿Que tiene que ver..., etc? se referia a que "Cucaracha" (que a mi tambien me gusto) podria ser la peor pelicula del mundo y de todos los tiempos, y eso no le quitaria una coma al texto de Carlos. Seria bacan que alguien publicara un texto critico sobre "Cucaracha" argumentando sobre sus bondades y sus defectos (y las fruslerias que coincidan con las de "4"), creo que vale la pena, pero igual eso no tendria ninguna relacion con el texto de Carlos sobre "4", ni lograria que
    "4" fuera mejor o peor. Yo insisto, el texto de Carlos sobre "4" me parece solido, bien escrito y bien argumentado y hasta ahora, en estos doce comentarios, nadie se ha propuesto decir nada revisando los argumentos del texto. Lo lamento porque me parece que habia la oportunidad para hacer un interesante debate sobre cine, y cine independiente por añadidura, que nos habria resultado saludable a todos, por lo menos nos habria dado un poco de modestia, pero al final hemos acabado hablando de cualquier cosa menos de eso. Yo pensaba escribir algo sobre "Errante Aberrante" y "Objetos" de rafo Arevalo. No lo voy a hacer, se que mis pelas son lo suficientemente malas como para que se descalifique mi texto. Cuidate querido Alonso y a ver si encontramos un dia de la proxima semana y te invito a almorzar, que ya estoy en Lima y gozando de perfecta salud. Un abrazo.

     
  • At 4:31 PM, Anonymous Alicia said…

    Hola Manuel, soy Alicia, nos conocimos el año pasado en la ventana indiscreta cuando pasaste tu corto buscando a claudia que como te djie ese dia a mi me parecio muy bueno, pero aca tu dices que tu cine es malo ¿de verdad piensas eso? no creo. en todo caso ¿por eso no vas a escribir sobre arevalo? no es tas siendo incoherenmte? segun tu mismo di9ces se supone que tu cine bueno a malo no tendria nada que ver con lo que escribirias. A mi si me parece que si tieens algo que decir al respecto deberias escribirlo, sobre todo porque ya has escrito de otras cosas. PArece que a ustedes les da miedo ser criticos entre ustedes y solo sn criticos copn los cineastas viejos, pero si alguien los critica a ustedes entonces ese es un ser despreciable al que hay que atacar hasta que no quede nada de el. Igual que hacen los del viejo cine, si alguien lso critica lo persigen hasta que lo queman vivo y ahora ustedes estan aprendiendo muy rapido todititas las mañas ¿y asi se dicen independientes? por favor.

     

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