TRAINSPOTTING (1998), DE DANNY BOYLE
En un inicio prometedor el narrador-protagonista, Mark Renton, nos introduce en su mundo. Y su proclama marginal, lúcida y nihilista, dicha casi a media voz y cargada de un peculiar desapego, tiene el sabor fresco de la denuncia.
Hay, en apariencia, mucho que elegir, pero, en realidad, no hay nada que elegir si todas las elecciones ya han sido hechas por ti... En una palabra, si es que no puedes elegir la libertad.
Así las cosas, la única respuesta es una "no-respuesta", la fuga, la evasión total. (Elijo no elegir, citando a Renton). El medio: la droga, principalmente la heroína. Pero, ojo, la heroína no es la villana. Más bien es una terapia contra el tedio y el hastío, contra el vacío del ser y lo absurdo de vivir. Curiosa terapia. Reacción ante una situación que, de puro previsible, resulta insoportable. ¡Una vida normal!
Pero Renton, al final, y por decirlo así, vuelve feliz al rebaño. ¿Verdadera transformación o mera adaptación? El supuesto viaje de aprendizaje nos deja llenos de dudas. Casi no hay crítica a la sociedad -¿la balanza se inclina hacia el lado del conformismo?-, ni exploración de una realidad innegable y negada (el mundo de las drogas). A Trainspotting no hay nada que reprocharle, a condición de aceptar que nos encontramos únicamente ante un divertimento, un juego hábil sin consecuencias, un ejercicio de estilo.
Mario Castro Cobos
La Cinefilia No Es Patriota
1 Comments:
At 1:38 PM, Unknown said…
Estimado Mario, la revista cultural se llamaba Cronopia, la cual tuvo unos cinco números si no me equivoco. Vaya, han pasado diez años desde ese primer texto. Buen recuerdo, al igual que los artículos del entrañable Guillermo Gerberding.
Gabriel
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