LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Wednesday, April 30, 2008

GOOD NIGHT, AND GOOD LUCK (2005), DE GEORGE CLOONEY


Ayer vi en Cinecanal más de media hora de esta película. En mi televisor la peculiaridad de la fotografía se transfiguró... Razón más que suficiente para subir el siguiente texto:

El recuerdo, inmediato, sensorial, que conservo de Good Night, and Good Luck, no es el de su tema, sino el de su particular, y, en cierto sentido, extraña fotografía. Trataré de describir mi impresión acerca de ella.

Creo que posee una suerte de tosca elegancia. A la vez, definida, y algo borrosa. La llamaría intuitivamente más una fotografía masculina que femenina. Más grave y pesada que ligera o aérea. Tiene mucho de metálica, en tonalidades mate, plomizas y humo; algo así como un recuerdo, aún vivo, pero incapaz de resplandecer. Me transmite una sensación de densidad opaca, de vitalidad amortiguada, de textura espesa, de secreto diluido.

Considero (con, y sin ironía) que el mayor rasgo de originalidad –y no es que tenga muchos– en Good Night, and Good Luck, se encuentra en el tratamiento de su fotografía en blanco y negro, que he comentado de la manera más subjetiva posible. Pienso que este elemento por sí solo contribuye decisivamente a dotarla de una personalidad propia y de una atmósfera visual y sensitiva intransferibles, además de proporcionarle una dimensión de veracidad documental. En resumen, se trata del mayor acierto de la película.

Ahora deseo referirme al segundo mayor acierto, el papel que cumple el personaje central en la estructura general, comparable al de capote, por un efecto de doble irradiación: la del personaje original, real e histórico; y el de la interpretación notable de cada uno de los protagonistas de las respectivas películas. En el caso que nos ocupa, la fotografía parece ser una traducción fiel de cierta tristeza, soledad contenida y melancolía del protagonista. Es verdad, como señala el propio Clooney, que Edward Murrow parecía sostener bajo sus hombros el peso del mundo, y nos basta con observar la interpretación de David Strathairn para sentir esto de manera inequívoca. En general, las actuaciones lucen bastante medidas, tal vez un tanto frías en ciertos momentos –opción válida–, pero hechas las cuentas, irreprochables.


El tema, la libertad de prensa en Norteamérica a principios de la década de los cincuenta, no puede ser más actual y pertinente. Es aquí donde empiezan los problemas. Lo que el actor/director George Clooney intenta es componer el retrato de un grupo de personas –el equipo de un programa televisivo, con una cabeza visible–, en su lucha contra la entraña intolerante y autoritaria encarnada por McCarthy y su caza de brujas anticomunista. La propia fotografía cumple la función de elemento integrador, lo que ocurre lamentablemente a un nivel superficial. Good Night, and Good Luck se siente tan unívoca y unidireccional como un programa de televisión… y con tanto espesor vital como el padecible en un telefilme. Los actores, finalmente –no es culpa de ellos– me parecen más “figuras” que “personajes”. Hay una dimensión fantasmal en todos ellos, de seres desencarnados, meros vehículos de ideas. La intención de rodar íntegramente en interiores en principio era, o podía ser, correcta. Sin embargo, en este caso, la ecuación a-menor-espacio-mayor-tensión-o-concentración, no resulta de ese modo.


Producto del encierro, la película desfallece por momentos, se embrolla, se queda sin aire. El centro es el set de televisión. La idea de hacer de él un núcleo moral, un corazón de la conciencia, se desdibuja en la práctica; la película pierde “realidad” debido a que está arrinconada en una burbuja. El vértigo de la noticia, el descubrimiento excitante, deviene casi abstracto y eminentemente discursivo. Me deja la sensación de una película que podría ser oída más que vista, de voces que casi no necesitan de un rostro.


Como el tema acaba importándonos mucho más que la película, como el tema devora la película, la atraviesa… por un raro efecto, solo conservamos en primer lugar el recuerdo más sensorial de ella, como dije al comienzo: su fotografía, y un par de situaciones, de rostros… Es una lástima (¿o no?). Lo interesante del tema hace que la decepción sea todavía más profunda. En conclusión, debo decirlo, la película de Clooney no pasa de ser ingenua, esquemática, superficial, insuficiente, inofensiva. No toca el sistema nervioso central del poder. En su triunfalismo (efectivamente, Murrow fue consecuente, y acabó hundiendo merecidamente a McCarthy), el mensaje se diluye rápidamente.

Mario Castro Cobos

La Cinefilia No Es Patriota

1 Comments:

  • At 4:01 PM, Anonymous Anonymous said…

    DI ALGO DE RUSHMORE!!!! XD!!!!!

     

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