MADEINUSA CRÍTICA P.2

¿Qué es Madeinusa?
Parte 2.

A Martín Chambi, primer cineasta peruano.

El verdadero tema de Madeinusa, por lo menos para mí (y poco me importa quedarme solo al hacer esta afirmación), es el verdadero gran tema del cine “peruano” y no puede ser sino un tema absolutamente ideológico, si convenimos en que es verdad que toda estética está al servicio de una ideología. A esta ideología la llamo Madeinlima o la incapacidad atroz de los limeños para entender el Perú. No digo que yo lo entienda, pero no pretendo hacer como si lo entendiera cuando de hecho no lo entiendo, ni intento meterme con ese mundo, con la pretensión de que sí lo entiendo. Incluso para construir un cuento de hadas hay que entender algo. Entender cuánto no se entiende, entender eso sería un buen comienzo… Y no me refiero a encuadres. El ande ominoso o idílico es el pretexto. Será por eso que, personalmente, no puedo evitar sentir que todo en Madeinusa está como colocado encima. Y segundos después, empezamos a filmar. Cada intento de “símbolo.” Cosa que, honestamente, no me causa placer.

Nosotros, tan limeños, ni siquiera entendemos Lima la Horrible, en “nuestro” cine. (¿Cuál cine…? se preguntará alguien medianamente inteligente que no crea en la realidad notarial.) Esa es la simple y verificable realidad. ¿Habrá quien pueda negar esto? Así, tal vez, irónicamente, nos resulte por eso más fácil ficcionalizar sobre aquello que entendemos todavía menos.

Claudia Llosa, por supuesto, no ha cometido “pecado” alguno, solo, según creo entender, ha querido contar un cuento de hadas con caras y paisajes andinos. La inocencia no muy compleja del propósito la pone al nivel de Paloma de papel, de Fabrizio Aguilar. En teoría.

Esta joven directora debutante –y no estaría nada mal patentar la fórmula–, ha abierto, consciente y/o inconscientemente, la caja de Pandora. No hay duda, en algún momento alguien la tenía que abrir. La polémica tiende asimismo, peligrosamente, a sepultar la película. Es de un carácter próximo a la experiencia de lo sublime leer el ping-pong de los tomates de los amigos de Cinemaperú y descubrir en medio de la batalla que muchos de ellos ni siquiera han visto la película. Ahora que la caja sigue abierta, en lugar de volver a cerrarla, ¿por qué no miramos, a ver qué hay en el fondo de ella?

En esta película sin película, Lima es el Gran Vampiro y los provincianos son las partes de Inkarri buscando coherencia. Pero lo distintivo, lo “auténtico”, lo idiosincrático del Perú sigue siendo curiosamente lo andino. Madeinusa me interna por eso en la sensación mixta, compuesta del indio sucio en lo físico y en lo moral, con las lindas artesanías que podemos adquirir en cualquier momento, aquí en Lima, rodeados de turistas europeos u orientales, en las últimas cuadras de la Av. Petit Thouars, en Miraflores, o en las primeras cuadras de la Av. La Marina, en San Miguel. Esa mixtura me parece una de las claves para leer la película.

Es raro que se hable del Perú en las películas peruanas. Del Perú de verdad, quiero decir. Es un tema pendiente. Es gravísimo. El cine aquí en el Perú parece una especie de mascota, nunca peligrosa, nunca perturbadora, nunca radical, nunca compleja. ¿Dónde están los pensadores en cine, dónde los intelectuales, algo que merezca el nombre de élite?

En el cine peruano siempre parece que se quiere, incluso con desesperación, vender el producto Perú. No es algo inválido, pero la pregunta es otra. ¿No ha nacido nadie que quiera hacer una película personal aquí?

En la esencia del proyecto artístico tal vez está el afán de entender “algo” de uno mismo, mucho más que del resto. Pero es inevitable hablar del otro aunque el tema sea uno mismo. Pero si ese otro es tan cliché, entonces, siguiendo a Kundera, afirmamos que la moral del arte es el conocimiento. La verdad, lo siento mucho, pero no he aprendido nada al ver Madeinusa.

Al menos tengamos la entereza de mirar al vacío cara a cara. No existe, tal vez no exista nunca, pero nada ni nadie me impide atreverme a soñar, a imaginar, a un Vallejo en cine. Lo andino y la vanguardia unidos. Si el arte existe es porque también necesitamos lo que aún no existe. Incluso, existimos para lo que aún no existe.

Madeinusa ha tenido la inocultable gran virtud, acaso sin querer queriendo, de meter el dedo en la llaga, en la fractura que nos define como país. Seguiremos investigando la llaga.

Termino. Eso de que la ficción es una cosa y la realidad es otra, es muy gracioso. Yo tenía entendido que la utilidad de la ficción era la de iluminar la realidad. Qué extraño... La verdadera “ficción” consiste en creer que no existe relación entre ambas.

Mario Castro Cobos