LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Friday, August 08, 2008

SERIO COMO UNA SONRISA: 12:08 AL ESTE DE BUCAREST (2006), DE CORNELIU PORUMBOIU


*Película vista en el Festival de Lima*


La película empieza recordando la mejor tradición neorrealista: es sin duda un cine de observación; lo costumbrista está, pero no se estanca jamás en la idiotez pintoresca, es algo que está (aproximadamente) entre el húngaro Tarr y el bosnio Kusturica. O sea: es fuerte, vital, idiosincrático, festivo y decididamente irónico. A esto se suma el minimalismo: un juego con muy pocos elementos que da como resultado algo sorprendente. Jarmusch tiene personajes más ‘inexpresivos’, solitarios introvertidos y hasta melancólicos, pero la manera de hacer de Porumboiu y su espíritu son semejantes. Quítale errancia; auméntale humor. Y conciencia histórica que no renuncia a la sonrisa.

La película se moverá entre la sobriedad de los recursos empleados y las explosiones del más puro desenfreno humorístico (se nota que el director no le teme al humor más directo e incluso estúpido, que usa en su provecho) para ir mostrando, en la segunda parte, una verdad que no tiene nada de graciosa, pero que igual te deja contento. Y sales diciéndote a ti mismo: ¡Qué película tan saludable!

Me encanta el trabajo de los actores, por su potencia, su presencia, su cualidad directa, y su admirable rigurosidad. Simplemente no noto que actúan. Ni siquiera me lo planteé. Me parecen tan ellos, tan concentrados, enfrascados en sus actos mínimos. Podría decir también que se trata de cine de personajes. No hay duda: caras y actores han sido elegidos con sabiduría y total precisión. Se quedan en tu memoria.



El sentido y el talento para el gag asoman la cabeza con rapidez, con puntualidad brillante y anunciando lo que pasará minutos después. No incurre en melodramas ni en caricaturas como un Kusturica. Sus personajes están mirados con un humor claro e incorruptible. Porumboiu respeta a sus personajes y no los despacha a brochazos. Hay planos (en la primera parte, es una película claramente dividida en dos partes) que llegan a ser exquisitos, a despecho de lo que muestran (apuntes sobre vidas grises, pero se trata de seres muy vitales), y le creo sin problemas al director cuando menciona a Vermeer entre sus influencias.

Hay un dominio del espacio, un conocimiento para encontrar el plano con la altura, el ángulo y la distancia exactas. Está la sensación de apuntes al natural, de espontaneidad y frescura (aún en escenas estáticas) que te acompaña todo el tiempo. Hay densidad. No es una película trágica. Ni siquiera es dramática. El humor surge de un absurdo plenamente humano. De hecho solo hay una línea trágica, pero es la voz de alguien que llama por teléfono al programa y aún así la cosa es sumamente sobria. Y hay complejidad, aunque pareciera que resbala por momentos en un humor fácil y popular. Sin embargo, hay un mensaje claro y poderoso que llega a todos.


En la primera parte son básicamente tres los personajes que observamos en sus vidas privadas y cotidianas. En la segunda, serán los tres los escrutados en su aparición pública, en una especie de talk show político de consecuencias imprevisibles y desopilantes. La estética cambiará. Serán largos minutos de un tour de force, donde los planos se sostendrán casi única y exclusivamente por el interés en estos personajes confrontados. El director recurre a la estética televisiva con maestría. Merodea lo grotesco con delicia. Es que, la política y lo grotesco, se han vuelto inseparables y casi indiscernibles. Un personaje se reclamará casi hérore y será desmentido repetidamente. La gestualidad de los actores en estos minutos es casi insuperable. La comedia italiana del rumano se revela. La mano segura de Porumboiu en su primer largo es un hecho apasionante y contundente. Me resulta de lo más interesante que la película también sea densa, no solo ligera; esa combinación me fascina. Es una película poderosa desde su aparente simplicidad y sabor popular.

¿Hubo realmente revolución en el pueblo, como se interroga la película? ¿Miente descarada o distraídamente uno de los invitados al programa? ¿Cambió algo, mucho, poco, Rumania, con el fin de Ceaucescu y del comunismo? No soy el indicado para dar las respuestas. Pero, al menos, la película me dice que si por una parte cada quien tiene su versión, su vivencia de la historia, hay hechos que no se pueden olvidar, que es lo que señalan la última llamada al programa, y el cambio de tono, más meditativo y sereno, al final de la película.


Mario Castro Cobos

La Cinefilia no es Patriota

2 Comments:

  • At 3:04 PM, Anonymous Anonymous said…

    http://www.toma-uno.com/blog-09-04-entrevista-corneliu-porumboiu-a-las-1208-al-este-de-bucarest/

     
  • At 10:38 PM, Blogger La cinefilia no es patriota said…

    http://www.thefreelibrary.com/After+the+revolution%3a+James+Quandt+on+12%3a08+East+of+Bucharest.-a0165917171

     

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