LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Friday, August 14, 2009

PARQUE VÍA (2008), DE ENRIQUE RIVERO


*Película vista en el XIII Festival de Lima*
Las marcas del tiempo y de la velocidad de la vida se confunden entre las arrugas de un rostro añejo. Una devoción irremediable a la rutina de una vida solitaria y no propia deforma las extremidades de quien soporta ese peso. Ojos cansados de un fiel caballero que ya no hablan más que palabras grises y sordas. Una eternidad casado con un rol usurpador de identidad que en principio saciaba necesidades pero que al final traicionó toda fe. Toda posibilidad de escape queda simplificada a aceptar la primera y última oportunidad en presentarse, para así reafirmar y materializar una prisión implícita en 30 años.

Parque Vía es un delicioso desfile de acciones naturalmente narradas en los movimientos de un viejo solitario y huraño. De un momento a otro me encontré comprometida con una rutina ajena y planchando camisas en un frío caserón. El viejo con tres pasos le daba forma a mis sensaciones. La televisión se vuelve un excelente intercomunicador entre la miseria interior y la decadencia exterior: las noticias cotidianas transforman el horror en el compañero de la leche y el pan a la hora del desayuno (pero ya ni se siente). Compañía para un solitario: la soledad en tacones y minifalda, sin pudor y con ganas de ser penetrada con un billete de 20 dólares como profiláctico.

Volteas y ves 30 años que se perdieron en el eco congelado de un caserón mexicano. Sus reproches hincan tus oídos sin dejarte disfrutar la celda que el tiempo se encargó de construir (con monotonía, desesperanza y arañas) y que tú pintaste y vestiste como tu vida. De un momento a otro desaparecen los barrotes, el uniforme y la soledad. El miedo te invade por completo y rellena las grietas que inevitablemente se formaron en tu cuerpo. No hay más que hacer; toma una pala y aplasta la oportunidad una y otra y otra vez hasta que se vuelva a hacer realidad aquello que sin luchar te conquistó.

Ahora, en el abandono absoluto del yo (por miedo, por costumbre… por lo que sea) la prisión que construyeron 30 años de reclusión en la soledad y resignación, por fin se ha materializado en barrotes reales de hierro frío, en paredes reales de cemento gris, y en una puta que sigue usando un billete de 20 dólares como profiláctico.

Karla Ramírez


La Cinefilia no es patriota

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