UN CORTOMETRAJE DE BÉLA TARR
Prologue (Visions of Europe), de Béla Tarr
Se trata solo de mirar, pero para mirar tienes que tomarte tu tiempo, hay que mirar lentamente, hasta que el mundo, hasta que el otro, o lo otro, tal vez te devuelva la mirada; una sola toma, una sola larga pero pequeña inmensa intensa melancólica mirada; rostros, como distintas notas fundidas en una misma melodía, un solo movimiento como cansado pero incansablemente continuado, un solo trazo claro como una plegaria, se despliega; es un movimiento como una gigantesca mano íntima, de una calidez devastada y compasiva, solidaria; una caricia que empieza pesada pero que evoluciona aérea, densa, lentamente deslizante, pudorosamente amorosa, con gravedad observadora.
Rostros. Esperando. Quiénes. Personas. Esperando. Son pobres. En filas. Nada más. Algo humano e impenetrable (por aparentemente transparente), un rostro, y otro, y otro… Son tantos. Qué te dicen. Que esperan. ¿Qué esperan? Eso es. Para qué más. Todo está ahí y todo me hace entrar en un trance del que no quisiera salir. Un lugar escondido del ser. Una lúcida hipnosis. Ese movimiento tiene algo, no sé, me hace sentir que los acompaño. Todos, juntos, cerca, y cada uno, solo. Los contemplo como los veo; esperando y sin esperar nada. Embriaguez de una tristeza hipnotizada, suavizada, espiritualizada, casi conjurada. Sí. Casi.
El blanco y negro de una fotografía con la densidad y misterio sensorial de un poema. Maravillosa música, melancólica, densa y a la vez transparente que transmite una sensación de fin del mundo, la aquietadora comprobación de un fracaso que parece que ni siquiera es nuestro, será la propia esencia de la existencia, precaria. Hombres recibiendo comida, de una joven mujer bondadosa y ajenamente sonriente. Dos panes. Un café. Dos panes. Un café. Dos panes…
El lirismo inaudito de Tarr nos hunde, ya no sabe uno dónde. A la vez nos despierta. Estos hombres parecen esperar algo o algo que jamás llegará o que ya llegó y ya se fue. El comentario emocional de la música es como el último abrazo invisible, de alguien que amas, te acaba quemando el corazón. Solemnidad oscura, que se levanta tal vez sobre la grandeza de nuestra nada, extraña, liberadora. Una ceremonia, inadvertida, como tantas, que describe una orfandad, como unos labios muy suaves sobre un rostro trabajado por una vasta extensión de incomprensibles desdichas. Una caricia desolada, melancólica, a esos cuerpos y rostros que son uno, una sola, muy sola, doliente humanidad. La esperanza es como un pájaro exótico que no aparece.
Mario Castro Cobos
4 Comments:
At 7:55 AM, Anonymous said…
tienes razón, en efecto, la falta de solidaridad es el tema de este corto. y es tan bello...
At 8:07 AM, Anonymous said…
tienes razón, en efecto, la falta de solidaridad es el tema del corto. y es tan bello...
At 2:42 PM, A. Ele said…
Hola amigos de Cinefilia. Me comunico desde Cajamarca, deseaba saber si puedo enviarles el link de mi cortometraje, ALFIL,hecho en Cajamarca, con la peculiaridad de haber sido filmado con la opción video de una cámara fotográfica.
Attem
ALAN yBRAHIM lUNA r.
dinosaurioverde@hotmail.com
At 2:47 PM, La cinefilia no es patriota said…
Desde luego, Alan.
Para más precisiones, escríbenos al correo del blog:
lacinefilianoespatriota@yahoo.com
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