LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Thursday, May 08, 2008

TRAINSPOTTING (1998), DE DANNY BOYLE

Esta es (fue, será) la primera 'crítica' que escribí, allá por 1998, para una revista cultural, cuyo nombre no puedo recordar, a instancias de mi buen amigo Gabriel Quispe... Hoy creo que escribiría otra cosa sobre Trainspotting (¿o no?), será cuestión de verla, pero por ahora no tengo ganas.
La heroína y las caricaturas
No es un hecho desconocido que el arte y las drogas son métodos que pueden "abrir puertas" a otros niveles o estados de conciencia, pero esto es algo que parece no interesarle especialmente a Danny Boyle, director de Trainspotting.
El principal problema con esta cinta es la decidida apuesta por al caricatura. Más claro: por lo más inofensivo que pueda tener la caricatura (y que me perdonen los que hacen caricaturas), ya ni siquiera por el retrato, y todavía menos por el documento o el testimonio.
Si bien es cierto que, génericamente, nos encontramos en el terreno de la comedia, eso no impide que, sin dejar de ser "ligera" sea, opueda ser, al mismo tiempo, profundamente reveladora. Dicho con otras palabras, ni siquiera una comedia ligera puede (o debe) tomarse las cosas tan a la ligera. (Y entiendo que en Trainspotting hay alguna 'ambición'.) Y es que aquí se confunde eficacia y capacidad de sugerencia con sensacionalismo y soluciones demasiado fáciles, a las que solo podemos llamra simplonas, oportunistas, efectistas, de cliché, convencionales o mecánicas.



En un inicio prometedor el narrador-protagonista, Mark Renton, nos introduce en su mundo. Y su proclama marginal, lúcida y nihilista, dicha casi a media voz y cargada de un peculiar desapego, tiene el sabor fresco de la denuncia.

Hay, en apariencia, mucho que elegir, pero, en realidad, no hay nada que elegir si todas las elecciones ya han sido hechas por ti... En una palabra, si es que no puedes elegir la libertad.

Así las cosas, la única respuesta es una "no-respuesta", la fuga, la evasión total. (Elijo no elegir, citando a Renton). El medio: la droga, principalmente la heroína. Pero, ojo, la heroína no es la villana. Más bien es una terapia contra el tedio y el hastío, contra el vacío del ser y lo absurdo de vivir. Curiosa terapia. Reacción ante una situación que, de puro previsible, resulta insoportable. ¡Una vida normal!

Pero Renton, al final, y por decirlo así, vuelve feliz al rebaño. ¿Verdadera transformación o mera adaptación? El supuesto viaje de aprendizaje nos deja llenos de dudas. Casi no hay crítica a la sociedad -¿la balanza se inclina hacia el lado del conformismo?-, ni exploración de una realidad innegable y negada (el mundo de las drogas). A Trainspotting no hay nada que reprocharle, a condición de aceptar que nos encontramos únicamente ante un divertimento, un juego hábil sin consecuencias, un ejercicio de estilo.

Mario Castro Cobos

La Cinefilia No Es Patriota


1 Comments:

  • At 1:38 PM, Blogger Unknown said…

    Estimado Mario, la revista cultural se llamaba Cronopia, la cual tuvo unos cinco números si no me equivoco. Vaya, han pasado diez años desde ese primer texto. Buen recuerdo, al igual que los artículos del entrañable Guillermo Gerberding.
    Gabriel

     

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