LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Tuesday, October 02, 2007

LA MORAL DE LA EXPLORACIÓN (Y SUS LÍMITES)



Mentiras (Gojitmal, Corea del Sur, 1999), de Jang Sun-Woo



¿El espectador que nos interesa (no diré ya el espectador ideal) no es alguien que por definición quiere, o debería querer, ir, o ser llevado, más allá de sus propios límites (morales, intelectuales, emocionales)? Porque ¿no está, precisamente, en expandir esos límites, la razón de ser y el sentido de cualquier aventura?

He aquí una película surcoreana –ocasión espléndida de acercamiento a una cinematografía desconocida para nosotros– que pone a prueba al espectador, que no podrá dejar de hacerse estas preguntas, con un cierto sentido de suspenso: ¿hasta dónde van a llegar? ¿cuál es el límite?




Por voluntad de abstracción, por universalidad, por anonimato, tal vez por puro gusto, o simplemente por economía, los protagonistas son designados por una letra solitaria. Y. La colegiala de dieciocho. J. El escultor de treintiocho. Desflorada en la posición del misionero (J. arriba – Y. abajo, cara a cara), la única aprobada por san Agustín, seguirán luego una interesante serie de variaciones: coito anal (que no sería nunca aprobada por San Agustín), sexo oral (que tampoco sería aprobada por San Agustín), coprofagía (como si aspirara el más exquisito de los aromas que la naturaleza puede ofrecer y como si esa materia tuviera no solo el color sino también el sabor inconfundible del más rico de los chocolates, así sintiese J.) y sadomasoquismo, que bajo ningún punto de vista serían aprobados por nuestro santo en cuestión, que además solo aprobaba, ya lo sabe el lector, una sola y única posición.


Erótica odisea: exploración de una nueva moral (o una, nos atreveremos a llamarla así, moral de la exploración), curiosidad por los límites (del placer, y también del dolor), búsqueda precaria (no por ello menos deliciosa) del paraíso perdido (comer, dormir, amar, y no trabajar) –utopía alienada individualista dirán algunos, no importa– ; experimento fílmico original, audaz y provocador. Mirada antropológica que no dramatiza ni melodramatiza ni exalta ni romantiza ni idealiza ni banaliza esta puesta en escena de cuerpos (y de ramas, varillas y mangueras también); mirada que combina la distancia casi clínica con la cámara al hombro de un reportero voyeurista y con regusto de entomólogo, con encuadres no menos bizarros que la bizarra relación (sí, imágenes imperfectas: anti-belleza del film-ensayo). Que incluye no solo a los dos personajes sino también a los dos actores que los interpretan, en virtud de que si los coitos son de mentira, los golpes sí son de verdad.

Recordemos un dato revelador. En la parte documental introductoria en donde se entrevista a la actriz ésta se encuentra preocupada por tener que desnudarse pero no dice nada acerca de los golpes. Sadomasoquista pudorosa.


En Mentiras no se produce como en otras películas (El Imperio de los sentidos, Crash) la operación muerte igual orgasmo. No un orgasmo, el orgasmo. El máximo orgasmo. El orgasmo sin fin. El orgasmo final. En las dos películas citadas, los personajes no son solo sadomasoquistas, sino también (auto) destructivos. Diferencia crucial. La historia aquí no insinúa un desenlace fatal. Termina simplemente por saturación. Como se verá, el límite de esta lógica no es la destrucción de los amantes, sino solo su separación.

Sadomasoquismo de naturaleza física más que moral: son los cuerpos los destinatarios de los golpes, no su dignidad. No siendo el objetivo apetecible la destrucción mutua, instinto de conservación e instinto de exploración es encuentran en equilibrio, no en lucha.



Son como dos niños jugando que se entregan a la experiencia con una inocencia esencial. Esto explica que sintamos simpatía por ellos en vez de aversión: de alguna oscura manera intuimos que la exploración (no sin riesgos) establece su propio código moral. La película lejos de ser siniestra es divertida.

“Más me pegas más te quiero”, “sarna con gusto no pica”, “duele rico”, “se sufre pero se goza” (algunas perlas del collar de la, así llamada, sabiduría popular).

“No es placer lo que usted quiere causar en su compañera, sino una impresión que usted desea producir en ella, la del dolor es mucho más fuerte que la del placer…, uno se da cuenta de ello, la emplea y alcanza satisfacción” (fragmento de Juliette II, del Marqués de Sade).


M.C.

LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

1 Comments:

  • At 3:18 PM, Anonymous Anonymous said…

    no me digan que fernández va a hacer una asi jajajaja

     

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