LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Saturday, March 08, 2008

NOTICIAS DE LA REALIDAD: INVISIBLES

“Invisibles”
La mirada atónita

Concebida a partir de la sociedad entre Pingüin Films, la productora de Javier Bardem y la ONG
Médicos sin Fronteras -la cual invitó al actor ibérico a un programa de tratamiento y prevención de la malaria en Etiopia con la intención de ayudarlo en la preparación de un papel en el que personificaría a un medico de campo-, Invisibles se asume como un llamado a la conciencia del espectador. Tal es así que su recientemente oscarizado productor hizo explícita dicha intención en la presentación oficial del documental en su país natal. Para lograr su cometido -el cuál hubiera tenido como norte la televisión de no ser por su exitoso paso por la Berlinale 2007-, se convocaron cinco cineastas de renombre: los españoles Isabel Coixet, Mariano Barroso y Fernando León de Aranoa, el alemán Wim Wenders y el peruano Javier Corcuera. A cada uno de ellos se les dio la opción de elegir una de entre las diez crisis más olvidadas por los medios de comunicación, según Médicos sin Fronteras, y realizar a partir de alguna de ellas un cortometraje.


El primero de ellos, “Cartas a Nora” (Coixet), es el menos logrado del grupo. El enfoque que la directora le da al relato fuerza la lágrima a partir de su banda sonora y sobre todo por el tono autocompasivo de Nora, una emigrante boliviana asentada en Barcelona que pretende hacer visible el drama del Chagas, una enfermedad de origen parasitario que afecta a 18 millones de personas en América Latina, dándole voz a las cartas que le escribe a una familiar en Bolivia. Esta vez Coixet dejó de lado La vida secreta de las palabras, se fue a las antípodas y desnudó el sufrimiento humano en su máxima expresión, pero a fuerza de un enfoque tendencioso y pletórico en efectismos.


El de Wenders, en cambio, el más duro de los cinco casos presentados, es donde mejor se aprovechan las herramientas fílmicas para hacer tangible lo invisible. En “Crímenes invisibles”, mujeres que son víctimas de la violencia sexual en las zonas de la República Democrática del Congo donde pervive el conflicto armado interno aparecen y desaparecen por medio de un trucaje que refuerza la fatalidad que han padecido, y que, en la mayoría de los casos, les ha arrebatado parte de sus familias. Pese a una puesta en escena predominante en planos conjuntos estáticos y de larga data, la crudeza con la que se relatan estos crímenes es capaz de estremecer al más indiferente de los espectadores.


Por su parte, la única docuficción del quinteto, “El sueño de Bianca” (Barroso), es la otra oveja negra de esta humanitaria familia. Aquí su director apunta sus balas al sistema socioeconómico que rige el mundo, y que es capaz de sacrificar vidas humanas a costa de intereses monetarios. El problema es que tal corolario se deriva de un planteamiento maniqueo y obvio: dos representantes de una ONG tratan de convencer al emisario de una farmacéutica de que es necesario que su representada investigue y distribuya más eflornitina, sustancia cuya presentación inyectable es capaz de curar la enfermedad del sueño, pero que se produce a cuentagotas a diferencia de su versión cosmética, la cual sirve para eliminar el vello de la cara; mientras Alba, una modelo occidental, no tiene problemas en acceder al producto que deja su rostro límpido, y Bianca, una indigente centroafricana, se muere de sueño.


“Buenas noches Ouma” (León de Aranoa) es mejor. A diferencia de sus ficciones más recientes, como documentalista el director de Caminantes no redunda en dramatismo, y si aparenta hacerlo es con la finalidad de dejar bien en claro una realidad determinada, más que una postura en particular. En este caso, el acercamiento a la tragedia que asola a los niños del norte de Uganda es a través de un primer plano certero y tan saturado en su imagen como oscuro en su discurso. Las imágenes de los night commuters, niños que cada noche se ven obligados a refugiarse en un alberge llamado “El Arca de Noé” para no ser forzados por los soldados del Lord’s Resistance Army (LRA) a unirse a la guerra en la que están enfrascados hace veinte años, alternando el llanto de sus experiencias con la inocencia propia de sus juegos nocturnos son una demostración paradójicamente tierna de esperanza en medio de la adversidad.


En el cortometraje de cierre, “La voz de las piedras” (Corcuera), es el director quien se hace invisible. Tal como en sus trabajos anteriores, Corcuera les sigue el rastro a los marginados, esta vez un grupo de campesinos colombianos que, liderados por Luz, una mujer que ha perdido familia y amigos a causa de la guerra, regresan después de cuatro años a El Encanto, pueblo del que fueron desterrados por fuerzas paramilitares y que ha sido recientemente declarado “zona humanitaria” (territorio civil donde, a diferencia del área de combate, los campesinos pueden ejercer sus derechos). Y lo hace fiel a la herencia de Flaherty: teniendo al devenir como materia prima del drama humano. No en vano su reticencia a los guiones o a cualquier tipo de intervención que discrepe con la espontaneidad y la improvisación de lo encuadrado. Quizá por ello la incertidumbre, cuando no el desconcierto o la sensación de vacío, suceda a la resolución de sus películas. De ahí que en este caso, una vez concluido el retorno de Luz y sus paisanos, frente al ‘árbol de la vida’, “el más alto de El Encanto”’, donde yacen apiladas las razones de la lucha campesina, le reste al espectador un silencio sepulcral en medio del cual resuenan las piedras.

Diego Cabrera

La Cinefilia No Es Patriota


1 Comments:

  • At 10:41 AM, Anonymous Anonymous said…

    Como sugeriendo, podrías habernos enseñado algunos fotogramas, o fotografías, o videos, en la medida de tus posibilidades, que sean más representativas de lo que estás evaluando de los cortometrajes para considerarlas "logradas". Así podríamos reconocer sobre qué herramienta cinematográfica te estás basando, como cuando mencionas la banda sonora (Cartas a Nora), los planos conjuntos estáticos (Crímenes invisibles)o los primeros planos (Buenas noches Ouma).

    Por otro lado, puedes tener razón al decir que las producciones cinematográficas expresan una realidad determinada, sea esta ficticia o no, pero en mi opinión un producto cultural nunca dejará de tener una carga ideológica y por tanto una postura o intencionalidad.

    p.d. Seguramente a Corcuera le gustan los temas de los marginados por su experiencia en Madrid como tal. Ahí les dejo un enlace al respecto:

    http://www.youtube.com/watch?v=7Gz_oyAeNjk

    La Enésima Dimensión

     

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