LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Thursday, October 18, 2007

MISTERIOSO OBJETO AL MEDIODÍA, HOY, EN EL CINEMATÓGRAFO DE BARRANCO

JUEVES 18.

6:30PM: Al Filo de la Noche (Anatole Litvak).

8:00PM: Misterioso Objeto al Mediodía (Apichatpong Weerasethakul).

9:30PM: Birdcage Inn (Kim Ki-Duk).

http://www.elcinematografo.com/; http://elcinematografodebarranco.blogspot.com/ http://elcinematografodebarranco.blogspot.com/


Misterioso Objeto al Mediodía (Tailandia, 2000).

Una película de Apichatpong Weerasethakul



La película de Weerasethakul me lleva directamente a recordar estas famosas palabras:
“Cualquier creación artística es hija de su tiempo y, la mayoría de las veces, madre de nuestros propios sentimientos. Igualmente cada periodo cultural produce un arte que le es propio y que no puede repetirse. Pretender revivir principios artísticos del pasado puede dar como resultado, en el mejor de los casos, obras que sean como un niño muerto antes de nacer.” Wassily Kandinsky, De lo Espiritual en el Arte.

Sí y no. Hijo pleno de su tiempo, y empleando la venerable técnica del cadáver exquisito (ojo con el poder de esta técnica -que yo sepa, no usada mucho en el cine- para potenciar la espontaneidad y el inconsciente), Weerasethakul se atreve a contar una historia que es ni más ni menos la de cómo nace o se inventa y vive o se transforma una historia; el juego o proceso o azar en el que cada narrador oral rehace o deshace o hace una nueva versión, proceso que es seguido hasta que lo que experimentamos es la sensación real/irreal de que no sabemos en el fondo nada de esa historia, excepto, tal vez, que se transforma. Si creen que me burlo, vean la película.

Hace buen tiempo que una película tan “pobre” y realizada en fecha tan reciente, no me parecía tan asombrosa, tan increíblemente rica y tan libre. Weerasethakul logra “usando los materiales de la realidad” un portento que literalmente emerge de la pura nada ante nuestros ojos. Iluminadora como pocas, empieza lúdica con el super oldie “érase una vez” que induce a pensar en un cuento inofensivo. Pero no. El entorno es contemporáneo y el tratamiento documental. El blanco y negro, fresco, intemporal, muestra imágenes de las calles desde un auto, con lo cual uno advierte que tal vez se trate de un cuento de esos llamados realistas. Tampoco.

Estamos dentro de un auto donde un hombre vocea sus productos. Luego hay una mujer. Llora, como es natural, al contar su desgracia. Esta es la primera historia, emocional, melodramática. Pero luego es sorprendida por la voz del director que le dice y ahora puede contarme otra cosa, no importa si es ficción o realidad. Así comienza. Un simple cuento, el de un niño abandonado y su profesora, va metamorfoseándose hasta parecer la historia del mundo. Si todos la cuentan.

Weerasethakul deja en claro que queremos creer por puro triste hábito que solo hay una historia, congelándola, como en la mayoría de películas, por ejemplo, cuando la historia es siempre “otra” cada vez, la única realidad es la reescritura, la reinvención constante. Acaso esa sea la esencia de la historia. Es como el drama de los pintores, que quisieran imitar la naturaleza, sus colores, siempre cambiantes, a diferencia de lo que son las pinturas, que son colores fijos, muertos. Pero aquí ¡qué historia tan locamente viva se despliega ante nuestros oídos y ojos!

Aparece el micrófono, se ve al director, el carácter de representación, sin drama alguno, puesto en evidencia. El cuento es hecho por el pueblo, a lo largo del país, lo cual es emocionante. Todos se divierten, la pasan bien, al improvisar, es fantástico, el acto de creación colectiva es un gozo insuperable. Una anciana, jóvenes, niños, la historia se pasea, es la protagonista de mil caras. ¿Cuál podrá ser realmente ese misterioso objeto del título? ¿La conciencia humana, fabuladora en esencia? ¿El relato mismo es el misterioso objeto siempre el mismo y siempre otro?


(Estoy harto de escuchar a la gente -incluso a gente “culta”- hablar de lo experimental en un tono extraño, como si desearan confinarlo en un ghetto. Si lo experimental es el chiste de la creación. ¡Si la vida toda es un experimento!).

Distintas personas “son” el chico y la profesora, distintos escenarios son los que albergan la constantemente mudable historia, la maravilla y la extrañeza me invaden para decirme… pero no puedo reponerme y ya unos chicos de escuela hablan de extraterrestres y un tigre… La historia colapsa y no sé decir qué queda. Hemos pasado a otra cosa, pero seguimos en lo mismo, pero entonces qué fue de la historia, pero ¿cuál de todas?

¿Por qué siento en la última escena una exaltación parecida a la que me da Cero en Conducta, de Jean Vigo? ¿De verdad son solo niños nadando y jugando, no hay nada más? La historia termina, empieza. Hay algo que no tiene fin. Que siempre recomienza. La libertad para rehacer cualquier historia.


Mario Castro Cobos


LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA


2 Comments:

  • At 9:03 AM, Anonymous Anonymous said…

    Jesus, qué película.

     
  • At 6:20 AM, Anonymous Anonymous said…

    Efectivamente. Jesús, qué película, pero irrepetible, no se va de la memoria, y su visión fue ya hace unos años, en el festival de cine de Las Palmas. Personalmente me dan ganas de plagiarla de arriba abajo en el entorno de uno, pero lo que averiguo a continuación es la imposibilidad de tal cometido, esto no es Psicosis.

    Patronímico Sánchez

     

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