¡SI NO SUEÑAS NO DESPERTARÁS!

La Ciencia del Sueño, de Michel Gondry

Qué placer: un artista que es él mismo, y que es libre, en este caso, para soñar. Y a fondo, casi sin reservas, en el no otra cosa que sueño que es una película. Se cree que soñar es fácil, pero no. Se necesita mucha fuerza, para no volverse un triste realista, aun entre los hacedores de películas. Se diría que en Gondry, que dirige y ahora también escribe el guión, las fuerzas del sueño fueron acumulándose, floreciendo, destellantes, estallando, adorablemente infantiles y sabias, conmovedoras; maravillosas. Atravesamos jubilosos un bosque azaroso de momentos indiferentes a la esclavitud de la ló(gi)ca. Esta es mi tesis: las imágenes no son solo de lo más importante en la historia; son más importantes que la historia; si se quiere, son la verdadera historia.

Imágenes en stop motion, ingenios diversos, con motor, de plástico, trapo, celofán, cartón… son todo, o casi todo. Son portadoras de lo mejor de un ser humano, no menos bello por “irrealizable”. El sueño se realiza en el sueño y eso es una realidad. Y entonces la realidad queda humillada por los sueños, la realidad, en lo que tiene de pobre sueño gris siempre envidiará su presencia y existencia real. Y una gota de imaginación cambia el mundo para siempre. ¿No lo sabes?

Distintas películas hermanadas como Y la Nave va, de Fellini, Waking Life, de Linklater, o Léolo, de Lauzon, vienen a mí si pienso en La Ciencia del Sueño. Gondry, menos preocupado por “la continuidad racional” de una cierta narrativa, que por la materialización de sus juguetes-símbolos, situaciones curiosas y particulares visiones, sabe que la cotidianidad importa, para ponerla de cabeza. Sabe, que, a cada instante, más allá de lo aparente, hay “otra cosa”…

Profesión de fe en los poderes muy reales del sueño, en otro nivel, relato de la incapacidad de alguien para vivir en el mundo publicitado como real, yo amo esta película porque es una confesión abierta de romanticismo cuando es tan común perder la fe. Una vez leí: Quien no tiene la valentía de soñar, tampoco posee la fuerza para luchar. ¿Y qué es la vida, qué más puede otorgarle un sentido, sino la lucha porque nuestra realidad cobre forma, tanto en el mundo de "aquí dentro" como en el de "allá afuera"? Sí sueño, sí, para cambiar mi realidad. Sí.

Mario Castro Cobos

La Cinefilia No Es Patriota

Otro texto sobre la película:

http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2007/06/ahora-la-ltima-pelcula-de-michel-gondry.html