LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Saturday, June 05, 2010

LA QUIETUD DEL PIONERO. LA MURALLA VERDE (1970), DE ARMANDO ROBLES GODOY. POR SEBASTIÁN PIMENTEL.



La muralla verde aún espera ser descubierta. Se trata de la mejor película de Robles, la mejor hecha en Perú, y una de las más importantes del cine latinoamericano de la década del setenta. Lamentablemente, nuestros críticos de turno la defenestraron, o no le encontraron mayores méritos (1). Eso, sumado a la dificultad de verla, ha hecho que haya pasado inadvertida no solo para nosotros, sino también para muchas generaciones de cinéfilos.

La película se basa en una experiencia personal del realizador. Desde una narración fragmentada, pautada por constantes vueltas al pasado, acompañamos a Mario (Julio Alemán), a su mujer Delba (Sandra Riva) y a su hijo Rómulo (Raúl Martín) en Tingo María. Acogiéndose a un programa estatal que promueve la colonización de la selva, Mario tiene que luchar con la burocracia para acceder a lotes de tierra virgen y poder trabajarlos sin problemas.






Robles presenta la realidad de la familia esencialmente unida a la memoria: experimentamos un ir y venir del presente al pasado y viceversa, lo que se logra gracias a un motivo que permite el pliegue o que sirve de bisagra para la conexión de los dos tiempos: puede ser Mario llamando a su esposa desde lo lejos, la referencia al toro Mendelssohn en una conversación, o la asociación de imágenes por contraste -como la de un molinito al pie de un riachuelo con la de una rueda metálica oxidada que hace subir el ascensor en las oficinas de la ciudad-.

Lo interesante es que esa devolución de uno a otro tiempo es torrencial, vertiginosa, como parte de un sistema interno del filme, de tal manera que es casi imposible hablar ya de flashbacks. A la vez, cada momento está cargado de un sentido particular por la precedencia de su polo contrapuesto -casi siempre es un paso de la vida a la muerte o al revés, de la represión a la liberación, de la oscuridad a la luminosidad-.






Pero no hablamos de un mero juego lógico y repetitivo. Al contrario, Robles no solo logra que, poco a poco, vayamos conociendo mejor el proceso por el que ha pasado Mario (ese sería el uso funcional y narrativo). En otro nivel, la oscilación entre el presente y el pasado tiene dos fines. Por un lado, resalta la naturaleza cambiante del estado de las cosas, subraya su precariedad y finitud. Pero, por otro lado, es una expresión de la fractura que configura la interioridad de este limeño establecido en Tingo María. Mario intenta fundarse de nuevo (a sí mismo junto a su recién formada familia) en un mundo diferente, opuesto al de la capital; un mundo virgen, vital, donde pueda sentirse enraizado con la naturaleza a través del trabajo físico propio del colono que siembra, cosecha, cuida el ganado, etc. Lo que vemos en el filme es este esfuerzo, este intento, pero no estamos seguros de ver o sentir el logro del objetivo. El ir y venir entre el presente y el pasado habla, mas bien, de una lucha personal que amenaza con ser tragada por la memoria, de la dramaticidad de un choque crítico que vive en Mario y que a la vez lo determina: La muralla verde trata sobre una nación partida en dos, y él está en medio de ambos pedazos.

EI protagonista deja Lima por razones que no se han hecho explícitas, pero que Robles expresa a través de su cámara. Los tonos lavados y grises de la fotografía se unen a un paisaje urbano congestionado y moribundo, a unos encuadres que aprisionan la geometría de objetos y pórticos, a una profundidad de campo que expresa el vértigo burocrático cuando se atraviesan pasillos y se suben pisos interminables. Por su parte, el paisaje selvático luce desbordante y está determinado por su amplitud y por tomas panorámicas muy líricas. Pero eso no es todo, hay otro aspecto del lenguaje fílmico que Robles domina con maestría y al que comúnmente no se le presta atención: el sonido. Este no solo sirve de nexo que hilvana o enfatiza -según sea el caso- la colisión entre presente y pasado. El sonido también termina por configurar al paisaje. Por lo general, y sobre todo en las oficinas estatales, lo que escuchamos es el vacío que remarca el eco tétrico de las voces, acorde con el carácter espectral y mortuorio de la metrópoli. En contraste, la selva siempre envuelve con una gama de ruidos frescos, tintineantes y vivos, gracias al oleaje del viento sobre los árboles o al arrullo del río.


En ese sentido, podemos decir que Mario ha captado algo que los demás no, ya que su empresa es vista por los padres de su esposa como una locura. Para él, la salida del subdesarrollo no está en Lima sino en la tierra virgen (si debemos acusarlo de algo, es de recuperar un vitalismo algo anacrónico), y su fracaso contribuye a una notable representación del drama nacional: el suyo es el conflicto del hombre que no se encuentra en su propio país, que se la juega por un espacio inexplorado que no le pertenece y que, a su vez, tiene un espíritu secreto que solo podrá escuchar, que solo podrá mirar al final de la aventura.

Como ya hemos mencionado, uno de los motivos dramáticos más importantes del filme es que Mario lucha por hacerse de su tierra. Además del trabajo duro, tiene que expulsar a escopetazos a unos empleados estatales que destruyen sus sembríos. Gracias, entre otras cosas, al nervio y la fuerza interpretativa de Julio Alemán, Mario da la sensación de ser todopoderoso, lo que se reafirma cuando vemos el disparo (¿imaginario?) que hace al burócrata que tramita la compra de los lotes. Una de las cosas que hay que tener en cuenta para comprender la película es esa actitud omnipotente y desafiante del protagonista, que se cambiará por una presencia extremadamente vulnerable cuando una serpiente muerda a su hijo. De esta forma, volvemos a situar el conflicto que está detrás de La muralla verde. Mario ama esa tierra salvaje en la que ha hecho su hogar, pero lo que se desprende del filme es que él sigue siendo un colono. Y es que este es un territorio al que, a pesar de sus esfuerzos, nunca llega a pertenecer del todo. Eso lo podemos colegir porque, cuando Robles presenta el punto de vista de su héroe, lo hace mostrando a la selva de dos modos: como un mundo idealizado, o como algo de lo que apropiarse bajo el modelo de la producción, de la posesión.

A diferencia de su progenitor, el pequeño Rómulo conoce la nueva tierra como si fuera su espacio originario; lo que se suma a una mirada originaria, aquella que le es propia porque es un ser que empieza a vivir. La suya es una relación íntima con la naturaleza -ama a los animales, como a Mendelssohn, el toro domesticado de la granja familiar- y, como tiene una sensibilidad especial, vemos varias escenas en las que su padre lo amonesta, ya que no lo comprende. Tendrá que ser una desgracia -como en toda tragedia clásica- la que abra los ojos de Mario a una dimensión nueva, esa que su hijo sí percibe.

La muralla verde vuelve al tema de la mirada, algo que debemos entender como diferente a la acción o producción, y que también es escuchar una llamada, tener una actitud humilde, despertar los sentidos desde otra disposición existencial. Se trata entonces de ver, de oír, de sentir la presencia espiritual de un espacio primigenio. Eso es lo que hace Rómulo: el tiempo que sentimos con él da la contraparte al de su padre. EI niño tiene una relación intuitiva con su entorno. Su comportamiento taciturno esta en armonía con largas tomas que lo presentan subiendo al techo de la cabaña y observando en secreto los quehaceres de su madre. Por otro lado, Rómulo pasa los días contemplando el pueblito en miniatura que ha construido al lado de un riachuelo -una especie de minúscula Tingo María hecha de muñecos de plástico, casitas de madera y unos figurines de barro que parecen haber sido confeccionados por indígenas-. Podemos decir que esta replica de juguete es coherente con la perspectiva general del niño: el tamaño del pueblo real de Tingo María es insignificante en medio de ese cosmos natural inmenso e ingobernable del que él se siente parte.

De pronto, al niño se le ocurre que una copa haga las veces de campana, tocada con cada vuelta de un diminuto molino. Y en una secuencia alterna, vemos a una serpiente que sigue el sonido del cristal, lo que finalmente la llevará al chico. Esto es irónico, ya que en una antológica secuencia habíamos visto cómo un toro "se" suicidaba -estrellándose contra un árbol- por tener que abandonar a Rómulo. Ahora, será otro animal el que acabe con la vida de este melancólico niño de la selva. Se trata de una paradoja que también sella la pertenencia absoluta de este personaje con su entorno, el mismo que hasta ese momento seguía siendo "La bella durmiente" (por una radio sabemos que este es el mote de Tingo María) y no había manifestado su poder, ni había representado algún peligro para la familia.

Desde que la serpiente venenosa muerde a Rómulo, la película se hace angustiante, pero también más densa y sabia -las imágenes empiezan a formularnos más interrogantes, a expresar algo muy fuerte en el silencio-. Los esposos se encuentran en el camino y Mario le pregunta a su mujer qué ha pasado, por qué ha dejado la cabaña y ha ido al pueblo. Robles hace una elipsis y los vemos corriendo hacia el hospital a través de un largo travelling. Ya no hay diálogo que valga, solo sirve apurarse para ganarle a la muerte.

Sería un despropósito hacer interpretaciones unilaterales y buscar culpables, como echar la culpa a la burocracia estatal: el antídoto no llega a tiempo, entre otras cosas, porque la llave que abría el cajón respectivo la tenía un médico que había ido a acompañar a la comitiva presidencial que en ese momento visitaba la provincia -un nuevo acercamiento al modus vivendi nacional, el mismo que siempre le hizo la vida imposible a Mario y que sigue estando presente en la recta final de su aventura-. En La muralla verde, hay una concatenación de hechos que desembocan en una desgracia inevitable, ya trazada por la providencia. Y es que también podríamos culpar a la madre: cuando un indígena le propone chupar la herida de inmediato -un remedio tradicional para salvar a la víctima-, ella se niega diciendo, sin pensarlo mucho, que "no hay tiempo". A fin de cuentas, el destino será el que decida la muerte del niño justo cuando Mario llegue con el medicamento.




Es en este punto que la película detiene las vueltas al pasado y se instala en un presente mudo, terrible y pleno de sentimientos encontrados, de desesperación quieta, de aturdimiento total. Los esposos no han podido impedir que muera su hijo, y esta desgracia inconmensurable los pone frente a la imposibilidad de pensar y de hablar, e incluso ante la imposibilidad de consolarse mutuamente o de compartir el dolor. Desde que fallece el niño, desde que la muerte le gana la carrera a un hombre hasta ese entonces imbatible, Robles va a resolver los veinte minutos restantes de metraje sin ninguna palabra, sin una sola conversación. Los esposos van a regresar sollozando en medio del silencio y ya no resonará la voz de la memoria, o la agitación interior del personaje. Mario se ha reducido a la impotencia total, al enmudecimiento fúnebre en un tiempo presente que golpea con dureza cada segundo y frente a un espacio exterior que no deja de interpelarlo.

Entonces, la cámara revelará lo invisible, lo que hasta entonces estaba oculto en la muralla verde. A través de tomas inmóviles que filman paisajes vacíos (vegetación y caminos de tierra), aparece otra percepción de ese medio circundante que pareciera haber adquirido un alma: la naturaleza deja de estar subordinada a la memoria e impone su presencia donde solo se oye el silbido del viento. Ahora, Mario y Delba comparten el silencio de ese respetuoso cortejo de indígenas que han prestado sus canoas para regresar. Esa puede ser la secuencia más poderosa del filme, ya que se aprecia la vulnerabilidad total de los personajes, sumidos en un entorno ajeno del que recién toman conciencia. Están en canoas diferentes y todavía no pueden compartir sus sentimientos. Están más solos que nunca en medio del río, acompañados por indios cuyos rostros hieráticos expresan respeto por el deceso del niño, pero también cierta sabiduría en relación a su hábitat, sabiduría que es parte del paisaje y que pertenece a la misma selva que ahora se convierte, para la pareja, en un lugar inextricable y desconocido, un universo misterioso y quietamente animado.

Mario presta atención al timbre de la copa que suena una y otra vez. Parece que nunca antes se hubiera fijado en él, y eso es muy significativo. Por primera vez, el protagonista mira ese mundo que ahora se convierte en una gran interrogante. Mario se acerca al origen del sonido y observa el pueblito de juguete. Luego rompe en llanto y destruye el molino de su hijo, para acabar con ese sonido terco y permanente. En otro nivel, es una manera de expresar su odio por esa realidad que alguna vez soñó como un paraíso. Sin embargo, pasado el momento de ira, Robles inserta varios primeros planos de los hombrecillos que habitan la maqueta. Algunos se tapan los ojos, otros tienen la boca abierta de asombro, otros tienen una lágrima de barro cayendo por su mejilla. ¿Son los espíritus ancestrales de la selva que comparten su dolor? ¿Son los muertos o fantasmas de los que alguna vez se tragó esa muralla verde? El hombre se detiene en los gestos pasmados de esas figuras, y luego decide reparar la minúscula campana. El sonido vuelve, intermitente y punzante, y pareciera que ahora lo acepta con respeto. ¿Es el latido de la selva que Mario recién puede escuchar? Lo interesante no es sólo que estos veinte minutos hacen estallar un indómito y casi "divino" poder expresivo del espacio y del silencio. También se ha dejado de poseer la naturaleza para contemplarla, para oírla y mirarla, así como se ha trastocado la ambición por la humildad.

Por último, hay una tensión, un dolor contenido que espera un desahogo mutuo. Porque, ahora, el desamparo se ha hecho patente y obliga a ver de frente ese cosmos inmemorial. Entonces, cuando la oscuridad empieza a cernirse sobre el rostro de Mario, veremos romperse los diques de la vergüenza y la impotencia por breves segundos, antes de que un preciso congelado cinematográfico haga el puyazo final. De esa forma, Armando Robles da término a un drama de dimensiones trágicas, que convierte a un personaje poderoso y vigoroso -que se sobreponía a la pusilánime resignación de los limeños- en el más frágil de los mortales. Pero también podemos finalizar diciendo que La muralla verde muestra los paradójicos esfuerzos de un hombre por ser feliz en una nación quebrada, imposible.

(2005)

Notas
(1) Se trató de un recibimiento negativo de la critica peruana, más no de la critica internacional. La muralla verde ganó, en 1970, el Premio Hugo de Oro a mejor película y el Premio Especial de la Crítica en el Festival Internacional de Cine de Chicago, lo que le abrió las puertas al mercado norteamericano y a algunos festivales europeos.




62 Comments:

  • At 2:15 AM, Anonymous Anonymous said…

    Qué paja, la obra maestra del torpe Robles Godoy!

     
  • At 4:06 PM, Anonymous Isaac León Frías said…

    Error: la mayor parte de la crítica peruana escribió favorablemente acerca de la película en su estreno (en El Comercio diario y dominical,en La Prensa, en Expreso y en otros diarios). Alfonso Latorre, Alfonso Delboy, Augusto Geu, Hugo Bravo,
    que eran los críticos influyentes en esa época (salvo Geu, que escribía ocasionalmente en el Dominical de El Comercio, también muy influyente, dominical muy influyente, por cierto)más otros, entre ellos los artículos
    de los columnistas Leopoldo Chiappo (en Expreso) y Elsa de
    Sagasti (en la Prensa) fueron muy favorables. Las críticas desfavorables fueron minoritarias y
    periféricas (no en diarios sino en
    dos revistas, el semanario Oiga y la revista en ese entonces trimestral Hablemos de Cine que publicó la crítica cuando la película hace rato había salido de la cartelera de estrenos). Una vez más, Pimentel no se informa, no investiga, no indaga, no pregunta,
    no confronta fuentes. Hace afirmaciones a partir de supuestos
    o, vaya a saber uno, de tercera o
    cuarta mano, suponiendo además que
    Hablemos de Cine ejercía una influencia crítica que, en realidad, no era tal. El peso mayor estaba en esos años en los
    diarios, como lo ha seguido estando por mucho tiempo.

     
  • At 6:56 PM, Anonymous Anonymous said…

    Usted, señor Leòn, tambièn hace afirmaciones a partir de supuestos o de terceros: llamò “ocioso” y “fungir de codirector” a Pimentel, sosteniendo que “…la información circula”... Muy bien, muy bien... Se predica con el ejemplo, no dicen?

    Hola Yola!

     
  • At 7:59 PM, Anonymous Anonymous said…

    Osea León podemos concluir que las películas "Mañana te cuento" "El Bien Esquivo" "Bala Perdida" "Ojos que no ven" y varias de ese grupo son mejores que "La Muralla Verde" según tus críticas y opiniones?
    ¿Como sustentas esta opinion?

     
  • At 10:42 PM, Anonymous fabriciorebatta said…

    Robles Godoy es uno de los pocos cineastas peruanos que dominaron el lenguaje, aunque a veces haya pecado de repetitivo. Aparte de "La muralla verde" me gusta "Cementerio de elefantes", "En la selva no hay estrellas", y "Espejismo". Algunas escenas de "Sonata soledad" también. Que pena que tuvo una despedida cinematográfica tan mala, y q pena también que "Ganarás el pan" desapareció de la faz de la tierra y sea tan difícil encontrar comentarios de ella.

     
  • At 12:25 AM, Anonymous Isaac León Frías said…

    Si se compara la recepción crítica
    de La muralla verde en el Perú y
    en el extranjero, aquí fue mucho más favorable. Es verdad que ganó premios en los festivales de Chicago y Moscú, pero el único crítico extranjero conocido que
    escribió a favor fue el norteamericano Roger Ebert. La película no recibió la atención de
    ninguna de las revistas de cine
    importantes a nivel internacional
    (Sight and Sound, Film Comment,
    Cineaste, Cahiers du Cinema, Positif, Nuestro Cine, Cinema Nuovo, Bianco e nero, etc.)y tampoco se consignan críticas
    favorables en su estreno en Santiago y Buenos Aires.
    En realidad, aquí y no fuera (dejando de lado a los dos festivales señalados), la película
    recibió los comentarios más entusiastas y además recibió el
    premio a la mejor película otorgado por el Instituto Nacional de Cultura. No es verdad que tuviera un recibimiento negativo
    ni que los críticos de turno la
    defenestraran o no le encontraran
    mayores méritos. Todo lo contrario:
    los críticos de turno fueron los
    más encendidos defensores de La
    muralla verde.

     
  • At 9:44 AM, Blogger Anahí Vásquez-de-Velasco Z. said…

    Con respecto al toma y daca crítico, hay que considerar que un comentarista tiene acceso a ciertas fuentes y se desarrolla en un contexto espacial y temporal distinto al de otro crítico (diferencia de edades, por lo menos). Siempre va a haber desacuerdo de ideas y opiniones. En vez de eso ¿por qué no enriquecer la información para nosotros, los lectores? ¿Por qué tenemos que soplarnos este duelito ridículo? Es un pleito vano de egos y por lo menos con esa actitud, León, queda por los suelos con toda su experiencia cinematográfica. Hay un límite para la subjetividad e igualito: para la objetividad. Ya trató de explicarlo Mario.

    Por otro lado, lo que sí me interesa comentar de la cinta, es el asunto del motivo por el que en una historia se conoce el por qué de algo. Alguna vez he escrito un par de guioncetes y solo querían saber de mí directamente, el por qué de esto o lo otro. Si es la historia escrita por alguien, ¿por qué tendría que explicar o saberse por qué el protagonista u otro personaje hizo esto o lo otro, si el autor no cree necesario darlo a conocer? Se supone que el público realmente animado por un cuento, participa de ese investigando en su propia vida. Es ahí cuando una obra deja de ser solo de uno para ser también de otros. Ése, es el sentido del arte. Si en 1970, alguna parte de los espectadores o algún sector de la crítica incomprendió eso, piña. (Todo esto es según mi humilde contexto, que no me ha dejado saber de esta película sino hasta hace menos de diez años y obviamente, no la he visto a pesar de haberla buscado y quisiera verla, con ansias).

    Retomando la criticadera entre críticos -y no crítica cinematográfica- si a León o a Castro (que es mi amigo) o a Pimentel, la película equis les merece tal o cual opinión: bacán. Ya el lector-espectador, verá al final, la película que le dé la gana. Lo que me arde es el enfrascamiento estúpido que una de las partes, con mayor fama en el medio, sea tan obtusa y cretina. Qué mal ejemplo para la siguiente racha de críticos sr. León. Y mil perdones por los adjetivos, pero esto ya fue el colmo. No los pude evitar.

    Y opino como artista, como promotora cultural y como público; no como crítica de cine.

     
  • At 10:34 AM, Anonymous Rómulo said…

    La crítica cinematográfica es una masturbación individualista, imposible de satisfacer egos disímiles. Son simplemente opiniones que se enredan en lo inconexo que resulta el comprender de cada persona. Es casi como cuando uno se viste y evita hacerlo como otro cualquiera. Cada quien tiene un modelo pre-establecido para percibir las cosas. Pueden existir coincidencias (claro que sí) pero siempre terminarán por ser opiniones distintas. Eso es lo adictivo del cine, lo que engorda los debates que se quedan congelados en la anécdota. León Frías comete un error básico. Cree que su conocimiento puede vulnerar cualesquier opinión ajena. Argumenta con una claridad meridiana la teoría de la imbecibilidad... el problema es que algunos les gusta (y disfrutan a plenitud) revolcarse con él en ese lodo lleno de vanidades. Si estos ejercicios de falsa autoestima produjeran dinero, León Frías sería un magnate. ¿Lo será?

     
  • At 11:04 AM, Anonymous Anonymous said…

    Que uno sea joven no quiere decir que puede afirmar cualquier aberración histórica, para eso se investiga. Si fuera así los historiadores jóvenes afirmarían inexactitudes a cada rato. Uno puede dar datos correctos sobre la propaganda nazi sin tener que haber vivido la II guerra mundial.

     
  • At 11:14 AM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    Una vieja sentencia del derecho romano:

    Abusus non tollit usum.

    "Indica que el uso adecuado de algo no debe restringirse porque se produzcan abusos; un ejemplo podría ser el consumo adecuado de alcohol: muchos cardiólogos alaban las virtudes de tomar una copa de vino en las comidas lo que no deja de ser saludable por el hecho indudable de que el consumo excesivo de alcohol es muy perjudicial o de que el alcoholismo es la peor de las adicciones."

    Matices de traducción. El abuso no suprime el uso o El abuso no quita el uso o El abuso no impide usar una cosa debidamente.

    Y otra más, que no sé si se aplique, pero es interesante al menos como metáfora:

    Abusus nos est usus, sed corruptela.

     
  • At 12:50 PM, Blogger Anahí Vásquez-de-Velasco Z. said…

    ...no sé si sea "aberrante" lo que indican algunos. El que quiera estar seguro de una afirmación de un supuesto autorizado en un campo, que lo investigue con la hondura de la que sea capaz. La indicación puede ser probable, comprobable, reprobable o improbable, pero no aberrante. Y no firmar una opinión tóxica, eso es aberrante.

     
  • At 1:28 PM, Anonymous Anonymous said…

    A ver, a ver alguien se acuerda de Alfonso Latorre, Alfonso Delboy, Augusto Geu, Hugo Bravo, etc etc? Son citados? Eran críticos de cine exclusivamente o comentaban tambien obras de teatro, de literatura, etc?

    ¿Quienes en esos momentos tenían una revista especializada y que ejerció influencia a nivel latinoamericano incluso hasta hoy? ¿Chacho no era parte de Hablemos de Cine?

    ¿Quien dijo que la muralla verde era neofascista en un ensayo especializado de Hablemos de Cine?

    Conclusión: Ya pues Chacho, no quieras pasar piola intentando decir que tu opinión no contaba y minimizando Hablemos de Cine, frente a un crítico de un periódico x. Asume que La Muralla Verde fue ignorada y vapuleada por tu grupo, y que por eso nadie se interesó por ella en mucho tiempo.

    Rafael

     
  • At 3:16 PM, Anonymous Anonymous said…

    "¿Quienes en esos momentos tenían una revista especializada y que ejerció influencia a nivel latinoamericano incluso hasta hoy?"

    Los hablemosdecinemistas, desde luego. Chacho militaba ahí.

    Francamente, las respuestas de Mario, los godard boys y su caballería, son antológicas por lo risibles.


    ¿Pimentel no dijo una vez algo como "lo que debería saber León Frías es que él y su generación fracasaron"?

    Y ahora, en la réplica a León Frías, se usan las palabras: "revista especializada y que ejerció INFLUENCIA A NIVEL LATINOAMETICANO INCLUSO HASTA HOY".

    En las riñas de chibolos se observa mayor coherencia, francamente.

    Y es cierto, Hablemos de Cine tiene repercusión hasta el día de hoy, cosa que Godard! anhela desesperadamente. Ahí únicamente se leen comentarios de vergüenza ajena (en el mejor de los casos) y ataques gratuitos dignos de adolescente acomplejado.

    Y Mario, por una vez ten un ápice de valor, deja de expectorar discursos convenientemente manipulados cuyo real significado eres incapaz de comprender (el del 30 de mayo fue particularmente apoteósico...por lo ridículo) y sosten, tú y tu troupe, el debate público y en terreno neutral que zanjaría esta larga polémica; polémica que tú y los godarditos iniciaron, para luego esforzarse en evitar todo tipo de confrontación REAL, tomando como pretexto cualquier cosa que evidenciaba simplemente una cobardía digna del más apolillado (tanto a nivel físico como mental) vejete.


    Carmen Herbozo, una antiroblesgodoyista y contranuevocineperuano, además de fan enamorada de los críticos viejos según el esquema simplón de los nuevos guerreros que se chupan ante un debate público.

     
  • At 3:48 PM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    No lo creo, amable lectora; más bien yo sospecho que era el Sr. León quien no entendía bien la cita, pues en un comment a mi segundo texto (El campeón de la objetividad) dice que recién se entiende más claro. ¿Será que no lo entendió bien antes?

    Yo puse el link al texto completo, a la primera cita, la cita científica, así que no diré que el Sr. es un ocioso, sino solo que parece que no se tomó el trabajo, por ejemplo, de averiguar lo que significa cibernética en el contexto de la cita. Y sus comentaristas lo siguieron alegremente en eso de que soy un platónico en las nubes...

    Amable lectora: ¿te tomaste tú el trabajo de leer completo el texto que cité?

    Amable lectora, debo confesarte algo: lo hice a propósito, sí. Puse esa cita para probar que el Sr. León habla de objetividad pero epistemológicamente no sabe muy bien qué hay detrás de sus propias palabras. Y que se marea con la jerga que un académico -tengo la impresión- debiera dominar sino al menos entender...

    Y si le 'traduje al castellano' la cita que al parecer solo así entendió, no es mi culpa, solo cerraba con broche lo que quería probar.

    Amable lectora, una pregunta: luego de lo que te he dicho (uno espera lectores sutiles) ¿te sigue dando la impresión de que no sé lo que hago, de que no sé de lo que hablo y de que no sé qué es lo que cito?

    M.C.

     
  • At 3:53 PM, Anonymous Anonymous said…

    La Muralla Verde es una gran pelicula y las nuevas generaciones la están redescubriendo, para mala suerte de los viejos criticos antiroblesdodoy y contranuevocineperuano...

     
  • At 5:50 PM, Anonymous Anonymous said…

    He observado La muralla verde y me parece un largometraje exquisito en su concepción estructural, un ejemplo de futurología en el correcto uso del lenguaje cinematográfico. No conozco al tal Robles pero seguramente es uno de esos capos que se los traga la mediocridad de otros. Buen blog.
    Mario Saldarriaga

     
  • At 6:13 PM, Anonymous Anonymous said…

    Una sana contribución. Si no les molesta les recomiendo las siguientes películas:
    Aller et retour (1948), Le rideau cramoisi (1953), Les mauvaises rencontres (1955), Une vie (1958) y La longue marche (1966). Todos de Alexandre Astruc, un notable teórico francés que se atrevió a la realización de su filosofía cinematográfica. Saludos a todos menos a León, quien ha demostrado poca tolerancia y un fanatismo digno del más recóndito fundamentalismo de lo absurdo.

     
  • At 9:57 PM, Anonymous Anonymous said…

    Le corres al debate Castro.

     
  • At 10:23 PM, Anonymous fabriciorebatta said…

    comentarios al comentario en lugar de comentarios al artículo y al autor - obra mencionada. que aburrido.

     
  • At 9:38 AM, Anonymous Anonymous said…

    Chacho se sigue creyendo dueño de la verdad, pero solo hay que investigar un poco para que se caigan sus mentiras

    Alfonso Latorre fue dramaturgo y hombre de teatro, comentarista cultural, crítico literario, no era crìtico especializado de cine (error !!!!)

    no será que "la crítica de turno" que "defenestró" La Muralla fue la crítica especializada en cine -revista Hablemos de cine-, y no comentaristas o periodistas culturales (Latorre, Delboy)?? (error !!!!)

    Y en cuanto a lo del homenaje que hicieron los godards a Robles, fue el primer homenaje que le hizo un grupo de críticos de cine peruanos, no alguna municipalidad ni Edgar Saba con su festival de la católica.... (error !!)

    Chacho no eres más que un fiasco, no eres el dueño de la verdad, Roger Ebert ganó el Pullitzer y amó La muralla verde, mientras que tú la acusaste de FASCISTA y ahora quieres quitarle el carné de crítico a todo el que atente contra tu palabra sagrada -incluido el autor de este blog??

    no pues, no te pases!!!

    Pablo

     
  • At 10:10 AM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    Al hablar de crítica y de críticos también se está hablando de cine, aunque no parezca...

    Pero lo otro es verdad también. Así que ¡hablemos de películas!

    Gracias por la participación de todos sin excepción.



    M.C.

     
  • At 5:07 PM, Anonymous Anonymous said…

    ALAT hizo crítica de cine 30 años.

     
  • At 6:15 PM, Anonymous Isaac León Frías said…

    Alfonso Latorre (1928-2002) hizo
    crítica de cine de manera regular
    inicialmente en el diario La Crónica a partir de 1960 y luego fue el crítico estable del diario Expreso durante más de 10 años. Más adelante escribió en El Comercio hasta los años 80 en que fue decayendo la regularidad de sus columnas de cine en favor de una mayor dedicación al teatro que en sus últimos 15 años de vida fue su labor principal, sin dejar de ver cine en salas, aún enfermo. Por cierto, fue también un periodista cultural, como lo es desde hace mucho Federico de Cárdenas en el diario La República. Pero, además,
    Latorre (o ALAT) fue profesor de
    crítica cinematográfica por muchos años en el Instituto de Periodismo de la Universidad Católica y participó muy activamente en actividades de difusión de la cultura cinematográfica durante varias décadas. Considero una
    tarea pendiente la recopilación de
    sus artículos, especialmente los
    que escribió durante sus primeros 15 años.
    Alfonso (Pocho) Delboy no fue un
    periodista cultural, fue un comentarista cinematográfico del
    diario La Prensa y su suplemento
    7 días del Perú y del mundo desde
    los primeros años 50 hasta la confiscación de los diarios en 1974.Más adelante continuó haciendo
    crítica en Expreso, alternando con
    el comentario político. Fue uno de
    los periodistas cinematográficos
    más influyentes del medio.
    Cuando Pimentel menciona a "los
    críticos de turno", a quién hace
    referencia? ¿acaso a quiénes escribíamos en una revista especializada y en
    controversia permanente con los
    críticos de los diarios (Delboy,
    Percy Gibson, Hugo Bravo, en menor
    medida el mismo Latorre, entre otros)? ¿qué nos otorgaba el caràcter de críticos de turno cuando las ediciones de la revista
    no correspondían con el estreno de las películas y la revista en su mejor momento no superó los 2,000 ejemplares a diferencia de los diarios que cubrían la actualidad y llegaban por lo menos a decenas de miles de lectores?

     
  • At 11:37 AM, Anonymous Anonymous said…

    Chacho miente de nuevo.

    Por todos es conocido que antes de "Hablemos de cine" solo había periodistas cinematográficos, no CRITICOS ESPECIALIZADOS.

    Ya se sabe y se ha reconocido que los primeros en acceder a la moderna teoría crítica del cine y al análisis de cine através de Cahiers du Cinema y Film ideal fueron los de Hablemos de cine, gracias a Desiderio Blanco. Los primeros que empezaron un análisis-cinematográfico-no-periodístico (o sea, no opinión periodiística, con todas las limitaciones que implica) fueron los críticos de Hablemos de cine.

    Por eso Chacho habla de "comentaristas cinematográficos" y de "periodistas cinematográficos". Eran periodistas antiguos que no salían del "periodismo" cinematográfico. La "crítica" llegó con la revista especializada Hablemos de cine. ¿Por qué no pervivieron los comentarios elogiosos de Delboy, Hugo Bravo, Latorre y algún "hombre de cultura" de diarios y periodicos desaparecidos, por más inteligentes que hayan sido? ¿por qué ha pervivido la visión negativa de Robles de la gente de Hablemos de Cine, léase León y Bedoya?

    Chacho sigue queriendo decir que la crítica de turno fue la de los viejos periodistas de cine o comentaristas culturales y no la de los CRITICOS DE CINE que fueron ellos, los de Hablemos de cine.

    Ellos, los de Hablemos, fueron los críticos ESPECIALIZADOS de turno y por su culpa, por la labor hegemónica que cumplieron y quieren siguen cumpliendo, La muralla verde es una página olvidada en la historia del cine peruano, como dicen los godards. Esa no es la culpa de Alfonso Delboy ni de Hugo Bravo ni de Juanito Pérez Chacho León, sino de usted y de Bedoya.

    por lo menos asuma su papel y sus perferencias, ya déjese de hacer el notario público y sobre todo déjese de lavarse las manos, ya tiene bastantes años para endar con esas mañas que nadie se las cree

    Rafael

     
  • At 3:11 PM, Anonymous Isaac León Frías said…

    Ni me lavo las manos ni utilizo ninguna maña. Insisto en que no fue "un reconocimiento negativo de la crítica peruana". Insisto en que, cuando se hace una referencia a los críticos de turno, se está mencionando a los críticos (que eran eso, tuvieron columnas por muchos años, por discutibles que
    sean)de los medios de mayor influencia y no los de una revista minoritaria de alcance muy limitado y muy cuestionada, además, por el medio cinematográfico y el ambiente cultural de la época. Hablemos de Cine empezó a ser reconocida en el extranjero (en Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, México, incluso España, países donde iba casi la mitad del tiraje)antes que entre nosotros. Por cierto, ALAT fue
    un buen crítico por mucho tiempo,
    con una gran capacidad analítica que pocos tienen hoy.
    No creo que se pueda decir que la crítica llega al Perú con Hablemos de Cine, pues esa sería una presunción excesiva. Lo que sí podría afirmar es que con Hablemos de Cine llega una crítica joven y renovadora, con criterios distintos a los que dominaban en esa época, entre ellos los que el mismo Robles Godoy había
    enunciado en su columna durante los 12 meses que ejerció la crítica entre 1962 y 1963.
    Otra cosa es que algunos hayamos
    permanecido activos y que, no las
    críticas del momento del estreno,
    sino comentarios posteriores en revistas o libros, hayan tenido algún pequeño efecto. Eso que se ha escrito posteriormente o la
    controversia con Armando que se mantiene hasta los años 90 (no por sus películas, sino por sus enunciados sobre el lenguaje misterioso y sus ideas sobre el cine)es lo que llega a oídos de Pimentel y de otros. La lectura de la crítica de Hablemos de Cine fue posterior.
    Pero la razón principal por la que La muralla verde ha sido una
    página olvidada en la historia del cine peruano no está en lo que se
    haya podido decir antes o después,
    sino en el hecho de que durante casi 30 años no hubo manera de acceder a ella y ahora mismo la
    versión en DVD es pobrísima. Es
    urgente hacer un trabajo de restauración y digitalización de esa película.
    Por esa misma razón siguen siendo páginas olvidadas de la historia del cine peruano Palomillas del Rímac,Gallo de mi galpón, De carne somos, La lunareja, Penas de amor,
    los cortos del Cine Club del Cuzco, los de Arturo Sinclair, los de Pablo Guevara, el corto de Fernando de Szyslo Esta pared no es medianera (tributario del surrealismo),los trabajos de
    Antonio Wong Rengifo en Iquitos,y los mismos cortos de Robles
    y muchos otros films, cortos y largos. No son accesibles. No se pueden ver.

     
  • At 4:06 PM, Anonymous Carlos Orellana said…

    Que debate para patético y ocioso.

    Que a unos les guste "La muralla verde" o la hayan "redescubierto" no significa que deba ser un canon o que para todo el mundo deba ser la "mejor película hecha en el Perú". ¡¡¡Por favor!!! No hay nada más insoportable que un crítico que pretenda imponernos su opinión como si fuera una ley sagrada. Pasa igual que cuando se inició hace años el debate sobre Kubrick. "La gran ilusión" publicó un dossier sobre él y "La naranja mecánica" estuvo en una lista de películas para las que se publicaron opiniones a favor y en contra. Godard! se rasgó las vestiduras: ¡¡Cómo osaban esos miserables a profanar el nombre de Kubrick!! ¡¡HORRORRRRR!! Como si todo Kubrick fuera intocable o todas sus películas fueran obras excelsas. Este debate va a seguir y seguir mientras una sarta de ayayeros siga creyendo que Pimentel y Castro Cobos son los adalides de la nueva crítica y que están redescubriendo la historia del cine para nosotros los pobres legos ignorantes.

    Y a Anahí: sinceramente te me caíste. Eso de decir que Castro es tu amigo no es algo para enorgullecerse precisamente.

     
  • At 4:32 PM, Anonymous Anonymous said…

    Hablemos de cine condenó La Muralla Verde y la acusó de fascista. Incluso puso en duda sus prwemios ganados en el extranjero (Increíble!).

    Una cosa es una reseña en un periódico, otra un ensayo extenso en una revista especializada que tuvo gran influencia en Latinoamérica y el mundo. Más aún cuando no existía internet.

    ¿Quién se encargó de decirle a sus colegas latinoaméricanos que La muralla Verde no valía nada? Respuesta: Hablemos de cine, revista que reunió a los críticos de cine especializados.

    ¿De qué sirvió el comentario de Latorre en un periódico? De nada. En cambio, León, Bedoya y De Cárdenas con Hablemos de cine y La gran ilusión, y con sus libros de historia del cine, son los que han hecho que se haya olvidado o menospreciado La muralla verde.

    Chacho quiere equiparar una reseña en un periódico con ensayos extensos de revistas especializadas.

    El comentario de Pocho Delboy no lo ha vuelto a leer nadie. En cambio, la influencia de las publicaciones especializadas no coyunturales es lo que perdura, y también el libro de Bedoya donde Robles no sale muy bien parado que digamos.

    Chacho los críticos de turno no son gacetilleros ni comentaristas eruditos. Son los especialistas organizados.

    Pablo

     
  • At 5:03 PM, Anonymous Anonymous said…

    a proposito..que opinan de los nuevos ganadores de CONACINE?
    incluida la hijita (joanna) y el guionista (eduardo)de la ultima peliculita de papá?

    a parte del guionista del bodrio mas grande el cine peruano "Django" (vizcarra)
    ...
    bien escandaloso no?

    QUE VIVA EL ARTE! QUE VIVA EL CINE PERUANO!!!

     
  • At 6:30 PM, Anonymous Anonymous said…

    chacho sigues haciendo historia....

    no solo apedreas a los críticos jóvenes sino que repartes premios vergonzosos

     
  • At 11:25 PM, Anonymous Max Tello said…

    Basta de anónimos, Castro!!

     
  • At 9:02 AM, Anonymous Anonymous said…

    para max y oscar

    Ricardo Bedoya llamó a Kubrick "tapicero del siglo XVIII" y "misántropo" en un artículo publicado en El Comercio, además de sacarle la mugre a "La naranja mecánica" repetidas veces. Claro que eso nunca lo diría de su amigo Chicho Durant.

    Para Bedoya las peruanas "El bien esquivo" y "Bala perdida" SON MEJORES que "Barry Lyndon", "La naranja mecánica", "El padrino" y "El hombre elefante" (ver críticas de Hablemos de cine).

    cada quien con sus gustos Orellana

     
  • At 9:37 AM, Anonymous Anonymous said…

    ¡Recristo!! no me sabía de la inquina que le profesa el Bedoya a esas pelis de Kubrick, Coppola y Lynch, las cuales amo con todas mis fuerzas. Ahí está que defeca fuera del inodoro el señor. Pero bueno, considerando que por acá se consideran cintas destacables a bodrios impresentables como Encierro, Los Actores o Detrás del Mar, como que los gustos del Ricardo casi adquieren cotas de inofensiva extravagancia.


    Y Bala Perdida es tan ridícula que terminó gustándome. Buena mierda, como diría Mickey Spillane.


    María Isabel Álvarez, otra antiroblesgodoyista y contranuevocineperuano, además de fan enamorada de los críticos viejos según el esquema simplón de los nuevos guerreros que se chupan ante un debate público.

     
  • At 10:22 AM, Anonymous Isaac León Frías said…

    Me parece insostenible esa atribución de críticos de turno (temporales, provisionales) a quienes en el año 1970 no escribíamos en diarios y que además no hemos dejado de escribir o de pronunciarnos en los 40 años siguientes.¿Turno de qué? Nunca he sido crítico de turno.

    Pero lo que parece estar en el centro del debate es el valor de La muralla verde. Yo no sostengo, y desde hace mucho, algunas de las afirmaciones del análisis que redacté hace 40 años en Hablemos de Cine. Pero, vuelta a ver varias
    veces en las deficientes condiciones de un dvd que transfiere la copia de un VHS, la
    película me sigue pareciendo muy
    floja hasta la muerte del niño. No
    le funciona la construcciòn discontínua ni son convincentes las
    diversas escenas que se van eslabonando. A partir de la muerte del niño al acción se concentra y la película adquiere otra respiración y sin duda este segmento alcanza una potencia emotiva y poética que antes no tiene.
    Por otra parte, rechazo que hayamos contribuido a que La muralla verde haya sido una página olvidada de la historia del cine peruano. Todo lo contrario: nadie ha escrito a lo largo de estos últimos 45 años y de manera permanente sobre el cine peruano de ahora y de antes. Nadie ha publicado cinco libros sobre el tema como lo ha hecho Bedoya ni
    tres como lo ha hecho Carbone. Si el cine peruano no ha sido ni es una página olvidada se debe a que
    hemos contribuido a mantenerlo presente. Y en lo que se refiere a
    La muralla verde hace tiempo que
    estoy, creo que entre los pocos,
    que sostiene que esa película debe
    difundirse, verse y discutirse, como muchas otras del acervo del
    cine peruano.

     
  • At 12:04 PM, Anonymous Anonymous said…

    mejor que Bedoya no siga escribiendo sobre Robles, porque tal como lo pinta en su libro de "Historia del cine peruano", la verdad que nadie quisiera más enemigos para Robles

     
  • At 12:51 PM, Anonymous Isaac León Frías said…

    Aclaro un párrafo de mi último comment: quise decir, "nadie ha
    escrito a lo largo de estos últimos 45 años y de manera permanente sobre el cine peruano de ahora y de antes como lo hemos hecho nosotros". En Hablemos de
    Cine, en La gran ilusión, en Tren de sombras, ahora en Ventana indiscreta, en diarios, semanarios,
    libros peruanos y extranjeros. En lo personal, escribo sobre el cine peruano todos los años para el Variety International Film Guide, de Londres, desde hace cerca de 15 años y en otras publicaciones extranjeras. El cine peruano fue
    una prioridad para la Filmoteca de Lima y lo es ahora para la Filmoteca de la PUCP. Hacemos cursos dedicados al cine peruano,
    entre muchas otras cosas.

     
  • At 1:11 PM, Anonymous Carlos Orellana said…

    "Para Bedoya las peruanas "El bien esquivo" y "Bala perdida" SON MEJORES que "Barry Lyndon", "La naranja mecánica", "El padrino" y "El hombre elefante" (ver críticas de Hablemos de cine)"

    ¿Estas seguro de eso, anónimo de las 9:02? ¿Dónde leíste que Bedoya explícitamente indique que dichas películas peruanas son mejores que Kubrick, Coppola y Lynch juntos? Yo sé que a Bedoya le desagrada "La naranja mecánica", pero no sabía de su disgusto por las otras películas que mencionas. Personalmente de Kubrick solo me apasionan "2001" y "Barry Lyndon" (obra maestra) mientras que otras de sus películas ("Dr. insólito" por ejemplo) me resultan insoportables. Pero es una ¡¡¡CUESTIÓN DE GUSTOS!!! No porque Kubrick no sea santo de mi devoción, voy a pretender derribarlo de su pedestal o menospreciar a aquellos a quienes sí les gusta. La opinión de un crítico, sea León, Bedoya, Pimentel o Cordero es eso: una opinión; una expresión de gustos y filias que no tienen por qué representar la opinión de la mayoría ni por qué llevar a absurdos debates de "mi-opinion-vale-mas-que-la-tuya".

     
  • At 2:19 PM, Anonymous Chacho Suarez said…

    Me gustaría asistir a esos cursos que dicta el invencible Rey León. Sería bueno que tengamos información al respecto. quedo a la espera ansiosamente...

     
  • At 6:29 PM, Anonymous Isaac León Frías said…

    En la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima los martes y jueves de 9 a 11 en el Pabellón E, aula 090. Están invitados los que quieran ir de manera libre.

     
  • At 11:42 PM, Anonymous Iris Fonseca said…

    Yo me apunto, Sr. León.

     
  • At 1:43 PM, Anonymous Anonymous said…

    ¿Por qué tan a la defensiva, Chacho?

    Hay que decirlo: La muralla verde es una película MEDIOCRE. Lo único que la salva es el final (muy bueno), pero lo anterior cae en los mismo estereotipos pretenciosos y "poéticos" de todo el cine de Robles.

    Defender a Robles para hacerse los radicales...que aburridos que están los anónimos hoy en día.

     
  • At 3:36 PM, Blogger Anahí Vásquez-de-Velasco Z. said…

    Por fin pude ver la película, gracias a mi Amigo, Mario Castro.

    El comienzo parecía sesión de ayahuasca: recontra pastrulo por los acercamientos tan, tan invasivos, tan puntuales, tan obsesivos, durante el transcurso de una historia con un modo -nada jolivudense gracias a Dios- de contar y con un estilo que dista mucho del cine hecho por peruanos de los 80 o 90, del que no soy muy hincha pero que si a alguien le gusta, bacán.

    Luego todo se fue haciendo más comprensible y hasta armonioso. No me aburrió ni la sentí con mal manejo de tiempos, como El Acuarelista, por ejemplo, que me impacientó un poquito.

    En realidad sentí que iba viendo, cómo los obstáculos, las intenciones, reacciones, resoluciones, omisiones, las circunstancias y otros aderezos de esas vidas no dañaban a la familia misma. Lo que la trató de fregar mucho más, fue tan solo un destino inmanejable aunque predicho en todo el previo. Inevitable.

    La verdad lo fuerte -para mí- de esta historia, fue su impredictibilidad. Me produjo curiosidad. Eso debe ser algo de lo que busca un cineasta ¿no?

    También fue rico no ver una historia más alrededor del inolvidable terrorismo, que no abogo por erradicar de la memoria, sino porque me cansa el mismo enfoque constante sobre ese tema, en el cine hecho por peruanos.

    Esta película fue hecha hace 40 años pero es sensiblemente acorde a nuestra época actual, bastante.

    Sí considero que habría que difundirla para que los futuros cineastas, críticos, cinemeros y gente parecida, amplíe horizontes en su propio mundo y a la par del "otro" mundo. Si les gusta o no, es otra cosa y no es discutible, creo.

    También sería un gol restaurar la cinta. La imagen es horrible, la luz, etc. Pero la historia está interesantemente e impredeciblemente contada. Se nota lo que sienten los protagonistas gracias a la cámara (y a los mismos actores, claro). La música es totalmente loca para el tipo de escenas. Una obertura en plena jungla, las típicas musicalizaciones de las películas de fines de los 60, algo del sonido de los 50... es interesante y total, Robles hizo lo que le dio la gana y creo que le salió bien.

    Gracias Mario, amigo. (Jojolete).

    Hasta pronto.

     
  • At 5:58 PM, Anonymous Carlos Orellana said…

    Lo dicho. Habrá gente a la que le guste la película de Robles Godoy como a Anahí Castro Cobos...ups, perdón Vásquez de Velasco y gente a la que no; pero que no venga Pimentel a ponerse en plan de redescubridor y pretender dictarnos cátedra de cine a todos. Su opinión vale lo mismo que la de cualquiera, así que no se las dé de pontífice.

     
  • At 11:18 AM, Anonymous Anonymous said…

    Carlos Frías Bedoya... Ups, perdón, Orellana, es bien graciosito no? Se nota a quiénes suele seguir o leer... jaja...

    El fantasma de Forough Farrokhzad

     
  • At 11:40 AM, Anonymous Anonymous said…

    oiga mayordomo Orellana, nadie le quita el derecho que a León y Bedoya y Cabrejo les guste más Tarata y Cuatro que La muralla verde, están en su derecho.

    Duerma tranquilo que todos dan su opinión y escriben sus textos.

    Udted siga viendo El Premio, Una sombra al frente, Django, Bala perida, y sea feliz.

     
  • At 12:16 PM, Anonymous Carlos Orellana said…

    ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ.

    Lo que ustedes digan amigos anónimos. Lo que ustedes digan.....

     
  • At 2:16 PM, Anonymous Anonymous said…

    los anónimos son todos de MCC.

     
  • At 6:15 AM, Anonymous Anonymous said…

    Roger Lacherre, acólito del maniqueísmo cinéfiloantipatriotero:

    Jimena Lindo también dijo que La Muralla Verde es la mejor película peruana de todos los tiempos.

    Las mentes geniales piensan igual, como diría Kevin Smith.

     
  • At 7:42 PM, Anonymous Anonymous said…

    La pedofilia sí es patriota.

     
  • At 11:07 AM, Anonymous Anonymous said…

    León Frías miente y miente. Dice que Roger Ebert fue el único al que le gustó La Muralla Verde. Error. Acá un fragmento de la crítica de Pauline Kael:

    "The blow comes from the rain forest near their house, where father and son have constructed a mock city of clay as a symbol of the civilized stupidity they sought to escape. The film's final sequence, an almost wordless funeral, is masterful movie making, a haunting glimpse of humanity that lingers in the mind" (Pauline Kael, The New Yorker).

     
  • At 11:17 AM, Anonymous Anonymous said…

    Crítica de Roger Ebert a La Muralla Verde:

    It is so rare to find a movie that people reach out to and embrace, a movie that makes you feel cleaner and more alive. "The Green Wall" is a movie like that. It came to the 1970 Chicago Film Festival with little advance publicity (all we knew was that it was the fourth feature ever made in Peru). But the Chicago critics fell in love with it at a preview, and their advance reviews helped inspire a sold-out house for its festival screening.

    When it was over, the audience rose in a joyous standing ovation Its director, a big bear of a man named Armando Robles Godoy, stood there grinning through his shaggy moustache, and there were tears in his eyes. There was a feeling in the theater that we had been present when a great movie came into the world.

    "The Green Wall" is inspired, to some degree, by Robles Godoy's own life experience. It is about an office worker who sickens of the big-city chaos of Lima and enlists himself and his family in a government program to colonize the forest. He is given a large tract of land in the wilderness, clears the rich soil and grows coffee. He builds a simple, comfortable bamboo home for his wife and his small boy, and it has a cool veranda that overlooks a little stream.

    The boy loves the trickle of water, and builds his own tiny city there out of blocks and pieces of tin and glass and string. There is a waterwheel that goes around and around and tinkles against a glass jar. Its music is part of the soft murmur of the forest: the bird cries, the leaves brushing against each other, the calls and coughs of the animals.

    In these days of a movement away from the urban clutter and back to a more natural life, "The Green Wall" is a poem about the life a lot of us would like to lead. It isn't in any sense an adventure saga about survival in the jungle; these are intelligent, self-sufficient pioneers who understand the land and love it. What frustrates them is not the challenge of colonization, but the stupid government bureaucracy that runs the settlement program.

    The movie opens with one of the most beautiful evocations of love I can remember in a film. The man and his wife make love tenderly and with deep affection, and their little son, who is supposed to be napping, watches them with clear-eyed contentment; because they love each other, he feels good. He is a quiet child because he has no friends to play with, but the world of his imagination is a busy place and we are allowed into it.

    Then an accident happens; the boy is bitten by a snake. The father goes by boat and Jeep into the nearest town to get serum - but the serum is locked up, and the bureaucrat with the key is at a political rally in the next town. As the father races desperately to save his own son's life, Robles Godoy gives us a bitter commentary on the ways bureaucracy frustrates humanity. And then the film closes with a procession of boats on the river, simple and stately and filled with an enormous dignity; and a weary embrace between the man and his wife that says whatever a movie can say about the deepness of love.

    "The Green Wall" is beautiful in so many different ways - in its story, its photography, in the construction of its images - that it becomes not simply a movie but an affirmation of life. There is not a false note in it, nothing that lies or is trickery, and we're reminded of "The Bicycle Thief" and "The Wild Child."

    And then we wonder . . . how could this movie come from Peru, with its "undeveloped" movie industry? The answer, of course, is that great films have nothing to do with the industry. They come from great filmmakers, who might be found in Peru as well as anywhere. The Chicago Film Festival honored "The Green Wall" with its Golden Hugo and its special Critics' Prize, and that helped Robles Godoy with his entry into the cutthroat American movie market. Now "The Green Wall" is back with us, and that is a very good thing.

     
  • At 11:53 AM, Anonymous Anonymous said…

    Lo que dice Kael sobre el final es lo mismo que aprecia Chacho de "La muralla verde", aunque también lo único.

     
  • At 12:43 PM, Anonymous Anonymous said…

    ¿Por qué no investiga Isaac León Frías, y deja de decir que todo el mundo está en el error?. A los premios en Chicago y Moscú de "La Muralla Verde", se suman las críticas de Roger Ebert (Premio Pullitzer), la célebre Pauline Kael, y comentarios de sites de consulta especializados y populares como All Movie Guide:

    "Based on his own experiences as a homesteader, Armando Robles Godoy directs this poetic, visually stunning drama about an urban couple who gives it all up to go live in the jungles of Peru. A landmark film of Latin American cinema, this film was universally praised as a masterpiece." ~ Jonathan Crow, All Movie Guide

     
  • At 2:19 PM, Anonymous Anonymous said…

    Sí, Kael elogia el final, igual
    que León

     
  • At 9:42 PM, Anonymous Anonymous said…

    Ese era un FRAGMENTO del texto de Kael. Habría que buscar y leer todo el texto de Kael, así como se puede leer todo el texto de Ebert,y de Jonathan Crow, y también el de Sergio Wolf, donde no solo se habla de la parte final, sino de toda la película.
    Otro dato: Para A. Servat "La muralla verde" también es la mejor película de la historia del cine peruano.

    Los únicos que defenestran "La muralla verde" son Ricardo Bedoya, León que la acusó de fascista y dijo que era mentira que había ganado algún premio en el extranjero (aunque ahora dice que rescata la última parte), Desiderio Blanco, y todo el grupo de Hablemos de cine. Qué gracioso, no les gusta La muralla verde ¡pero sí todo el cine de Lombardi!

    Solo basta leer la crítica de Desiderio Blanco a esa peliculeta "Muerte al amanecer" de Lombardi:

    "Con una infraestructura cinematográfica adecuada, con una industria que permita la realización de varios largometrajes al año, es lógico esperar que un cine como el de Lomabrdi llegará a producir obras fundamentales para la cinematografía nacional y crear el milagro que tanto ansiamos" (Oiga, 1977)

    Pablo

     
  • At 7:33 PM, Anonymous Carlos Orellana said…

    Va una pregunta para los muchos anónimos: ¿Tanto valoran la opinión de León, Bedoya y demás sobre "La muralla verde" que no dejan de citarlos? ¡¡¡YA FUE MUCHACHOS!!! ¡¡¡SUPÉRENLO!!! Si a ellos no les gustó, allá ellos; y si a ustedes les parece la "mejor película del cine peruano", como supone Pimentel, en buena hora. ¿Por qué tanto conflicto por algo tan inútil?

     
  • At 4:58 PM, Anonymous Anonymous said…

    todo el quilombo lo enmpezó Chacho León, dueño de la verdad, gritando a los cuatro vientos que otros críticos persisten en el error y luego insultando y difamando, cual búfalo intelectual, a todos los que discrepan con él

     
  • At 5:49 PM, Anonymous Héctor Ullmer said…

    Y si a ti no te importa Orellana, para qué comentas aquí ...

     
  • At 7:45 PM, Anonymous Anonymous said…

    Orellana tiene toda la razón.

     
  • At 12:46 PM, Anonymous Carlos Orellana said…

    ¿En qué parte dice que no me importa Ullmer? Lo que digo es: para qué gastar energías en una simple discrepancia de opinión. Es todo.

    Y en realidad el "quilombo" lo empezaron los Godard! con su ánimo de provocar por las webas desde que apareció la revista, proclamándose los adalides de la nueva crítica cinematográfica peruana y pretendiendo destrozar o minimizar lo que se hizo antes. Basta ojear los primeros números que editaron para darse cuenta.

     
  • At 1:52 PM, Anonymous Isaac León Frías said…

    No grité a los cuatro vientos. Escribí un texto en el blog Páginas del diario de Satán y lo
    sustenté luego de la manera más
    amplia posible, con referencias
    históricas, con precisiones conceptualesy en detalle. Y seguiré escribiendo
    cada vez que lea esas torpezas,
    aún cuando luego me caigan encima
    esos anónimos que no dudo deben
    reducirse a dos o tres personas,
    además del responsable de este blog. No soy dueño de ninguna verdad. Expreso mis opiniones, sí,
    y pongo en evidencia disparates que ni siquiera son opiniones, como algunas de las cosas (no digo
    que sea todo lo que escribe) que
    redacta Cordero. Respeto y mucho a
    los que discrepan conmigo que no
    son, lamentablemente, ni Cordero,
    ni Pimentel ni Castro porque todavía no me he enterado si es que discrepan o de qué discrepan.
    No sólo defiendo sino que aliento
    la discrepancia. Ya lo he dicho, estoy dispuesto a pagar por ella.
    Lo que no pago es la tontería, las
    confusiones elementales, la mezcla de datos y opiniones que suele haber en lo que escribe Cordero y
    que otros, que no son críticos,
    han puesto en evidencia estos
    últimos tiempos en este mismo
    blog.

     
  • At 6:11 PM, Anonymous Anonymous said…

    me lei todos los coments y, a no ser que se hayan borrado algunos, me parece que chacho león es el único que plantea su punto de vista con claridad. Dice que cuando se estrenó la muralla verde habia crítica de cine (especializada o no, pero era lo que había) en el medio periodístico y que esta le fue favorable a la película. Al parecer eso es innegable. Lo que dicen los demás por lo que entiendo, es que además de esta crítica existía también la crítica especializada que se generaba en la revista Hablemos de cine. Y que fue esta muy dura con la peli de Robles. Ahora, por ahí leí que se atribuye a la revista Hablemos de cine (que nunca en mi vida he leido) que La muralla verde haya desaparecido del mapa. Bueno, la película la vi hace años en la universidad o en CCE, no recuerdo, y me pareció muy buena. Ahora, que en las calles la gente no hable de esa peli no creo que dependa de una o dos personas por mas influyentes que sean y que encima tengan como unico medio una revista. Sería un hecho a histórico. El cine peruano, en general, hasta el de Lombardi, no existe en el imaginario del espectador peruano. Hagan su cola en el cineplanet mas proximo y preguntenle a la gente el nombre de 5 peliculas peruanas. y verán. Pero si lo que preocupa es que la muralla verde no existe en el imaginario de un publico un poco mas especializado, digamos estudiantes de comunicaciones o trabajadores del audiovisual, pues creo que en ese publico la película existe y además es valorada por la gran mayoría. Una sugerencia al autor del artículo, recurra a fuentes, estoy seguro que las criticas de los diarios de ese entonces se encuentran en diversos archivos, ya sea el archivo nacional, las hemerotecas de diversas universidades, o archivos de los propios diarios. Se scanea y ya.

    Juanito Alimaña (con mucha mañana)

     
  • At 3:22 PM, Anonymous Anonymous said…

    Para Juanito Alimaña:

    "Sin embargo, más ruido que nueces. Sería incorrecto afirmar que eb estos años {a comienzos de los sesenta) se constituye una crítica propiamente dicha, si exceptuamos los textos de Latorre en los que sí puede vislumbrarse la vertebración de un ejercicio analítico-interpretativo. Por lo demás, prima el comentariuo generalista que mezcla las referencias anecdóticas con las consideraciones sociológicas del tema y por ahí una alusión a la belleza fotográfica y a la calidad de las tomas, (...). (...) lo que prevaleció por mucho tiempo fue la elección del comentarista, entre quienes, dentro del personal del diario, tenían supuestamente mayor interés por el cine o disponían de tiempo para acometer una tarea que a menudo confundían con la crónica farandulera(...)."

    Isaac León Frías, en prólogo al libro "Imagen por Imagen" de Desiderio blanco. (Lima, Universidad de Lima, 1987)

    Infórmese usted, señor Alimaña, que el mismo León publicó este texto diciendo que antes de Hablemos de cine no había "críticos de cine" propiamente dichos, con la sola excepción de Latorre. Parece que las cosas han cambiado para León.

    Otra cosa, ¿ya leyó la crítica de pauline Kael sobre la muralla verde, que según León solo mereció una crítica de Roger Ebert en el extranjero?

    Sugiérale a León que se informe, que investigue y que recurra a fuentes. Se escanea y ya.

    Rafael

     

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