LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Sunday, January 02, 2011

EL CANTO DE LOS PÁJAROS (2008) DE ALBERT SERRA




Si, con la inocencia liberadora que da el conocimiento, digo que El canto de los pájaros es una hermosa película, y digo más: todos o la mayor parte de personas deberían apreciarla en su justo valor; se trata, naturalmente, de una afirmación que es, en mi caso, espontánea e íntima y que no necesita demostración alguna. A la vez reconozco que no es ese el caso para todos. Estoy seguro de que se trata de una película absolutamente disfrutable a condición de que el activo espectador sea capaz de colocarse (como en todos los campos) en el lugar mental más adecuado y fructífero y que pueda ‘sentir’ o familiarizarse con su naturaleza estética y la sensibilidad particular desde donde ha sido concebida y construida. Y no creo necesario que nadie tenga que devanarse los sesos especulando sobre ella si uno puede revisar con rapidez y facilidad diferentes declaraciones de Albert Serra a la vez que algunos textos críticos que nos permitirán entender de la manera más cabal qué tipo de cine es el que practica. Creo que este pequeño viaje será útil para el cinéfilo interesado y con ganas de entender su propia mente y la de otros. El hombre, además, se defiende muy bien: “Mi abuelo era un catalán a su manera sabio, contundente y austero, que miraba el cielo y la tierra como una dimensión más de sí mismo, y a los demás hombres -como Pla- con escepticismo burlón. Labraba el campo con una burra y un arado romano; una vez salió de Girona, cuando hizo el servicio militar en África, y ya no viajó más. Estoy seguro de que sí reconocería en mis películas el mundo que quiero mostrar, porque también es el suyo.” ¿Ese mirar el cielo y la tierra como una dimensión más de uno mismo, ese deleite y complicidad total con el paisaje, esa identificación si se quiere mística y romántica, a la vez que una distancia relajada y alegremente irónica, no conforman acaso un comentario perfecto para las imágenes, como tesoros encontrados, de El canto de los pájaros, imágenes que, de otra manera, podrían verse simplemente como caprichosas, meramente desordenadas, gratuitas o, aún peor, totalmente inútiles y absurdas? Vuelvo a Serra para que explique su visión más rica y más abierta de lo supuestamente ‘absurdo’ (que podría ser justo lo contrario de lo absurdo):

“Lo absurdo en el cine es hoy algo provocador. Estamos acostumbrados a ver películas narrativas donde cada toma está relacionada con la anterior y con la que veremos después. Mi gusto por las películas está más cerca de la manera en que lees un poema. Cuando lees un poema no esperas que cada verso tenga un significado obvio. Quizá solo es una sugerencia. Quizá solo está ahí porque una palabra tiene una particular sonoridad o crea una particular imagen o atmósfera. No esperas que cada línea sea perfectamente comprensible. Mi película, como un poema, posee esa libertad, al mismo tiempo que es algo muy calculado. Cada toma está cuidadosamente trabajada por el autor, pero siempre con libertad. Es como un koan. Una imagen colisionando con otra.”

Por su parte, Miguel Calero (en Miradas de Cine) al comentar el primer largo de Serra, Crespià, la película, no la ciudad (2003) no duda ni por un segundo en referirse al espíritu decididamente quijotesco que anima a sus personajes, así como habla también de la trama inexistente y de lo “rural y lo lúdico frente a la urbe racional”. La saludable ironía reside en este caso en que lo ‘rural’ se identifica con la innovación sofisticada a fuerza de pura sencillez, llámese a ésta vida en el campo, naturaleza, redescubrimiento de lo real cotidiano y del ensueño pero no a partir de elaborados guiones literarios sino del ‘puro registro’; o si lo prefieren, traducido en directores y obras concretas: ¿cómo no encontrar una filiación entonces entre El canto de los pájaros y Five (2003), de Abbas Kiarostami, o Ten Skies (2004) Y 13 Lakes (2004) de James Benning?

Serra, tan popular en su origen, a la vez que tan escéptico y refinado, reconoce que su cine “carece de los recursos habituales para cautivar al espectador: no hay música, no hay historia, no hay psicología, solo la pureza de las imágenes y el resultado es la fascinación del espectador”. ¿De dónde proviene esta fascinación? Tal vez de esa observación que hace Raúl Ruiz, al explicar que, para él, la imagen determina la historia en vez de que la historia determine la imagen. Yo diría, por mi parte, que siempre hay historia, aún en el caso de la película más rupturista, vanguardista y experimental que podamos imaginar, puesto que siempre hay una imagen, y después hay a no dudarlo otra imagen… y es inevitable establecer conexiones entre ambas y entre las que sigan… La pregunta (o la respuesta) es: ¿cómo conseguir imágenes más libres, nuevas, originales, reveladoras, nunca antes vistas, si no es, rompiendo, destruyendo, triturando, reformulando, entre otras cosas, lo que se ha dado en llamar el peso mortal de la Literatura aplastando al Cine? No hay otra manera entender las siguientes palabras de Serra: “De entrada, debo decir que para mí el guión carece de importancia. En el caso de ‘El canto de los pájaros’ tuve que escribir un simulacro para poder presentar el proyecto a las subvenciones”.

Carlos Balbuena, en Contrapicado explica ampliamente este punto: “Detrás de esa apariencia de ‘boutade’ se esconde toda una declaración de intenciones, toda una fina línea de investigación en busca de las posibilidades expresivas de un medio que ha sido durante mucho tiempo esclavo de reglas como la narración, el figurativismo, la dramaturgia, el guión, los actores y sus dichosos métodos… Lo que se pregunta Serra es qué pasa cuando los personajes no callan a las personas que los interpretan; cuando la narrativa, la historia, el guión y las situaciones demasiado prefabricadas no coartan lo que puede llegar a pasar delante de una cámara. Y el resultado puede ser desconcertante, sí, pero da cuenta de lo poquísimo que el cine ha explorado en sus capacidades expresivas y narrativas hasta la fecha”. Entonces suena muy lógico que quienes buscan en el cine sobre todo ‘que les cuenten historias’ o peor, ‘que les cuenten siempre la misma historia de la misma manera’ puedan quedar un tanto molestos o insatisfechos. E incluso que odien a Serra y que lo consideren un farsante. Porque ellos sí saben lo que debe ser el Cine.

Roger Alan Koza (en La lectora provisoria) entiende perfectamente la situación y la explica así: “(Serra es) probablemente un marciano disfrazado de cineasta que convierte al cine un experimento onírico, poético, cómico, con un programa de investigación cultural y hermenéutico destinado a juguetear con los relatos centrales de la civilización occidental. Primero fue el Quijote, ahora la pieza elegida es más bien una fábula, la que compromete a los reyes magos, aunque nuestro antropólogo de Marte parece querer entender cómo opera en nuestra especie la necesidad de creer, y por ahora ha elegido como fondo el Cristianismo.”

Lo que llaman la historia es algo siempre más abstracto, mientras que la imagen es algo más concreto, es absolutamente concreto, el nuevo foco de interés o atención entonces, en el cine moderno, queda claramente desplazado aquí hacia lo que es y lo que comunica la imagen, hacia gestos, presencias, actos físicos y actitudes, lo que vemos no son necesariamente personajes, construcciones de seres imaginarios sobre quienes sabemos todo o muchísimo, no, son figuras, imágenes, como querría un Jean Rouch, son juegos de roles filmados, el relato consiste entonces en ponerle cuerpo a un mito. Con tal libertad que el mito se transforma y vuelve a la ‘vida.’

Serra encuentra además su fuerza y su originalidad en la deslumbrante (y, para muchos, chocante) unidad de lo cotidiano con lo milagroso, del misterio con lo cómico, del paisaje con el retrato del alma humana, del mito fundador con la banalidad total que celebra la vida en su amorosa atención a los detalles que muchos llamarían más 'ligeros'. Y, como diría Raúl Ruiz (sí, lo cito e nuevo), la imagen determina la historia más bien que la historia la imagen. O, añadiría yo, se trata de contar imágenes más bien que historias. Serra es muy explícito, se explica con claridad total (¿cómo es que no lo entienden?):

“Mis fuentes son la crítica de cine y mi propia vida. Mi última película acaso lo refleje: hay una aproximación formal un tanto sofisticada a ciertos ecos de cine moderno pero, al mismo tiempo, hay algo muy primitivo, como es el estar con los amigos. ¿Qué más puedo pedir que filmar en el cine lo que ya amo previamente en la vida?”

Gilles Deleuze
diría que necesitamos pensar lo impensable, la vida. Por eso el Cine. Me detengo aquí.


Mario Castro Cobos


Más...
http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/search?q=albert+serra

7 Comments:

  • At 11:02 AM, Anonymous Manuel Siles said…

    Que buen articulo. Provoca salir corriendo a meterse al primer cine donde pongan una pela de Serra... Perdon, lo olvidaba, no hay cines en el Peru donde pongan una pela de Serra.

     
  • At 4:09 PM, Anonymous Anonymous said…

    Cineasta sobrevalorado (Serra se alucina uno de los mejores directores del mundo), curioso sí, pero muy lejos de la maestría que el "snobismo" más recalcitrante pregona. No es para tanto.

     
  • At 10:42 AM, Anonymous Manuel Siles said…

    Bueno, en ese caso no importa que en el Peru no haya cines en donde se le pueda ver. Me lo perdere no mas pues.

     
  • At 1:58 PM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    Hay un cierto tipo de cine que es el placer de lanzarse a lo desconocido.

    Hay otro que es el placer de volver siempre a lo conocido.

    En ambos hay tradición y experimentación, en distinta medida.

    Eso sí, creo que hemos visto muy poco del cine 'desconocido' y demasiado del conocido.

    No se pierdan nuevos ciclos de la Cayetano, los daremos a conocer pronto, en todo caso si quieren cosas más 'normales' Larcomar está a cuatro cuadras...

     
  • At 3:22 PM, Anonymous Anonymous said…

    No hay nada más snob que esa actitud quejosa de los aburridos de toda la vida que no soportan que haya nueva sangre en el cine, y que siguen estacionados en el cine narrrrrativo...

     
  • At 4:01 PM, Anonymous Anonymous said…

    El tema no es que haya o no nueva sangre en el cine o que las preferencias lo sean por un cine narrativo o no. Tampoco se trata de quejarse por gusto. Si hay originalidad y creatividad, vale esa nueva sangre. ¿Pero Albert Serra realmente es sangre nueva o apenas un alumno poco inspirado de Jean Marie Straub o Ermanno Olmi?

     
  • At 9:14 AM, Anonymous Anonymous said…

    Deja en paz a la gente a la que sí le gusta Serra, o por lo menos, fundamenta por qué no te agrada y no caigas en la sonsera de llamar 'snob' a quien sí se solaza con el español.

     

Post a Comment

<< Home