LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Thursday, October 11, 2007

MUNDO NARIZ



El perfume, de Tom Tykwer


Patrick Süskind será algo así como el Rabelais del olfato, en la accidentada y apasionante historia de la novela occidental. La paliza perceptiva, la orgía, de índole mental y sensorial, que produce su en extremo hábil “El Perfume. Historia de un asesino”, la hace una experiencia difícil de olvidar. Su peculiar efecto, los lectores lo recordamos perfectamente bien. Empiezas, fuera de la novela, a oler un mundo nuevo, a oler el mundo de nuevo, o incluso a vivir como si tuvieras nariz nueva. Desentumecimiento-desbloqueo-redescubrimiento-expansión-recuperación casi fabulosa de la dimensión olfativa de la conciencia. Pero no quiero hacer crítica literaria.

En más de un caso, nuestros esenciales o más persistentes recuerdos son o se encuentran asociados con esta “cenicienta de los sentidos”, con un perfume, con un penetrante, sutil, huidizo, flotante olor. Recordemos –no está de más– cuál es una de las acepciones de “esencia”. Intuiciones también hay, que uno expresa sin darse cuenta así: “me huele…” Estudios científicos indican que de hecho olemos bastante más de lo que imaginamos o de lo que somos muchas veces conscientes.

Por eso mismo, el asunto delicadísimo de llevar esta novela al cine nos hacía arrugar y torcer repetidamente la nariz. La temible, no por inhabitual, “reencarnación” de una obra literaria en otra cinematográfica ha dado ya demasiados monstruos del Dr. Frankenstein y los seguirá dando aún. Pero el dilema en el caso que nos ocupa es claro. ¿Cómo podrás hacer que yo (¿o pido mucho?) huela solo con imágenes y sonidos? Una locura, tal vez, y no estoy pensando en la muy graciosa solución de John Waters (el odorama: tarjetitas que te daban en el cine para que las rasparas en determinados momentos y así también olieras olores ricos y no ricos de la película). Era aburridamente fácil prever que la dificultad no podría ser superada.



Sí había opciones: la voz en off debía de “narrar” olores más que acontecimientos (las estupendas descripciones de olores de la novela); composición en claroscuro para sugerir presencias no visibles (olores como fantasmas: algo de esto lo vemos al principio de la película, con Grenouille cubierto por sombras y un puñado de luz sobre su monstruoso y genial órgano, y luego, nos metemos en su nariz); hacerla menos literaria, más experimental, menos lineal (el tema lo requería); trabajar más menos escenas… pero no se hizo o se hizo muy poco.


El estilo de Tykwer hubiera podido responder o enfrentar mejor el reto: esto se percibe cuando usa planos cortísimos, con cámara acelerada, la velocidad del montaje hace sentir la velocidad/instataneidad, lo invadiente de la percepción olfativa; también en otros movimientos en donde por ejemplo la cámara vuela de forma espectacular, siguiendo un olor (a pelirroja); en otras palabras, casi todo aquello que lo aleje del “clasicismo xerox” al que se somete la mayor parte del tiempo, para nuestro aburrimiento. Pero en general lo que vemos es una obediencia al canon, con algunas escapadas, nada más.

El excesivo respeto o fidelidad literal y superficial a una obra es el error más común. Una persona creativa se define, en gran medida, caracterológicamente hablando, como el caso de alguien que ha perdido el miedo y se mete a explorar. Decir que la película es técnicamente impecable, que la reconstrucción es irreprochable, etc., es parte del mismo aburrimiento. No quedará, será una película más, no aportará nada nuevo, no cambiará nada. Me parece percibir una lucha de estilos, de ideologías, en la película. Una, donde la cámara vuela o se transmuta, como un olor; otra, donde las imágenes son tristes esclavas ilustradoras de la historia.

¿Qué se debió hacer con la obra de origen? Pienso que la mejor manera de honrarla es violarla. Seguirla, hallando un camino propio. El placer que esta película me produjo fue el modesto y efectivo de ir recordando una novela que no he vuelto a leer desde hace varios años. La película de Tykwer, en resumen, no se yergue como una obra autónoma sino como mero subproducto. El cine no nació para hacer el papel de hijo tarado de la literatura. Cosa que aún no advierten demasiados directores de todas partes, incluyendo por supuesto nuestro pequeño contexto latinoamericano.


Mario Castro Cobos





LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA


3 Comments:

  • At 1:38 PM, Anonymous Anonymous said…

    Es facil criticar, si te crees tan bueno para dar consejos que no se le haya podido ocurrir al director por que mejor no filmas una pelicula tu estupido y patetico geniecillo

     
  • At 11:28 AM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    Críticos somos todos.

    El que escribió la novela, acerca de ciertos aspectos de la condición humana.

    El que hizo la película, al tomar una serie de decisiones sobre cómo abordaba la novela.

    Cualquier persona que haya visto la película, escriba o no.

    Cualquier persona que escriba acerca de una crítica.

    Entonces? Que cada quien diga lo que piensas y ya.

     
  • At 1:21 AM, Anonymous Anonymous said…

    he leido la novela! y la verdad no creo que el cine sea el mejor medio para retransmitir lo que uno siente durante la lectura! eso va para todas las peliculas.. coincido en que la unica manera de honrar una obra es tratar de buscar el camino y seguir la huella que te produce una obra al leerla.

     

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