IRON MAN (2008), DE JON FAVREAU
Downey entrega todo esto con naturalidad y gusto, tanto cuando se preocupa solamente por vender misiles, como después de que su cautiverio en Afganistán lo obliga a fabricarse un traje de hierro. Esta continuidad en la personalidad del protagonista no se confunde con el cinismo; Stark no disfruta su tiempo de cautiverio ni cuando un misil le mete esquirlas en el pecho, pero se mantiene a flote, vive con ello, lo cual lo hace mucho más denso, ambivalente, más humano.
Luego están los demás personajes, como su asistente Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) que complementa la naturalidad de Downey sin dejar de transmitir tensión sexual, indispensable para el combo chico-chica de una película de superhéroes. Por otro lado, está Obadiah Stane (Jeff Bridges), el amigo de su padre, la figura paterna que terminará por convertirse en un villano gracias a una ambición que pudre el sistema desde adentro, como ocurre cada vez más en películas de entretenimiento que parecen hacer eco de una esfera política tan evidente como corrupta.
El guión sigue presentando aciertos con escenas como aquellas en las que Stark construye su verdadero traje –al que pinta como uno de sus autos de carrera– entregándonos momentos de gracia e ingenio. Jon Favreau ha sabido equilibrar, además, los efectos especiales sin sobrecargar los sentidos del espectador y ha logrado narrar eficientemente una historia de acción con personajes. Mucho mejor que el promedio de películas Marvel y suficiente para meter al Hombre de Hierro entre mis superhéroes favoritos.
Werner Jungbluth
La Cinefilia no es Patriota
1 Comments:
At 8:55 PM, Anonymous said…
buena película, un super héroe moderno
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