LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Tuesday, April 17, 2007

PINK FLAMINGOS

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LA PELÍCULA MÁS
ASQUEROSA DE LA HISTORIA
(Ensayo-Autoentrevista)

Por Mario Castro Cobos

O también: sobre cómo un sesudo crítico de cine considera, no sin una seriedad muy alegre, a Pink Flamingos (John Waters, 1972) como un triunfo histórico espectacular que, al no dejar un solo títere con la cabeza en su sitio (dinamitar la (in)moralidad conservadora es su especialidad), –produciendo en muchos espectadores el deleite o el rechazo más profundos–, toca, como quien no quiere la cosa, las raíces de varias de las más oscuras y siniestras enfermedades culturales que torturan a un Occidente achacoso heredero del Cristianismo y de la filosofía platónica.
“Si la gente vomita al ver mis películas eso es para mí como una ovación de pie” (John Waters).
-¿Por qué escribir sobre Pink Flamingos?
¡No sé! Eso es lo mismo que me preguntaba yo el otro día… Lo primero que te diría es: ¡Porque sí! Por el puro placer de hacerlo. Sabes tan bien como yo que Pink Flamingos no es, y nunca será, una película cualquiera. Hay, incluso, quienes se atreven a no considerarla una película –por ejemplo, Roger Ebert–. Como ves, para algunos ni siquiera llega a película. A mí me parece, luego de varias visiones y revisiones a lo largo del tiempo, no sólo una buena película sino una gran película, es más: la colocaría sin ningún temblor manual entre mis cien favoritas si se me ocurriera en este momento hacer una lista… Esta obra, turba, conturba y perturba porque, tras su irresponsabilidad aparente y su escándalo evidente, responde de manera visceral y puntual a urgentes problemas todavía irresueltos de nuestra cultura… No confundir la llaga con el dedo. Mi problema es tratar de explicar un poquito mejor esto pero también hay otra cosa…
No pocas veces me ha pasado (y me sigue pasando) que entro en grandes sospechas cuando leo y pienso en los argumentos (o en la falta de ellos), tanto de los que la defienden como de los que la atacan, porque la odian o la aman, y entonces llego al punto de empezar a creer que ni los unos ni los otros han logrado percibir del todo su real valor e importancia, en una palabra, no han captado la idea que yace en el fondo del asunto, junto con, y más allá de la cósmica carcajada rabelesiana que es el acto delicioso de reírse (y de burlarse) de todo, encontrando así una fuente permanente de olvidada sabiduría. El mundo tomado seriamente como juego. El juego tomado seriamente como mundo. La crítica más aguda, desde la inocencia y la gloria del buen humor y la risa y la grosería y el “mal gusto.” Lo que es maravilloso, pero hay todavía más. Así que pensé que acaso yo podría intentar dar con un nuevo matiz, decir algo diferente.
-¿No se supone que, fruto de su momento y su circunstancia, y en la medida en que, con el correr de los años, los tabúes se han ido evaporando, el poder de perturbación de esta película también se evaporará, al fin y al cabo, quedando como una inofensiva y opaca y a lo más, entrañable curiosidad?
Me parece que deseas limitar la lectura de Pink Flamingos a película-límite o de choque, a simple status de ovni. ¡Y es un ovni! ¡Pero de otra forma! Te respondo. Lo dudo. De hecho, puedes ver que no ha pasado. Me parece evidente que todavía hace falta mucho para que la gente de veras se libere. ¿Acaso ha habido un cambio social tan grande que produzca una auténtica revolución moral? No es un tema que ni de broma haya sido superado. Tan grave es el asunto que el propio Waters ironiza (por supuesto, no se sabe, con exactitud, cuánto) al decir que ahora los fans de su película son, ya no los hippies y los yippies, sino gente de la derecha… Pienso que Pink Flamingos conserva sus “fluidos y sólidos” poderes prácticamente intactos, lo cual no constituye un elogio para la sociedad que juega a celebrarla sin comprenderla en realidad. Ya que supera largamente la mera travesura. Waters es un educador de los jóvenes.
Wittgenstein nos recuerda, con su sagacidad habitual, que un libro de filosofía podría construirse exclusivamente con preguntas o con chistes. Eso y no otra cosa digo yo de la película que nos convoca: son preguntas (si se quiere brutales, pero no impertinentes), en forma de chistes. Chistes que cuestionan, que “dicen lo que no se puede decir” o que “muestran lo que no se puede mostrar”, de manera festivamente radical. Esto no tiene nada de gratuito, es de una audacia extraordinaria, algo sensacional. Risas que hacen preguntas. Preguntas que se ríen.
-Centrémonos (o al menos tratemos). ¿Cuál sería entonces, a fin de cuentas, luego de tu pequeña investigación, el valor que esta película tiene para ti?
O.K. Si quieres podría, para efectos de un análisis mínimamente lógico, dividir mi respuesta en cuatro partes:
1) El valor que de hecho tuvo en su propia época (aunque, si una obra sigue viva es al mismo tiempo de “su” época y de todas), esto es, situarla en su contexto cultural de manera muy precisa. Y observar su genealogía y su irradiación.
2) El valor que puede tener, y de hecho tiene, en la época actual, o sea, qué es lo que nos está diciendo aquí y ahora, en diálogo con nuestros propios problemas urgentes y cotidianos; públicos y/o privados.
3) De manera más íntima y personal, el valor que tiene para mí al momento mismo de escribir estas improvisadas (en sentido jazzístico) líneas.
4) Lo que recuerdo haber sentido (pensar lo que se dice pensar mucho no pude) cuando la vi por primera vez (desde antes de verla por primera vez supe que la primera no iba a ser la última).
Por supuesto, las respuestas se entrecruzan y se invaden mutuamente, no creo que haya problema con eso. Pero, como desarrollar esto me parece taaaan aburrido, mejor se lo dejo a otros que lo pueden hacer mejor que yo; así que responderé sólo la última pregunta.

En mi contexto, Lima, Perú, no tenía, para empezar, ni cómo verla. No la conseguía. Amigos más serios que yo, pensaban que era una pérdida de tiempo ver algo así, o a lo más, sería para satisfacer un bajo apetito (oh, qué banal), una curiosidad cinéfila un poquito morbosa… y nada más… O para divertirse y/o asquearse un rato y punto. Yo sospechaba oscuramente que podía aprender más de Pink Flamingos que leyendo el Código Civil… Poseía un aura maldita muy atractiva (no hablo del Código Civil). Verla era un acto de superación cultural, un ajuste de cuentas con la educación que recibí, aguantar (y, si podía, asimilar) o gozar los gags terroristas contra mi propia formación burguesa, conservadora y católica era un reto, una prueba. Estaba fascinado de asco, saltando de a ratos mi propio condicionamiento cultural, y a ratos en el fondo de mí se agitaba un “¿por qué tiene que existir algo como esto?”, pero a la vez sabía que el ataque era a muerte y tenía su razón de ser, ya que nos habíamos reunido ahí para hacer mierda una moral enferma que nos estaba matando. Me impresionó la engañosa (grandiosa, gran diosa, Divine) estupidez de la película, su constante delirio sin fisuras y su “veracidad documental.” Y tengo un estómago fuerte, así que aguanté bien el happy-end.

Se ha dicho con acierto que la fuente de la comicidad es la preocupación, y aunque nada parezca tan despreocupado como Pink Flamingos (se nota que fue hecha en un estado de extrema diversión), veo que el ataque masivo contra una serie de sagrados valores trasciende el mero “programa estético.” Indica algo más. Una visión del mundo. Para usar la jerga nietzscheana diría que lo que se opera aquí es una Transvaloración de los Valores. Así que entre otras cosas se trata de:

a) Una película estúpida que resulta ser en extremo inteligente. ¡Celebrar la estupidez y darle la vuelta es algo sublime! Ser capaz de llegar al fondo de la estupidez sin convertirse en estúpido es la prueba del genio. La película nos dice que nuestros prejuicios son estúpidos, y no lo son necesariamente las cosas curiosas que se ven en ella. Waters es un héroe exquisito de la contracultura.

b) Una película asquerosa que se convierte en una delicia. Y lo que parecía monstruoso podría ser divino. Divine vale su peso en oro.

c) La exageración es un método para ser justo (sé que suena paradójico) con aquello que se critica o retrata u observa “clínicamente.” Eso lo saben todos los grandes cómicos, satíricos y caricaturistas.

d) Una película enferma que se convierte en un acto muy saludable, de hecho, terapéutico. El miedo a lo sagrado, en sentido negativo, represor (al poder sacralizado vía actos de violencia), es aniquilado por un humor que respeta de manera insospechada nuestro derecho a reír. Reír es poder. Reid.

e) Una película fea tan bella como su nombre si llegas a entender lo que está tratando de decirte. (Y una dirección artística exquisita pese a la indigencia de medios materiales para llevarla a cabo.)

f) Una película gratuita que de hecho es una que necesitamos a gritos para entendernos mejor. El mal gusto no era arbitrario sino necesario para desmantelar el terror a ser “diferente.” Pink Flamingos es la celebración de la diferencia, de lo único, de lo “raros” que somos todos en verdad.

g) Una película escatológica que podría ser una película erótica, mirada sin prejuicios.

h) La mala actuación. No es mala en realidad. Es sólo otro estilo de actuación. Eso que parece un asco es una innovación. Que ignora “cómo se supone que uno debe actuar.” La exageración constante genera una especie de nueva naturalidad. Si no hay que ver a Edith Massey.

No me digas que Pink Flamingos es un vehículo de ideas que contiene una visión coherente de lo que es el hombre, de la condición humana.

Justamente.

¿Ha sido ya Pink Flamingos convenientemente asimilada (o tragada) por el stablishment cultural?

Los tiempos cambian. Ahora es de “buen gusto” (de mal buen gusto, diría tal vez John Waters) echarle barritas a este monumento, a esta estatua de la libertad del “buen mal gusto.” Suena a chiste pero lo cierto es, que cuando Pink Flamingos se reeditó en 1997 (bonita manera de celebrar sus 25 años) ningún crítico se atrevió a hablar mal de ella. El truco era: cualquier cosa que dijeran en su contra podía ser usada a su favor, léase publicidad. Pocas películas pueden darse semejantes lujos dialécticos. Pink Flamingos metaboliza los insultos en razones para admirarla. Así, ha adquirido un aura muy graciosa de respetabilidad.

¿Qué grado de validez o pertinencia tiene, en tu opinión, compararla con Un Perro Andaluz de Luis Buñuel?

Al principio creía que era un puro ardid publicitario. Recordemos la frase: “Más allá de la pornografía, el film americano más parecido a “Un perro andaluz” de Buñuel” (New York Magazine). Pero ahora he cambiado de opinión (acabo de volver a ver el revulsivo corto para escribir este artículo). Ambas comparten ciertos puentes curiosos en común: desde su fecha de estreno han parecido a legiones de espectadores (y hasta el día de hoy, y de mañana…) obras completamente incomprensibles, además de inclasificables, incluso de indeseables, amén de detestables y en suma indigeribles; también, de adelantadas a sus respectivas épocas, claramente subversivas y lo más importante de todo es esto: son obras que luchan por la liberación del hombre, que critican agudamente la mutilación del hombre a manos de la “sociedad”, la “cultura”, la “buena educación”, “Dios”, la “religión”, la “moral”, etc., incluso con rabia y desesperación (esto último no se ve de forma tan manifiesta en Pink Flamingos, que es una verdadera celebración del “sé como te de la gana”, la más exquisita y libérrima comedia americana que en cierto sentido nadie nunca jamás imaginó, hasta que apareció John Waters). Aunque después de todo, hablando sin rabia de la rabia, nadie que se sienta feliz con el mundo sería tan satírico, ¿verdad?). Ya lo saben, “Pink” es Punk. Antes del Punk.

De pronto, pensaba en Saló.

Pasolini, en Saló, juega más o menos esa carta, pero en una clave seria y tremendista. Creo que Saló ha envejecido mal, su exceso de seriedad hace que uno ya no pueda tomársela en serio. A mí me resulta cada vez más inverosímil, me parece que es gratuita en muchas partes, a diferencia de Pink Flamingos. Como Kubrick, en A Clockwork Orange, se trata del caso de un director “intelectual” que cayó en la trampita de su propia obsesión, y al que la salió en Saló algo distinto de lo que tenía en mente (o en la mente “consciente”).

Hay algo muy serio en relación a Sade que quiero decir:

El tema del cuerpo como realidad única. La idea de que no “tenemos” un cuerpo sino de que somos el cuerpo, y que no hay nada más. Incluso para los que creen en el alma, ésta tendría que encontrarse dentro del cuerpo. Si en Crash de Cronenberg, el tema es el cuerpo herido e intentado una fusión con la tecnología, en Pink Flamingos tenemos al cuerpo celebrándose a sí mismo. Asqueroso, ¿no?

No hay en Pink Flamingos vergüenza del cuerpo. Vomitamos, eyaculamos, cagamos, salivamos… escapar de esas simples realidades es ridículo, ¿en dónde está el problema? ¿en esos actos o en nuestra cultura?

La idea de Sade es que no somos más que un cuerpo físico y que todo aquello que excede lo que podemos sentir y tocar es una quimera que termina esclavizándonos. Por otro lado, La Naturaleza es para Sade el mero hecho de gozar.

“No sabemos todo lo que puede el cuerpo” nos dice el filósofo Baruch Spinoza, con razón, advirtiéndonos sobre lo sospechoso que es creer saber algo acerca del “alma” si aún sabemos tan poco del cuerpo. Si Pink Flamingos es entendida como un “cuerpo”, se trata de uno que se ríe a carcajadas de quienes no pueden asumir un cuerpo en su totalidad como lo que es. El idealismo que niega realidades plenamente experimentables en nombre de realidades hipotéticas.

Imagino en mis ratos libres que si el Divino Marqués resucitara o reencarnara o surgiera sobre la faz de la Tierra de nuevo algo parecido a él, tendría que ser Divine, precisamente. Un gordo travestido compitiendo por el título nobiliario de la persona más asquerosa del mundo… sátira transparente de la religión de la fama y el éxito…

Algo que me parece hermoso y digno de mencionar es que Waters no ha explotado a sus actores, a diferencia de otros directores más “respetables.” Son sus amigos. Se expresa de ellos con cariño y respeto. Digamos que no es tan ambivalente en este sentido como por ejemplo un Fassbinder.

En cuanto a lo técnico, una película puede estar bien hecha técnicamente pero mal hecha conceptualmente. Y Pink Flamingos, conceptualmente, me parece impecable.

“Just playing, just playing” (Channing).

Película basura/ de choque/ de culto/ desagradable/ sucia/ asquerosa/ enferma/ absurda/ ofensiva/ estúpida/ contra la moral/ contra qué moral/ mal hecha/ un hecho o tal vez un objeto, pero no una película/ pero hay películas bien hechas que no valen nada/ fea/ muy fea/ horrible/ gratuita/ monstruosa/ de mal gusto/ de pésimo gusto/ de insuperable mal gusto/ pervertida/ socialmente irresponsable/ etc. Estoy seguro de que me faltó algo. Ah sí, la película funciona de alguna manera también como un bizarro documental de los no tan comunes seres que la hicieron. In one word. El tipo de cine independiente que ya nadie tiene los cojones para hacer.

Y además no podrás negar que la temática es muy rica (en rico contraste con la técnica cinematográfica empleada, que es muy pobre; paneos, zooms in… consíguete un trípode. No importa. Mientras peor hecho queda mejor.) Temas. Travestismo, retraso mental, una señora gorda en una cuna y que sólo come huevos Babs, Babs, Please, Give me my egggs!, secuestro de mujeres, violación, adopción ilegal de niños, inseminación artificial involuntaria, vómito, exhibicionismo, robo, sexo con pollos (un pollito murió para ser inmortal), voyeurismo, fetichismo (de los pies), salivación en lugares aparentemente inapropiados, incesto y sexo oral (mamma mia), asesinato, transexualidad, lenguaje grosero, un ano fonomímico cantante, canibalismo (gozoso gore), ingestión de algo que no es chocolate, es una comedia rosa de color pero no de intenciones ni espíritu según parece para toda la familia pero no para cualquier familia tal vez no para tu familia recuerda que en los tiempos del vcr Pink Flamingos venía en una caja rosada al lado de La Cenicienta y la gente la compraba y luego llamaba a la policía pero Waters no llamaba a la policía al ver Forrest Gump.

Si una obra restriega en la cara a toda una sociedad lo que ésta pretende esconder, o ignorar, luego, ¿pueden decirme alguien de quién es el descaro?

(Y que sea una comedia no tiene nada que ver. Qué gran reflexión sobre la identidad y sobre el “problema” de ser uno mismo, en Zelig, de Woody Allen. Qué maravillosa sátira contra Hitler y los nazis en To be or no to be de Ernst Lubitsch. Qué increíbles operaciones acrobáticas lógicolingüísticas en las películas de los hermanos Marx. Todas son comedias.)

¿Comer caca es más censurable que asesinar a alguien? Para algunos se diría que tal vez sí. Además, la secuencia tiene un sabor documental incomparable.

Es un acto infantil, en sentido estricto, comer mierda, qué duda cabe. Como dijo Gauguin, vuestra civilización es vuestra enfermedad y si hay que empezar de nuevo, hay que hacerlo como niños o como salvajes.

En Pink Flamingos NO HAY CENSURA, Y POR ESO AMO ESTA PELÍCULA. La película tiene lo mejor de un niño que se rebela instintivamente contra lo que le quita libertad, vida. Yo interpreto la famosa escena como “esto es lo que me tengo que tragar al vivir en una sociedad como ésta.”

Termino.

En palabras de Waters, ésta es la génesis de su obra maestra:

“Tuve la idea de la película la primera vez que conduje desde Baltimore a California, para ver el juicio de Charles Manson. Vi todos esos flamencos por todas partes, en cada trailer, justo en el centro de Norteamérica, y me di cuenta de que realmente era el símbolo de algo, una cierta clase de tranquilo mal gusto en el que encontré una elegancia en su propia manera raída.”

La belleza (sí, belleza) de una obra como Pink Flamingos no es un hecho evidente para todo el mundo, así que véanla y verán. O vuélvanla a ver, luego de este iluminador artículo…

“Yo sólo quería hacer una película que pudiera hacernos reír a mis amigos y a mí. Ciertamente nunca pensé que estaría hablando acerca de esto 25 años después. Pero estoy muy orgulloso, y pienso que se sostiene. La he visto con toda clase de públicos, y tres generaciones después aún tiene el poder de poner a la gente nerviosa. Es una pequeña bomba terrorista, lo cual es lo que yo siempre quise que fuera.”

Los (pareciera) modestos y humildes objetivos de Waters fueron absolutamente conseguidos, y tal vez algo más grande de lo que él mismo pensó, y eso es lo que hemos tratado de explicar pero sobre todo de celebrar aquí.


7 Comments:

  • At 5:06 PM, Anonymous Anonymous said…

    De hecho. La sutileza de los gringos ha sido siempre proverbial.

     
  • At 5:56 PM, Blogger César Santivañez said…

    Justamente, el hecho de que los espartanos tengan una sola voz, es una de las innovaciones del cómic. El grupo de 300 hombres piensa como uno sólo, es un bloque sin albedrío ni criterio, lo cual constituye otra de las sutiles paradojas de la novela gráfica. Esta idea está muy bien plasmada en el papel, pero lamentablemente se desvaneció para la adaptación.
    En cuanto al color, tampoco creo que se haya captado muy bien la idea de Lynn Varley, entintadora del original, y esposa de Miller, además. Los colores de Varley son bastante tenues, casi imitando a la acuarela; en cambio para el film, se pretende crear una atmósfera trágica y apoteósica que , a fin de cuentas, hace menos creíble la trama.
    Por cierto, se habla de una adaptación de Ronin, otro de los clásicos de Miller.

     
  • At 3:44 PM, Anonymous Anonymous said…

    Bla, bla, bla, es una pelicula que en dos o tres parrafos puedes completar una muy buena critica y dejar de tirar tanto rollo repetitivo.

     
  • At 6:08 AM, Blogger Unknown said…

    Muy bien tu review, muy bueno, comparto muchas de tus opiniones, felicidades redactas muy bien.

     
  • At 3:53 PM, Anonymous Anonymous said…

    me dio askete al final como la travesti gorda se come caca de perro puaj. john waters un aberrado, sino mirenle la miradita que trae.

     
  • At 9:07 AM, Blogger GMD said…

    Hola me llamo Gabriel y estoy muy agradecido de haber encontrado ésto.
    Voy a releer tu articulo posiblemente tanto como Pink flamingos.

    Gracias

     
  • At 9:08 AM, Blogger GMD said…

    genial!! muchas gracias

     

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