CONCURSO DE CORTOMETRAJES. POR MANUEL SILES.
El último sorteo de jurados para el Concurso de Cortometrajes puede ser una muestra de cómo se intentan llevar adelante los anunciados cambios en la Dirección de Industrias Culturales y Artes del Ministerio de Cultura: todo ha sido como siempre, por lo que (permítanme el pleonasmo) nada ha cambiado.
A pesar de que en una entrevista dada a un grupo de periodistas del blog CINENCUENTRO, Christian Wiener menciona con claridad su intención de hacer una convocatoria realmente abarcadora, incluyendo a sectores habitualmente excluidos como los cineastas regionales e independientes; éstos fueron ignorados por completo al momento de solicitar candidatos para confeccionar las ternas de las que se sortearían los jurados del mencionado concurso.
Los cineastas regionales e independientes vemos ahora cómo ha quedado conformado el jurado por personas que seguramente son muy respetables, pero que no tienen la más mínima idea con respecto a propuestas que se distingan de los cánones tradicionales. Es más, los realizadores independientes objetan, precisamente, las propuestas cinematográficas de varios de esos jurados y se proponen distinguirse claramente de ellas, renegando y declarando su independencia de esa concepción estética.
El debate sobre estética no es un debate sobre condiciones morales, de modo que no hay razón para ofenderse cuando alguien no comparte nuestra mirada o forma de sentir una obra artística. En realidad es inevitable y deseable que en una sociedad viva que se transforma permanentemente haya espacio para diferentes miradas y formas de pensar y de decir. En tal sentido, podemos advertir que tal como ha quedado constituido dicho jurado hay representantes distinguidos de una forma válida de entender y realizar el cine. Bien por ellos, es fundamental que un grupo importante de realizadores se pueda sentir representado y tenga la plena seguridad de que su trabajo será debidamente enjuiciado según los parámetros tradicionales del cine que esos realizadores suscriben libremente, obedeciendo con honestidad a su propia sensibilidad e inclinación artística. Seguramente se podrán apreciar propuestas valiosas que serán premiadas con toda justicia.
El resto ya podemos despedirnos de nuestras ilusiones. Ilusiones que no se forjaron con respecto al concurso del que hablamos, que no es sino un acto coyuntural que solo sirve de ejemplo y símbolo, sino con respecto a los cambios en la administración de la Dirección de Industrias Culturales y Artes del Ministerio de Cultura. Aunque estamos allí ni siquiera seremos considerados en la competencia ya que, como es de dominio público, no hay un solo miembro de ese jurado que considere siquiera como una verdadera obra cinematográfica los trabajos de los cineastas independientes. Lo más probable es que éstos ni siquiera se vean completos.
Al margen de los legalismos habituales en el aparato del Estado que, sin pérdida de tiempo, exige los documentos oficiales probatorios de la creación de un gremio para recién después de ese trámite considerarlo un interlocutor válido, alguien en esa Dirección, si es que en verdad estuvieran interesados en realizar cambios, podría haberse dado cuenta de que ese grupo ¿importante? de cineastas existe, como existen muchos peruanos que por algún motivo no han podido gestionar su DNI, aunque para el estado no existan; como existen muchos pueblos originarios habitualmente ignorados o considerados ciudadanos de segunda clase o perros del hortelano por el Estado; o como existía la Unión de Cineastas del Perú “UCP”, en la época en que la anterior Presidenta del CONACINE, señora Rosa María Oliart, preguntó a un representante de los exhibidores de las Majors, qué acción tomar con respecto a una consulta de parte de este gremio sobre el estatuto de constitución de dichos exhibidores, en lo que se llamó el affaire “Querido Brian”.
Yo tuve ocasión de conversar con el anterior Director de Industrias Culturales y Artes del Ministerio de Cultura, señor Daniel Alfaro, él también nos dio la razón y acto seguido nos ignoró por completo. En tal sentido la actual administración nos ha distinguido claramente al hacer lo mismo.