RESPUESTA DE JESÚS PACHECO
En primer lugar, quisiera decir que en mi caso las objeciones estéticas a esta película me parecen igual de importantes que las objeciones ideológicas. Sin embargo quisiera comenzar por las segundas, porque me parece que han sido las más injustamente malentendidas no sólo en su artículo, señor Bustamante, sino también en el de otros críticos.
EN TORNO A LAS OBJECIONES IDEOLÓGICAS
1. Celebro que finalmente uno de los críticos reconocidos en nuestro medio no sólo se limite a describir la ideología subyacente a esta película, sino que también emita un juicio de valor sobre esta ideología, y celebro mucho más que sea en contra. Sin embargo, considero, con todo respeto, que usted no llega a asumir todas las implicancias teóricas y prácticas de su postura, y por ello es que todavía siente cierto recelo y temor a que la crítica ideológica se confunda con el paternalismo, la censura y el autoritarismo. Trataré de argumentar que su temor no tiene ninguna justificación lógica, y solo una parcial justificación histórica y social (aunque inaplicable en este caso). Advierto que lo que a continuación voy a decir me parece bastante obvio y evidente, pero necesario dado que el fantasma del paternalismo parece no dejar dormir a nuestros críticos.
2. Considerar falsa una idea o una ideología conlleva necesariamente a no desear que esa idea o ideología sea aceptada por otros (¿Cómo se puede considerar falso algo y no importarnos que los demás piensen que ello es verdadero? A menos, claro, que se tenga una postura relativista...la cual es filosóficamente insostenible) Ahora bien, ese “no desear ...” no significa de ninguna manera que estemos a favor de censurar o prohibir la difusión de esa idea o ideología para que la gente “inculta” e “ignorante” no sea contaminada por ellas. Eso sería asumir una postura paternalista y creernos dueños de la verdad, asumir un “autoritarismo inquisitorial” como usted menciona; sin embargo, de nuestra postura no se desprende ello y paso a dar las razones.
No desear que una ideología que consideramos falsa sea aceptada por otros significa en nuestro caso la exigencia personal de pronunciarnos abiertamente en contra de esa ideología, de tratar de difundir cuáles son las razones por las que la consideramos errónea y equivocada, con la finalidad de que la gente pueda formarse su propia opinión y sacar sus propias conclusiones. No tratamos de decidir por la gente ni de decirle que no vayan al cine a ver tal película porque nos disgusta ideológicamente. Usted nos compara con la Iglesia y en ese sentido nos caricaturiza. La Iglesia (por lo menos el lado conservador, que es el mayoritario) sí se comporta de manera paternalista, ya que muchas veces busca la censura y la prohibición de aquellas ideas que considera perjudiciales para su fe. Nosotros no, pero sí nos creemos con el derecho de pronunciarnos si juzgamos algo inmoral o ideológicamente equivocado. Nos parece legítimo sentir el temor de que una película ideológicamente falsa pueda “engatusar” a los espectadores (¿cuál es el problema con sentir ese temor? ¿Acaso no es cierto que aquel que carece de información puede ser “engatusado”?), pero eso no implica que busquemos la censura de esa película. Implica mas bien tratar de difundir nuestro juicio y la información necesaria para que el espectador informado (no sólo de nuestra postura sino de todas las posibles) saque sus propias conclusiones (¿Por qué me parece tan obvio todo esto?).
Por lo demás, con lo que sostengo solamente reafirmo una actitud democrática que se reproduce constantemente en nuestra sociedad. ¿Acaso en política tratamos de censurar a aquellos partidos y movimientos con los que estamos en desacuerdo ideológicamente, a pesar de considerarlos muy peligrosos? Obviamente no, los combatimos en el plano de las ideas, pero no los prohibimos, y creemos nuestra obligación combatirlos ideológicamente porque hay mucha gente que puede ser “engatusada” (¡todos recordamos lo que pasó en las elecciones!). Por otra parte, nos creemos obligados a difundir nuestras ideas no porque nos creamos dueños de la verdad (esto también es algo obvio), sino porque en este momento, considerando todo el conjunto de información y de argumentos a la mano, consideramos que son las correctas, y eso deja abierta la posibilidad de que podamos cambiar nuestros juicios si en el debate o la discusión se nos refuta con buenas razones. Entonces: ¿Dónde está el peligro del autoritarismo inquisitorial?.
Ahora bien, reconozco que su “temor” de que bajo las críticas ideológicas subyazcan posturas paternalistas, autoritarias o censoras tiene una parcial justificación histórica y social (aunque solo parcial, ya que las actitudes democráticas que he mencionado la refutan), pero no lógica. Desde el punto de vista lógico usted comete la falacia de la pendiente resbaladiza que consiste en el argumento erróneo de sostener que si una cosa sucede (deseo de advertir a la gente de aquello que consideramos falso), otras cosas perniciosas también sucederán (censura), a pesar de que no existe prueba de que los eventos perniciosos son causados por el primer hecho. Sin embargo, desde el punto de vista histórico y social, es cierto que innumerables veces han ido juntas la crítica ideológica con la censura y el paternalismo (desde Platón, quien expulsó de su República a los poetas por transmitir una visión que él consideraba perjudicial para la formación de los ciudadanos), pero eso no tiene por qué ser necesariamente así, como creo haberlo demostrado.
3. Usted afirma que las objeciones ideológicas “han sido, en su mayoría, mal sustentadas, pues han partido de una especie de realismo ingenuo según el cual la obra de arte debe ser un reflejo de la realidad; o han llegado a exageradas conclusiones, como las que afirman (otorgándole al filme un poder descomunal) que Madeinusa ahondaría las diferencias sociales, el racismo y promovería el genocidio.” Como no dice a quiénes se está refiriendo, nos vemos obligados a deslindar posiciones. Ni afirmamos que una obra de arte deba ser un reflejo de la realidad, ni que la película tenga un “poder descomunal” para ahondar las diferencias sociales. Tiene poder, pero no descomunal: la película no crea prejuicios (aunque anécdotas de ciertos extranjeros que han visto la película parecen desmentir esto), sino los refuerza (cualquiera que haya ido a cines como el Alcázar es conciente de ello)
4. Quisiera decir una cosa más sobre la caricaturización de los críticos con respecto a las objeciones ideológicas. Quienes estamos en contra de la ideología subyacente en la película, no estamos defendiendo "una visión correcta, limpia, amable y única del mundo andino” como menciona Ricardo Bedoya, ni tampoco un racismo a la inversa como dijo Jorge Ballón en su programa. Eso es reducir el debate a un maniqueísmo absurdo. Cualquiera que tenga un poco de conocimiento de la historia sabe que toda sociedad tiene sus lados oscuros y sus lados buenos (otra vez algo obvio).
(Continuará...)
Jesús Pacheco Quesada
10 Comments:
At 2:54 PM, Anonymous said…
Estimado Jesús,
No estoy de acuerdo con lo que dices.
Qué es una ideología para tí? Crees que toda visión del mundo supone una ideología?
Crees que una ideología es "falsa" o "verdadera" como mencionas? Si de verdad lo crees, no piensas que eso podría llevar a cierto autoritarismo a los que se ven "dueños de la verdad"?
Saludos
R
At 11:27 PM, Anonymous said…
Estimado R
Entiendo por ideología lo mismo que entiende el filósofo político Martin Seliger: “un conjunto de ideas por las que los hombres proponen, explican y justifican fines y significados de una acción social organizada y específicamente de una acción política, al margen de si tal acción se propone preservar, enmendar, desplazar o construir un orden social dado”. En ese sentido, no tengo una concepción peyorativa de la ideología, por si eso te preocupaba. No soy de los que defiende la ideología del “fin de las ideologías”. De ahí que mi respuesta a tu segunda pregunta sea que sí creo que toda visión del mundo presupone nociones ideológicas, no necesariamente pertenecientes a una sola ideología sino incluso a varias que hasta pueden parecer contradictorias. Si la realidad social y política es algo de lo cual no nos podemos sustraer en tanto individuos pertenecientes a una sociedad, siempre estamos, aunque no nos demos cuenta, asumiendo una cierta actitud ante esa realidad y en ese sentido nuestra visión del mundo siempre presupone nociones ideológicas.
Ahora bien, respondiendo a tu tercera pregunta, reconozco que cometí un desliz (fruto de la rara mezcla entre indignación y sueño) cuando equiparé idea a ideología al decir que ambas pueden ser consideradas falsas. Una idea puede ser juzgada verdadera o falsa, no una ideología. Dentro de una ideología puede haber ideas que consideremos falsas y otras que consideremos acertadas, pero la ideología misma no puede ser considerada verdadera o falsa, sino más explicativa o menos explicativa, más útil o menos útil en un contexto espacial y temporal determinado. En mi texto entonces habría que hacer una pequeña corrección: en vez de decir que “una ideología es considerada falsa” habría que decir que “una idea o una serie de ideas centrales dentro de esa ideología son consideradas falsas”. Por lo demás, toda la argumentación de mi texto se sostiene a pesar de este pequeño cambio.
Con respecto a tu última pregunta, luego de mi anterior aclaración, la replantearé de esta forma: “ ¿No consideras que la creencia (llamémosla creencia X) de que una idea o serie de ideas centrales dentro de una ideología son falsas podría llevar a cierto autoritarismo a los que se creen dueños de la verdad?”. Si alguien se considera dueño de la verdad, obviamente la creencia X va a desembocar en autoritarismo. Pero si alguien no se cree dueño de la verdad, esa creencia X no desembocará en autoritarismo. Entonces deducimos que el problema no está en la creencia X, sino en la creencia de ser dueño de la verdad (creencia Y). Tener la creencia X no implica tener la creencia Y, una no lleva a la otra. Es cierto que cuando juzgo una idea o serie de ideas pertenecientes a una ideología como falsas lo hago desde mi propia posición ideológica, pero eso no quiere decir que me crea dueño de la verdad, sino que como mencioné en el texto “considerando todo el conjunto de información y de argumentos a la mano, consideramos que (nuestras ideas) son las correctas, y eso deja abierta la posibilidad de que podamos cambiar nuestros juicios si en el debate o la discusión se nos refuta con buenas razones”.
Gracias por tus comentarios
Saludos
jesús
At 10:52 AM, Anonymous said…
Estimado Jesús.
Gracias a tí por responder. No creo que tengas una concepción peyorativa de las ideologías. Concuerdo con parte de tu comentario sobre el particular ( cada uno puede sustentar y defender su postura).Mi comentario venía a colación porque no estoy de acuerdo cuando dices que una idea o ideología es "falsa" o "verdadera", porque "falso" no es lo opuesto de "acertado", ni "verdad" es lo opuesto de "erróneo".Una idea es correcta o incorrecta pero no verdadera o falsa. Son conceptos diferentes. A estas alturas se sabe que una postura dependen de cosas como la época, el bagaje cultural, etc. Esto puede sonar muy evidente y entiendo por donde va tu texto y tu respuesta. No lo juzgo porque sea "verdad" o "mentira" sino por si estoy de acuerdo con él o no. Desgraciadamente la historia ha "demostrado" que el mal uso de estos términos ha llevado a sectarismos terribles.
Es muy evidente, cierto, pero me parece que para alguien que pretende hacer analísis o crítica ( en el sentido griego del término?) de cualquier tema es importante manejar adecuadamente los conceptos.
Saludos
R
At 11:41 AM, Anonymous said…
Estimado R:
No entiendo bien cuál es la diferencia que encuentras entre el par verdadero y falso y el par correcto e incorrecto...por tu texto me parece que consideras que cuando alguien juzga que algo es verdadero o falso lo pretende hacer desde una posición absoluta, pero cuando alguien juzga que algo es correcto e incorrecto lo hace conciente de que esta juzgando desde un determinado contexto. No creo que sea necesario ni conveniente hacer esta distinción. No creo que sea necesario ni conveniente dejar de hablar de verdad y falsedad (son dos conceptos intuitivos útiles), solamente hay que reformularlos de modo que no adquieran la connotación de absolutez que han tenido en la tradición metafísica. Y eso es lo que ha intentado hacer en los últimos años la tradición analítica en la filosofía. Esta sigue hablando de verdad y falsedad de una idea, pero considera que la verdad y falsedad son relativas siempre a una teoría. De ahí se siguen una serie de otros problemas filosóficos ( como "¿ en qué se diferencia este relativismo sano del relativismo trivial que considera que cada uno tiene su propia verdad?", etc.), problemas con los que también se ha enfrentado, exitosamente a mi modo de ver, esta tradición... te recomiendo que le eches un vistazo a los libros de Donald Davidson, es denso, pero bastante iluminador sobre el tema.
Y claro que intento ser riguroso en el manejo de los conceptos, lo primero que aprendes cuando estudias filosofía es justamente eso: buscar la rigurosidad y exactitud...el mencionado pequeño desliz es fruto de motivos personales que tengo que aprender a controlar, procuraré que no se repita.
saludos
jesús
At 2:30 PM, Anonymous said…
Gracias Jesús por el dato del libro de Davidson. Ahora entiendo mejor tu punto de vista y es verdad, sí pienso que hay un peligro de posición absolutista diciendo si algo es verdad o mentira. No sigo la tradición analítica de la filosofía ( sería interesante saber si verdad y mentira y correcto e incorrecto están en la misma categoría y si se pueden mezclar indistintamente, creo que no. Pero con respecto a un sistema o teoría puede que sí. Leo sorprendido que Madeinusa es falsa, pero ¿falsa con respecto a qué?).
No se si sea "no válido" no controlar la subjetividad a la hora de emitir un juicio o una crítica. Una crítica puede llegar a ser muy subjetiva si lo que analizas llega a chocar con tus valores, tu moral, tu forma de ver el mundo. Por qué no? Creo que es válido. En Europa los críticos destruyeron una película como el Club de la pelea por su nihilismo y eso no le quita valor a la obra.Es una apreciasión valida pero no quiere decir que la comparta.
Con Madeinusa me pasa algo parecido.
Saludos otra vez.
R
At 3:43 AM, Anonymous said…
Estimados colegas, quisiera hacer algunos comentarios sobre sus respuestas a mi nota anterior:
1. La profecía.- La cita que hacen a un artículo mío, presentándola como una profecía se realiza fuera de contexto. Tal como se halla en el blog, la cita parece más una prescripción que una profecía. No es ni lo uno ni lo otro. Si se lee el párrafo en su contexto se comprenderá que me refería a lo que había sucedido en la cinematografía de los países andinos en los años noventa. Por supuesto, lo que describo puede seguir ocurriendo en la primera década del 2000; pero no se trataba de una profecía ni mucho menos de una prescripción.
2. Tarkovski y la responsabilidad.- Creo que todos admiramos a Tarkovski, pero eso no quiere decir que necesariamente suscribamos todas sus opiniones. En realidad, varios de los pareceres expuestos en Esculpir en el tiempo, son discutibles. Un maestro no es un dios, ni su palabra santa. Concuerdo en que un artista debe actuar con responsabilidad, pero cuando se le añade (con comillas o no) el término “penal”, empiezo a desconfiar. ¿Quién determina la responsabilidad del artista?, ¿el Estado?, ¿los críticos convertidos en comisarios de la cultura? Recordemos que Heberto Padilla, Guillermo Cabrera Infante y Reinaldo Arenas, entre otros escritores y artistas cubanos, fueron considerados alguna vez irresponsables. Lo fue el propio Tarkovski en la URSS, donde sus censores pensaron, seguramente, que sus filmes podían ser “mal entendidos” por las masas y corromperlas. Padilla, Cabrera Infante, Arenas y Tarkovski, acabaron en el exilio. Otros murieron en campos de concentración o desaparecieron misteriosamente (como Meyerhold) por “irresponsables”. En realidad, pagaron por ser, precisamente lo contrario: responsables consigo mismos y sus obras, que es la única manera de ser responsables con sus destinatarios. ¿El artista debe ser fiel a la “ideología correcta” o a sus propias representaciones? ¿Cómo será más auténtico? ¿Tratando de complacer a los mandarines o siendo fiel a sí mismos, creando obras consistentes, por muy ideológicamente “erradas” que sean para otros? El mismo Tarkovski termina por reconocer que la “única comunicación adecuada con el espectador es ésta: permanecer fiel a sí mismo” (en el mismo capítulo “Sobre la responsabilidad del artista”). Si Claudia Llosa se representa a los Andes como las imágenes de Madeinusa lo indican, ¿no estará, acaso, siendo fiel a sí misma?; ¿no estaría, en cambio, traicionándose (y traicionando a sus receptores) si quisiera hacerles creer que se representa a los Andes como una devota indigenista?
3. La falacia.- El señor Pacheco dice en su respuesta: “reconozco que su ‘temor’ de que bajo las críticas ideológicas subyazcan posturas paternalistas, autoritarias o censoras tiene una parcial justificación histórica y social (...), pero no lógica”. El señor Pacheco parece creer que yo he afirmado que todas las críticas ideológicas son paternalistas. Yo jamás he afirmado eso. Además, yo no me he remitido a las críticas ideológicas en general, sino a las críticas a Madeinusa, en particular. En el propio fragmento al que alude el señor Pacheco me refiero a “varios de los críticos de Madeinusa” (no a todos), y cuando menciono que hay objeciones ideológicas mal sustentadas respecto al filme, aclaro que son, en mi opinión, la mayoría (no todas). Constatar que varios peruanos son católicos, no me lleva a concluir que todos los peruanos son católicos; si digo que la mayoría lo son, estoy admitiendo que hay una minoría que no lo son. Eso es algo que debería ser obvio para el filósofo Pacheco.
4. Los efectos del cine en el público.- Cuando yo me refería a críticas paternalistas que llevan implícitas una censura inquisitorial estaba pensando en las de Wilfredo Ardito (que “sugiere” a Claudia Llosa disculparse por haber hecho la película) y Pilar Roca (que plantea la posibilidad de recurrir a la Defensoría del Pueblo para que Conacine no premie a proyectos como el de Madeinusa). Los críticos de La cinefilia no es patriota, sin embargo, se sienten aludidos, y lo lamento, pues reconozco que hay suficiente distancia entre las posiciones de Ardito-Roca y las de ellos. Sin embargo, en las respuestas de los críticos Vílchez y Pacheco se insiste en el temor a que el espectador sea “engañado”. Al respecto quisiera hacer una reflexión. Creo que ha quedado claro que no considero que toda crítica ideológica sea paternalista; pero sí que el paternalismo conduce a la censura, y que el crítico que lo practica es, potencialmente, un comisario cultural. Si yo trato a los espectadores como menores de edad a los que hay que cuidar, puedo, como un padre, y, en determinadas circunstancias (una dictadura, por ejemplo), arrogarme la facultad de decidir qué pueden ver y qué no. Si, en cambio, asumo que los espectadores son personas iguales a mí, que carecen de cierta información, pero poseen otra que yo no tengo, buscaré establecer un diálogo con ellos, no desde una posición de autoridad y de velador de sus conciencias, sino desde la de un semejante que busca un intercambio enriquecedor. Obviamente, en ese caso, no me consideraré investido de ningún poder que me permita decidir qué se debe ver y qué no. Prejuzgar los efectos que una película pueda tener en el público es, también, aventurado. El estudio de los efectos del mensaje en el espectador, es una disciplina compleja. Un espectador no necesariamente queda inoculado con el virus ideológico de un filme, y el crítico no necesariamente tiene la vacuna con “la posición correcta” para salvarlo. Generalmente, el espectador usa el filme de múltiples maneras, no sólo decodificando sino resemantizando los mensajes de acuerdo al contexto, su experiencia, su información, sus sistemas de significados, valores, conocimientos y necesidades. Estoy de acuerdo (¿cómo no estarlo?) con que se debe brindar al espectador informaciones y puntos de vista variados respecto del filme para que él saque sus propias conclusiones; pero también creo que debemos tener en cuenta que el espectador tiene puntos de vista propios sobre el filme. El espectador no es un recipiente vacío. Habría que evitar que el eje informado-ignaro remita al de benefactor-víctima: “Yo te voy a ilustrar para que no te engañen”. Habría que guardarse de asumir la misma actitud que se critica en Madeinusa: la asunción de una representación del otro a partir de prejuicios.
5. El pequeño desliz.- En su texto el señor Pacheco plantea la existencia de ideologías falsas, con lo que da a entender que existen también ideologías verdaderas (¿o una ideología verdadera?). Días después admite que ha cometido un desliz al equiparar idea con ideología, fruto, según él, de una “rara mezcla entre indignación y sueño”. (Por cierto, espero no ser yo el causante de ese estado; nada más lejano de mis intenciones que causarle indignación y darle -o quitarle- el sueño al señor Pacheco). El autor sugiere a continuación una “pequeña corrección” a su texto: “en vez de decir que ‘una ideología es considerada falsa’ habría que decir que ‘una idea o una serie de ideas centrales dentro de esa ideología son consideradas falsas’. Por lo demás –añade-, toda la argumentación de mi texto se sostiene a pesar de este pequeño cambio”. El cambio, sin embargo, no es pequeño; más aún, si se está hablando de autoritarismo y es históricamente común a los sistemas autoritarios considerar que existe sólo una ideología correcta y verdadera. Pero lo curioso es que esa no es la única parte del texto donde el señor Pacheco se refiere a una supuesta “ideología falsa”. Líneas arriba se puede leer: “Nos parece legítimo sentir el temor de que una película ideológicamente falsa pueda “engatusar” a los espectadores” (Ojo, dice: “ideológicamente falsa”; no “con ideas falsas”). Y también: “Considerar falsa una idea o una ideología conlleva necesariamente a no desear que esa idea o ideología sea aceptada por otros” (otra vez equipara idea e ideología). Esta evidente reiteración en el error me lleva a pensar, por un lado, que el señor Pacheco estuvo más cansado e indignado de lo que cree cuando escribió ese texto; pero también a preguntarme, por otro lado, si aquello que él considera un desliz no es acaso un síntoma.
6. El racismo recargado.- Admito que es posible que Madeinusa refuerce prejuicios en algunos individuos, pero no sé si lo hace sustancialmente más que otras películas. El público del cine Alcázar al que el señor Pacheco alude no necesita reforzar sus prejuicios con Madeinusa. Lo puede hacer con Madeinusa, Jarjacha o Gregorio. Cuando vi Jarjacha de Palito Ortega Matute en una sala limeña, un grupo de jóvenes que bien podrían ser habitúes del cine Alcázar (aunque el local no fuera exactamente ese), se sentó detrás de mí. Durante casi toda la proyección los jóvenes se burlaron del modo de hablar de los pobladores andinos, de sus creencias y costumbres. ¿Podemos decir por eso, categóricamente, que Jarjacha refuerza el racismo? Repito, los receptores suelen dar distintos usos a los mensajes que consumen. A ustedes, por ejemplo, amigos de La cinefilia no es patriota, Madeinusa no les ha reforzado su racismo sino su antirracismo y su espíritu crítico; cosa que celebro.
7. El conocimiento y el lenguaje.- Mario Castro dice en una respuesta a un lector del blog que Claudia Llosa tendría que adquirir más conocimiento del mundo andino si quiere hacer una película más eficaz que Madeinusa; y que Melinton Eusebio, por su parte, tendría que aprender más del lenguaje cinematográfico para “hablar también más eficazmente de un mundo que acaso sí conoce”. Yo insisto en algo evidente: tanto Madeinusa como Jarjacha: el demonio del incesto son ficciones, es decir, productos construidos en base a la imaginación y a referentes internos; el arte no es reflejo de la realidad (¿no está claro eso después de tanta discusión?). Admito (¿cómo no hacerlo?) que se puede emitir un juicio negativo sobre Madeinusa o cualquier filme, pero no me parece nada convincente que se haga sobre la base de la “incorrecta” correspondencia de la ficción con la realidad, o de la falta de conocimiento del cineasta de la “realidad”. No sé si Mario está de acuerdo con los “responsables” críticos cubanos que condenaron a Soy Cuba por no “reflejar” el país, y que acusaron a Kalatozov de haber visto La Habana sólo desde la ventanilla de un automóvil. Creo, además, que un mayor conocimiento del mundo andino no modificaría necesariamente, de manera sustancial, la representación de Claudia Llosa sobre los Andes. Existen antropólogos (algunos católicos conservadores entre ellos) que han estudiado durante años al mundo andino, y que tienen una representación semejante a la de Claudia Llosa (los Andes son el atraso, la barbarie, etc.). El conocimiento no es ajeno a la ideología. En cuanto al aprendizaje de lo que llamamos el lenguaje cinematográfico, tengo un par de interrogantes: ¿Se trata de aprender lo que llamamos “lenguaje cinematográfico” para hacer películas más “eficaces”, como parece sugerir Mario, o de crear un nuevo lenguaje que sea capaz de revelar universos aún desconocidos en el cine peruano? ¿O, quizá, de aprender eso que llamamos “lenguaje cinematográfico” para romper sus reglas y crear otras que se adecuen mejor a ciertas necesidades expresivas? Y así, volvemos a las preguntas finales de mi texto anterior, que han sido respondidas por el crítico Fernando Vílchez y, en parte, por las citas que La cinefilia no es patriota ha puesto en su última entrega. Creo, como Fernando, que sí es posible crear un nuevo lenguaje, y tengo, como él, la esperanza de que el cine peruano que aún no existe sea aquel capaz de crear ese nuevo lenguaje que exprese a peruanos que sí existen.
8. Considero, por mi parte, cerrado el debate sobre Madeinusa (que ya ha cansado a varios). Pero estimo que el diálogo sigue abierto en lo que respecta a otras películas de reciente estreno, como La Prueba; o de próximo estreno, como Mariposa Negra.
Gracias por sus respuestas y por permitirme emplear nuevamente este espacio.
Emilio Bustamante
At 1:27 PM, Anonymous said…
1.La falacia.- El señor Bustamante cree librarse utilizando un viejo ardid de las discusiones políticas. Me explico. Supongamos que el político W (llámeselo Bustamante si se quiere) defiende una opinión A y el político Z una opinión B, opuesta parcial o totalmente a A. En un momento de la discusión, el político W desliza la afirmación de que “varios” (o la “mayoría”) de los que sostienen la opinión B apoyan también comportamientos perjudiciales para la sociedad. No habla de “todos”, astutamente el político W no especifica quiénes, su afirmación aparentemente inocente solo alude a “varios” o la “mayoría”, no llega a afirmar que el político Z sea quien apoye estos comportamientos perjudiciales. Sin embargo, es claro que esa vaguedad o generalidad “inocente” esconde mas bien el propósito (aunque quizás sea un acto inconsciente, concedámosle una oportunidad al señor Bustamante) de predisponer negativamente a los lectores u oyentes hacia la opinión B, ya que el objetivo es que el público asocie psicológica, no lógicamente, la opinión B con dicho comportamiento perjudicial. Luego, el político Z se siente justificadamente aludido, dado que si la discusión es entre W y Z, lo más probable y lógico de suponer es que W se refiera a Z, además de que se da cuenta de que las afirmaciones de W pueden predisponer negativamente al público hacia su posición B. De ahí que el político Z intente deslindar posiciones y argumente que la opinión B no necesariamente conlleva a las mencionadas acciones nocivas. Inmediatamente el político W contraataca sacando otro as bajo la manga y afirma que él no se estaba refiriendo a Z, que solo hablaba de “varios” o la “mayoría”, no de “todos” y se atreve con mucho descaro a afirmar que el político Z está cometiendo la falacia de composición, que consiste en creer que la característica de muchos se aplica a todos. ¿Está o no está cometiendo la falacia de composición el político Z? No, estimado Sr. Bustamante, de ninguna manera, Z no cree que la característica de muchos se aplique a todos, lo que cree es que cuando W se está refiriendo a “muchos” lo está incluyendo a él (Z) dentro de ese grupo mayoritario ¿No está Z más que justificado en sentirse aludido(la discusión en ese momento es entre W y Z, ¿no?) y en establecer el deslinde, dado de que es consciente de la intención oculta de W de predisponer al público negativamente hacia su opinión B?
Sí nos sentimos aludidos, Sr. Bustamante, y creo que con justificación, dado que al hablar de “varios” o “muchos” y no especificar nombres, al lanzar una afirmación aparentemente tan inocente, lo que estaba provocando es que la gente asocie psicológicamente nuestra posición a una postura paternalista. Y el problema justamente es, como he podido comprobar estas últimas semanas en distintos ámbitos, que cuando uno quiere armar una crítica ideológica o moral sobre una obra de arte, inmediatamente la mayoría te tilda de censor o paternalista. Creo que es un prejuicio que debe ser combatido y que afirmaciones tan “inocentes” como las de usted solo ayudan a reforzar...Me alegra que finalmente haya dado los nombres de a quienes se refería, sin miedo.
2.Los efectos del cine sobre el público.- Usted parece deslizar la idea de que detrás de nuestro temor a que los espectadores sean engañados se encuentra una postura paternalista que consistiría en creernos dotados de una posición superior de autoridad y saber desde la cual ilustraríamos a los ignorantes espectadores. Nuestro paternalismo, según parece afirmar usted, consistiría en tratar a los espectadores como menores de edad, como personas completamente desarmadas, que deben ser cuidadas y educadas, y no como iguales, “que carecen de cierta información, pero poseen otra que yo no tengo”, con los cuales uno puede entrar en un diálogo enriquecedor...Niego tajantemente que nosotros defendamos una posición semejante. Paso a dar las razones:
2.1.Repito lo que ya mencioné en mi respuesta: “nos creemos obligados a difundir nuestras ideas no porque nos creamos dueños de la verdad (...), sino porque en este momento, considerando todo el conjunto de información y de argumentos a la mano, consideramos que son las correctas, y eso deja abierta la posibilidad de que podamos cambiar nuestros juicios si en el debate o la discusión se nos refuta con buenas razones. Entonces: ¿Dónde está el peligro del autoritarismo inquisitorial?” De aquí se deduce de manera bastante clara que no nos creemos situados en una posición de autoridad o de veladores de conciencia, sino que estamos abiertos al diálogo y a la reconsideración de nuestras opiniones. Por lo demás, dialogar con los que nos escriben y critican (no solo críticos, sino espectadores comunes y corrientes) es lo que hacemos diariamente en este blog. Justamente hace unos días hablábamos entre nosotros de ello, de que este diálogo realizado en el blog nos sirve mucho a nosotros mismos, ya que nos ayuda a enriquecer nuestros puntos de vista...Así que cuando usted escribe lo que escribe, francamente… sonrío.
2.2.Cuando afirmo que me parece legítimo sentir el temor de que los espectadores puedan ser engañados por la representación de la realidad presente en la ideología subyacente a la película no los estoy considerando como niños a los que yo tenga que cuidar e ilustrar para que no sean engañados. Primero, sentir el temor de ser engañado es algo que todos experimentan con respecto a sí mismos muy a menudo. El autoengaño, por ejemplo, es un fenómeno muy común. Así, cuando uno tiene una fuerte simpatía o un fuerte rechazo hacia un determinado autor, sabe que esa fuerte simpatía o ese fuerte rechazo puede provocar que vea, lea o escuche cosas en su obra que en realidad no se encuentran, y en ese caso me parece legítimo que uno sienta el temor de ser autoengañado, dado que ese temor le permite ser más crítico con respecto a sí mismo.
Segundo, no considero al espectador un recipiente vacío que recibe pasivamente los mensajes, es obvio que los interpreta a partir de su contexto y sus puntos de vista. Y justamente ahí se encuentra el problema, porque me parece que hay contextos y puntos de vista desde los cuales uno juzga menos críticamente una postura que otras. Supongo que no negará que el contexto a partir del cual muchos(¿la mayoría?) de los espectadores juzgan esta película es un contexto lleno de desconocimiento y de prejuicios negativos con respecto al Ande. En ese sentido, dado que este espectador tiene esa predisposición negativa, el peligro de que sea engañado por la representación de la realidad presente en la postura ideológica aumenta considerablemente. Por ello, considero que, en este caso en particular, sentir el temor de que los espectadores puedan ser engañados, de que refuercen sus prejuicios, se encuentra plenamente justificado. El espectador no es un recipiente vacío, pero no puede negar que hay espectadores que por su propio contexto reciben ciertos mensajes de manera muy poco crítica y mucho más pasiva que otros (aunque no exista la pasividad total porque, claro, siempre hay interpretación). Ahora, considerar que ante ciertos mensajes hay receptores más pasivos que otros debido a sus fuertes predisposiciones con respecto al tema en cuestión, no implica de ninguna manera que a esos receptores que consideramos más pasivos (en este tema, ojo) les quitemos el estatuto de interlocutores semejantes, dado que en el diálogo dejamos abierta la posibilidad de que la visión que tenemos del otro( forjada a partir de los estudios sobre el racismo en el Perú y de las vivencias cotidianas) sea también puesta en duda. Además, como ya mencioné en el párrafo anterior, todos tenemos predisposiciones que nos hacen ser menos críticos y más pasivos con respecto a ciertos asuntos que con relación a otros.
Tercero, cuando usted afirma que está en desacuerdo con la ideología de esta película, ¿por qué lo hace? ¿Solamente porque considera que no se ajusta a la representación mejor documentada y más fiel de los libros de historia y antropología? ¿Solamente lo hace guiado por una preocupación teórica, por un supuesto amor a la verdad? ¿Solo le preocupa que en el debate intelectual se asuman las posiciones correctas? Espero que no lo haga principalmente por eso...aunque dudo un poco de esa esperanza...En nuestro caso, si la ideología subyacente a esta película nos causa fuerte indignación, no es solamente porque nos preocupa que en el debate intelectual se asuman las posiciones correctas, sino principalmente porque sentimos el temor de que esta ideología refuerce el engaño de un gran sector de la población, porque nos preocupa que esta ideología siga reforzando los prejuicios y estereotipos tan extendidos en la gente, los que, como todos sabemos, han sido una de las causas de la escisión social y la marginación en nuestro país.
3.El pequeño desliz.- Como ya mencioné, estuve bastante indignado al momento de escribir la respuesta a su primer comentario, y de ahí que se me haya pasado ese error en más de una oportunidad. El desliz no es un síntoma de nada más allá de una fuerte indignación. Estuve indignado sobre todo (ahora me doy cuenta más claramente de ello) por su lenguaje vago del que ya hable, aparentemente tan inocente, pero que en realidad solo ayuda a reforzar prejuicios en la gente. Estuve indignado (y lo sigo estando en cierta forma) porque me parece muy tibia su crítica a esa ideología, como si esta discusión solamente tuviera repercusiones teóricas, como si usted creyera que hay que comprometerse, pero nunca mucho, claro, para no ser tildados de dogmáticos o autoritarios, y quizás también (espero sinceramente que ese no sea su caso) para poder quedar bien con todos...Procuraré, como ya señalé, que no se repita este error y que la indignación no vuelva a afectar la búsqueda de exactitud en el manejo de los conceptos...Y, me olvidaba, el que parece quitarle el sueño a usted soy yo, dado que en bastante más del 50% de su texto me cita y me cita con el fin de tratar de refutarme...Buen intento, señor Bustamante, nada más.
4.El racismo recargado.- Me alegra que por fin admita que Madeinusa puede reforzar prejuicios en la gente, y en mi opinión sí lo hace sustancialmente más que otras películas. En Madeinusa se pretende la creación de todo un universo primitivo, salvaje y oscuro, no es solo uno o dos de los pobladores los que están cargados de ese primitivismo y salvajismo, sino que es todo el universo del pueblo el que tiene esas características. Es cierto que otras películas también pueden reforzar prejuicios, pero en esta película la ideología es tan manifiesta que ciertamente lo hace mucho más que las otras. De todos modos, no queremos ser complacientes con otras películas nacionales y por ello me alegra que mencione a Jarjacha, ya que le anticipo que estamos preparando para diciembre un especial sobre cine de provincias y uno de esos artículos se centrará en hacer un análisis de la(s) ideología(s) presentes en tales películas, análisis que, le aseguro, no será para nada complaciente.
Gracias por su respuesta. Saludos.
Jesús Pacheco
At 7:38 PM, Anonymous said…
Amigo Pacheco, no se indigne. Tómese una valeriana. Si tengo tiempo, este fin de semana le comentaré lo que pienso de las demandas (autoritarias) de compromiso revolucionario. Un saludo combativo.
Emilio Bustamante.
At 1:17 PM, Anonymous said…
Amigos de La cinefilia no es patriota, aunque había dado por cerrado el tema de Madeinusa, algunas de las palabras del crítico Pacheco en su última respuesta, me motivan a hacer los siguientes comentarios:
1. El Sr. Pacheco me acusó en su primera respuesta de incurrir en una falacia. Yo le demostré, luego, que no había falacia alguna en mi discurso; y que era él, en cambio, quien caía en otro tipo de falacia. El Sr. Pacheco se negó a admitirlo, empleando para defenderse no el razonamiento lógico, sino extrañas capacidades paranormales de lector de mentes, para terminar acusándome de recurrir a “un viejo ardid de las discusiones políticas” que jamás se me ocurrió emplear. El Sr. Pacheco debería esmerarse en mejorar su lectura de textos antes de ensayar la lectura de las mentes. No es bueno en ninguna de ellas. El Sr. Pacheco dice que en la Facultad de Filosofía le enseñaron a emplear los conceptos con rigor, sin embargo confunde idea con ideología más de una vez, y considera que al hacerlo sólo ha cometido un “pequeño desliz”. Tenemos pues un filósofo que no sabe distinguir las falacias y que cree que confundir idea con ideología es un error sin importancia. O el señor Pacheco es muy soberbio y por ello no admite o minimiza sus errores, o su formación académica deja mucho que desear.
2. El Sr. Pacheco dice que le indigna mi “lenguaje vago” que, según él, “ayuda a reforzar los prejuicios de la gente”. O sea que ya no es solo Madeinusa la que refuerza los prejuicios de la gente. La gente está amenazada por todas partes. Felizmente tiene al Sr. Pacheco para salvarla. ¿Lenguaje vago? Mi punto de vista sobre el filme de Claudia Llosa se encuentra en las notas posteadas en Ventana Indiscreta y en este blog. Los lectores juzgaran si hay vaguedad en mi lenguaje y argumentos. Por mi parte, la crítica “ideológica” que intenta hacer el Sr. Pacheco sí me parece vaga. Se basa en presunciones sobre la recepción del público (según su experiencia en el cine Alcázar) y en una floja lectura del texto fílmico que no le permite reconocer el estilo narrativo del la película (que apuesta a la construcción de la verosimilitud y no del distanciamiento) ni apreciar las particularidades de la imagen (cree que la toma de la procesión de la virgen viva es de tipo “documental” cuando hay una clara sofisticación fotográfica y profílmica). Todo ello para arribar a lugares comunes a los que no da ningún contexto histórico. El lector juzgará qué crítica “ideológica” está mejor sustentada.
3. No logro entender al Sr. Pacheco cuando dice que mi crítica a Madeinusa es tibia. ¿Qué quiere que haga? ¿Qué diga que no le encuentro valores estéticos cuando sí los encuentro? ¿Qué diga que la veo como una gran amenaza contra los espectadores cuando no la considero así ni creo que los espectadores estén inermes ante ella? ¿Por qué quiere el Sr. Pacheco que tenga sus mismos gustos y comparta sus especulaciones, cuando tengo mis propios gustos y soy libre de elaborar mis propias especulaciones (en mi opinión mejor sustentadas que las suyas)? ¿O quiere, tal vez, que realice una acción directa más eficaz como, por ejemplo, escribir panfletos como el del camarada Rafo León en la revista revolucionaria Somos? ¿O, quizá, que participe en una campaña de vacunación ideológica en el cine Alcázar? ¿O que organice una quema de muñecos de Claudia Llosa? ¿O que pida (como Wilfredo Ardito) que Claudia Llosa haga su autocrítica misma procesada de Moscú? ¿O que exija su reeducación en el campo para que conozca mejor la realidad y dirija, así, las películas con la posición correcta? ¿Por qué será que las exigencias de compromiso del Sr. Pacheco me saben a añejo autoritarismo de izquierda?
Ahora sí cierro el debate de mi parte. No quiero causarle más indignación al Sr. Pacheco. Al intervenir en el blog para comentar Madeinusa lo hice motivado por la posibilidad de establecer un diálogo que fuera provechoso. No pretendía despertar la ira, la indignación ni la intolerancia de nadie. Me alegra que la conversación les haya sido útil para afirmar y aclarar ideas. A mí me ha servido exactamente para lo mismo. Les agradezco, una vez más, por ello.
Emilio Bustamante.
At 9:57 PM, Anonymous said…
1. Ya mencioné que no creo haber incurrido en una falacia de composición y doy las razones arriba, no voy a gastar tiempo volviéndolas a señalar.
2. Cuando digo que usted utiliza un “viejo ardid de las discusiones políticas” menciono entre paréntesis que “quizás sea un acto inconsciente”(¿quién debería esmerarse en mejorar su lectura de textos?), es decir, quizás no se da cuenta de que está utilizando ese ardid; por lo tanto, no me considero un lector de mentes. Lo que considero es que la manifestación exterior (no la intención) de su discurso en ese punto en concreto se parece mucho al de ciertos políticos astutos.
3. Ya mencioné que cometí un error al decir que una ideología puede ser juzgada como “verdadera” o “falsa”, y cuando digo que es un “pequeño desliz” lo hago en relación a la consistencia interior de mi argumento. Es decir, basta que reemplacemos “una ideología es verdadera o falsa” por “un conjunto de ideas dentro de esa ideología es verdadero o falso” para que mi argumento se siga de manera consistente. Ahora, admito que desde otra perspectiva(no desde la perspectiva de la consistencia interior del argumento) ese puede ser un gran error, dado que es cierto que la creencia de que una ideología es verdadera o falsa ha sido utilizada para imponer formas de autoritarismo. Admito ese “gran error”, señor Bustamante, aunque espero que no me lo recuerde por el resto de mi vida como parece ser su intención...trataré de aprender de mis errores, como todos, nada más.
4. Cuando hago mención de su “lenguaje vago” me refiero específicamente al mencionado ardid político, al hecho de que usted hable de “muchos” o “varios”, pero no especifique (inicialmente) nombres. Ya justifiqué por qué creo legítimo que nos hayamos sentido aludidos, y por qué creo legítima mi indignación: está muy extendido el prejuicio de que la crítica ideológica de una obra de arte esconde cierto autoritarismo y paternalismo, y no quería que de ninguna manera fuéramos víctimas de ese prejuicio, el cual, a mi parecer, es reforzado cuando se hace afirmaciones tan vagas e “inocentes” como las de usted.
5. Mi apreciación sobre los efectos que la ideología de esta película puede tener sobre el público no se basa solo ni principalmente en mis apreciaciones del público que acudió al Alcazar. Es una visión forjada a partir de los estudios sobre racismo en el Perú y de las vivencias cotidianas, como ya mencioné en mi respuesta anterior (nuevamente, ¿quién debería esmerarse en mejorar su lectura de textos?). Ahora, si usted considera que no existe en grandes sectores de la población un desconocimiento sobre la gente del Ande ni un prejuicio negativo con respecto a esta gente, pues en ese caso, con mucho respeto, el que tiene que reforzar su formación académica y vivencial sería usted.
6. En ningún momento he hablado de que Madeinusa deba distanciarnos emocionalmente, como usted menciona en uno de sus comentarios. Estoy de acuerdo en que la película tiene un estilo clásico. Mi crítica estética consistía en que Madeinusa no lograba distanciarnos lo suficiente de una representación de la realidad a manera de “reportaje televisivo convencional”(uso esta frase), es decir, que no lograba distanciarnos de una representación estereotipada y convencional de la misma (todos sabemos el modo como generalmente la televisión nos ofrece la realidad, filtrada a través del estereotipo y el cliché). Y eso me parecía un error estético (no ideológico), ya que choca con la pretensión naturalista de la película (entendiendo naturalismo tal como lo hace Deleuze, es decir, la búsqueda de la plasmación de un mundo originario que estaría escondido en el medio geográfico y social y que revelaría la violencia y crueldad de este medio). En otras palabras, tanto el paisaje geográfico y cultural como la comunidad del pueblo me parecían representados de manera exótica y superficial y no de un modo naturalista, es decir, no de un modo en el cual la perversidad de ese universo hubiera sido explorada de forma suficiente. El estereotipo del indio primitivo y salvaje se queda como mero estereotipo, no hay una preocupación por profundizar en esa perversidad y ese salvajismo (¿Podemos decir que en “Avaricia” Stroheim nos ofrece el mero estereotipo del avaro o que en las películas de Buñuel se nos ofrece el mero estereotipo del burgués?). La afloración de los deseos y las pulsiones (la manifestación del mundo originario para Deleuze) es representada de una manera bastante torpe, simple y sin ninguna sutileza (las peleas entre hermanas, el robo del cerdo, etc). Me parece que en el buen naturalismo (Buñuel, Stroheim, por ejemplo) no se trata solo de hacer aflorar las pulsiones, sino de profundizar en los diversos matices de esa afloración.
7. Cuando dije que su crítica me parecía tibia me refería “literalmente” a su crítica ideológica (nuevamente, ¿quién debería esmerarse en mejorar su lectura de textos?). No le pido que se comprometa con algo que usted no cree, le pido que se comprometa de verdad con aquello que cree y saque todas las conclusiones posibles a nivel del discurso (no le pido acciones prácticas tampoco, eso sería alejarlo autoritariamente de su función de crítico). ¿Esa ideología de la película con la que usted está en desacuerdo ha sido o no ha sido altamente nociva para nuestra sociedad? Si ha sido altamente nociva, ¿no es conveniente señalarlo claramente y con fuerza desde el inicio de la discusión (cosa que usted no hace, tomando como punto de inicio las discusiones en “Ventana indiscreta digital”)? ¿Por qué le es tan fácil calificar a otros de “autoritarios”, “paternalistas” e “intolerantes” y le tiembla la mano al momento de calificar a la película de “racista”?...Ahora, es cierto que puede ser que usted no considere que esa ideología sea altamente nociva para la sociedad, en cuyo caso es lógico que no se sigan estas consecuencias; sin embargo, en ese caso, hubiera esperado una mejor aclaración y explicación de por qué no considera que esa ideología es altamente nociva, cosa que usted no hace. Usted menciona casi mecánicamente, para intentar escudarse, los estudios sobre los efectos del mensaje en el espectador, un “lugar común” dentro del ámbito de las comunicaciones ( verdadero, pero no por ello menos “lugar común”), sin embargo, como ya creo haber demostrado, esa teoría no descarta la posibilidad de que haya espectadores más pasivos que otros ante ciertos mensajes...Como ve, no hay ningún “añejo autoritarismo de izquierda” en mi discurso; el problema, creo yo, es que la gente se escandaliza cuando escucha o lee ciertos términos como “verdad”, “compromiso”, etc., ya que tienen toda una connotación negativa que viene del pasado...no creo que haya que dejar de utilizarlos en la discusión intelectual(son conceptos intuitivos útiles), sino que hay que devolverlos al “mundo de la vida”( para usar una expresión de Husserl) y librarlos de ese modo de la carga metafísica y autoritaria impuesta por ciertas élites (intelectuales, políticas, económicas, artísticas, etc.) a lo largo de la historia.
Cierro esta discusión, señor Bustamante. Que un debate intelectual sea atravesado por las pasiones y los egos es completamente natural(¿somos humanos, no?), siempre y cuando no se nuble la rigurosidad en la argumentación. Espero no haberle causado muchas molestias por ello. Usted, con su última intervención, ha podido comprobar en carne propia que la indignación (de la que usted estaba preso cuando la escribió) nos lleva a veces a exagerar o a ver cosas en el discurso del otro que no se encuentran (me refiero a las varias alusiones que he hecho a que usted debe mejorar su lectura de los textos)...De todos modos, agradezco su intervención en el blog, nos ha servido a todos. Saludos
Jesús Pacheco
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