DE KURTZ A BUSH
"¿Hueles eso? ¿Lo hueles muchacho? Es napalm. Nada en el mundo huele así. Acabará con esta guerra. ¡Qué delicia oler napalm por la mañana! Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos amarillos de mierda. ¡Qué pestazo a gasolina quemada! Me encanta el olor del napalm por la mañana. Aquella colina olía a... victoria."
Hasta que se produce el encuentro. Para esto, hay que decir que Willard, desde el principio de su misión, está obsesionado con el coronel a quien debe buscar y ejecutar. Como el Michale Corleone de El Padrino o el Rusty James de La ley de la calle, el Willard de Apocalipsis ahora! está fascinado con una imagen paternal y mítica, dueña de su propia ley, la figura rebelde de un sobreviviente hundido en una melancólica soledad. Porque ¿No es Kurtz, ese militar que ha impuesto sus propios dominios en medio de un sistema que desprecia por hipócrita y falaz, una encarnación más de "el padrino" Vito Corloene (que interpretó años antes el mismo Brando) como también del hermano mayor (Mickey Rourke) de La ley de la calle?
Si Willard es tan frío para asesinar (como lo ha revelado en el trayecto matando a una joven indígena herida accidentalmente), al igual que el mismo hombre que busca, y si ha sido enviado a esa misión chantajeado por haber cometido crímenes de guerra (los que también cometió Kurtz); entonces, ¿qué los diferencia?
Willard se convierte en un hombre "que ama y que a la vez mata", como le dijo inquietantemente una misteriosa muchacha de la plantación francesa, pero sin saberlo. Kurtz, en cambio, decide asumir conscientemente un papel mesiánico desde su propia certeza, convirtiéndose en gobernante y señor de su propia enajenación -a la que confiere un estatuto suprahumano-. Kurtz reclama así su propia muerte desde el fondo de una soledad tan oscura como su sufrimiento, tan corrosiva y destructiva como su obstinación.
A diferencia de Willard, el coronel es una víctima pero también un monstruo. Rebelándose contra las autoridades norteamericanas, el mejor soldado de todos crea su propio reino en el corazón del territorio invadido, así como el Padrino regenta a su clan bajo sus propias reglas morales -aunque ya al interior de ese mismo país cuyo sistema está basado en la mentira-. Sin embargo, la verdadera "monstruosidad" de estos patriarcas radica en su frialdad para imponer justicia criminalmente, a propia mano. Los dos han usurpado facultades divinas, haciendo de su juicio personal el origen legítimo del castigo más horrendo, dado el supuesto origen "puro" de su balanza moral.
Kurtz es el reflejo aterrador de Willard, y quizá esa sea una de las razones por la que éste se ve resignado a matarlo. Hay un aspecto piadoso pero también salvajemente ritual en el final que le espera a este hombre desquiciado, un rito donde cada uno cumple consecuentemente su papel. Es más, lo extraordinario de la última secuencia es, precisamente, la comunicación silenciosa que establecen ambos. El coronel sabe cuáles son los propósitos del soldado y aún así lo deja vivir, a pesar de que ha podido ejecutarlo en cualquier momento. Kurtz planifica su propio final como una ceremonia largamente esperada, e incluso decide bajo que mano debe expirar. Se trata de un acontecimiento doblemente redentor: después de su muerte se han liberado los dos.
Pero cabe elevar la pregunta a otro nivel. Por algo Welles había intentado hacer, al llegar a Hollywood, su versión cinematográfica de la novela de Conrad que sirvió de base para Apocalipsis ahora! Y es que tanto el ciudadano Kane de Welles como el coronel Kurtz de Coppola constituyen metáforas magníficas de un país que impone a la fuerza los designios que surgen desde su propio juicio, cuando sus gobernantes han decidido convertirlo en el más poderoso de todos como condición de sobrevivencia. Y por último, Coppola se hermana con Welles de otra manera: ambos echaron a andar filmes desmesurados que expresaron ese abrumador aunque no menos trágico espíritu que anida en las entrañas del imperio americano.
Sebastián Pimentel
La Cinefilia no Es Patriota
2 Comments:
At 12:16 PM, Anonymous said…
Aquí en argentina, hay una banda de reggae que me gusta mucho, se llama resistencia, y tiene un tema que le dedican a este señor que está mencionado aquí en el titulo. Dice más o menos así:
"La masacre ahora es legal si el q mata es Bush
el mundo no se horroriza si el q mata es Bush
y se unen las naciones a matar con Bush
y el resto solo mira como mata Bush."
te cuento que soy Ana Lucia de http://chiflame.net/, un sitio que creamos con un compa de la facu para ayudar a los bloggers a que puedan conseguir enlaces y aumentar las visitas a sus blogs, un beso
At 6:34 PM, Jeanne said…
Sería interesante hacer una comparación entre the heart of darkness y apocalypsis now. Ver hasta que punto el endiosamiento de kurtz se encuentra en el personaje de conrad. Me queda como tarea pendiente porque mi profesora de inglesa no me aceptó la idea para la monografía. Creo que ambos develan la periferia de ese ideal de victoria universal, los costados sangrientos y salvajes de la colonización inglesa y la guerra de vietnam. El devenir de la locura en la guerra, de personajes caóticos que viven al margen.
Te invito a mi humilde blog: http://aunamendigapelirroja.blogspot.com
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