X FESTIVAL EL CINE
LOS GANADORES DEL FESTIVAL
Premio de la Crítica Cinematográfica Internacional
Aquí, todo es posible. Y todo se cruza. Y convive. Imaginación con Realidad. Presente con Pasado. Surrealismo con Clasicismo. Buñuel con Borges. Linealidad y Laberinto. Lucidez y Ensueño. Giros. Imprevisibles. No hay manera de adivinar qué sigue. El mundo es un juego, una broma, un misterio. El Tiempo nos construye/nos destruye. El cine es la máquina de soñar que muchos no se atreven a explorar ni dormidos ni despiertos. Ruiz sí; nos lleva a despertar en el fondo del sueño. Película “intelectual” que recomiendo únicamente a quienes no han renunciado a su intelecto. Probablemente, la joya más desafiante del festival. (MCC).
El custodio (Rodrigo Moreno, Argentina)
Primer Premio del Jurado
El Custodio soy yo, tú, somos todos. Somos todos los que carecemos de poder. Los que no podemos tomar decisiones sobre lo que nos afecta directamente. Los que ya no elegimos nada, excepto aguantarnos. Moreno nos contó en el diálogo realizado en nuestro querido festival Elcine, que quería hacer un estudio clínico. Plenamente consciente de que no lo logró del todo (las condiciones de producción determinaron la estética), creo que su película trata de develar el mecanismo del poder, la explotación del hombre por el hombre, la conversión del prójimo en esclavo. Tomar como referente El Empleo del tiempo, de Laurent Cantet, me parece justo. Un custodio (guardaespaldas) se define porque vive para otro y no ya para sí. Me pareció una película más "europea" (en el buen sentido, más que en el malo) que costumbrista y adicta al cliché. El poder de observación, el rigor y la contención de esta película me resultan admirables. Moreno no parece querer ser una especie de Haneke argentino, pero la introspección debida acaso lo lleve inevitablemente por ese camino. (MCC).
Crimen Delicado (Beto Brant, Brasil)
Segundo Premio del Jurado / Mejor actriz
De las actuaciones más honestas en el festival, si es que puede hablarse de actuaciones en el sentido convencional. Un crítico de teatro, siempre con las ideas claras y los juicios severos, se desquicia al quedar seducido por una mujer particular. Ella va por la vida con una pierna solamente y funge como modelo y amante de un nebuloso pintor. El crítico, que tanto sabe de teatro y tan poco del proceso creativo en la pintura, empieza a tener reacciones anormales en él. El filme se da el tiempo para la contemplación. Tres escenas hipnotizantes: el crítico observando a los clientes de una fonda, la plasmación de la polémica pintura y el extraño interrogatorio en la sala del juez. Con un penetrante final, este filme se distinguió rápidamente del gran grupo de obras que llegaron. (FV).
Cinema, aspirinas y buitres (Marcelo Gomes, Brasil)
Primer Premio del Jurado Mejor Ópera Prima
Con ustedes, el regreso del Síndrome del Paciente Inglés, que ahora fala portugués, y que nos ataca otra vez. La nada se manifiesta a su regalado gusto en esta película por demás gratuita, ricamente vestida de dorado caramelo. Su fotografía estaría buena para comer, pero lo que yo no me puedo tragar es que por sí sola sirva para mucho más. La relevancia de esta ópera prima, pese a sus signos exteriores de riqueza -de fotografía publicitaria-, road movie diluída de carretera, me resulta un misterio inasible. Pariente lejana de Cinema Paradiso y prima hermana tarada y tediosa de El Fabricante de estrellas, ay Tornatore, qué mala escuela. Yo doy mi sangre por Sangre, apasionante ópera prima del mexicano Amat Escalante, aunque me recuerde a Batalla en el Cielo y a Temporada de Patos al mismo tiempo. O tal vez por eso. (MCC).
Madeinusa (Claudia Llosa, Perú)
Segundo Premio del Jurado Mejor Ópera Prima
Lo atractivo del Perú son los Andes, las comunidades campesinas, el “otro yo” que nos separa como nación. Mirada de falsa antropóloga sobre hechos imaginarios. En palabras de la propia directora: “la película toca muchas cosas desde la ficción que son reales, lamentablemente”. Regreso al indianismo de López Albújar. En el pueblo de Madeinusa, un padre se acuesta con las hijas, las niñas matan a sus padres, los piojos atacan las cabezas y la ilusión es irse a vivir a Lima. ¿Racismo consciente o subconsciente? Lo andino se vuelve anodino y excepto por una mejora en el guión en los últimos minutos, todo pasa como una pirotecnia de intenciones, ruidos y colores dignos de otra festividad. Después de Sangre, prefiero La perrera o incluso la desenfadada Apocalipsur. (FV).
En la cama (Matías Bize, Chile)
Mejor Guión / Mejor actriz
El reto de hacer una película sin salir de una habitación es riesgoso y, empezando por ahí, quizá ese es un mérito que vio el Jurado. De acuerdo, los retos son bienvenidos. Estamos cansados de directores sin mejores iniciativas. En este caso, a la manera de Linklater en Tape, no salimos jamás del cuarto de un hotel, pero en esta ocasión para ser testigos de cómo evoluciona una relación clandestina. Apela a un esquema conocido: primero las escenas risueñas, luego (como al minuto 40) el giro dramático, de nuevo un amague de reconciliación (aprox. minuto 60), termina con la incertidumbre de la partida. Uno puede sentir cómo se estira el guión de acuerdo a sus escenas: una coreografía, una pelea de almohadazos, el momento de las llamadas. ¿Así son las relaciones clandestinas? En todo caso, esperemos que el cine dependa cada vez menos de un guión. En desacuerdo con el Jurado. (FV)
Crónica de una fuga (Israel Adrián Caetano, Argentina)
Película más Votada
Antes del festival, estaba seguro que este premio se lo llevaba Derecho de familia, de Daniel Burman. No era posible imaginar que una película de Caetano pudiera cautivar a los parroquianos que cada año se acercan a las salas para saber en qué anda esto del cine latinoamericano. Más aún si tenemos en cuenta los antecedentes: Bolivia y Un oso rojo -otros filmes de Caetano- no son cintas simpáticas ciertamente; y desde Despabílate Amor hasta El matrimonio de Romeo y Julieta uno podía, con gran esfuerzo, comprender al público, pero no solidarizarse con él. Sin embargo este año pasó algo extraño: Israel Adrián, el director de Pizza, birra, faso, conquista al público limeño y uno no sabe si eso habla bien de nuestro público o mal de Caetano. O ambas posibilidades. En todo caso, este premio no es de los críticos sino del público y si ellos votaron así, por algo es. Claro que también votaron por Alan García. (FV)
Película más Votada
Antes del festival, estaba seguro que este premio se lo llevaba Derecho de familia, de Daniel Burman. No era posible imaginar que una película de Caetano pudiera cautivar a los parroquianos que cada año se acercan a las salas para saber en qué anda esto del cine latinoamericano. Más aún si tenemos en cuenta los antecedentes: Bolivia y Un oso rojo -otros filmes de Caetano- no son cintas simpáticas ciertamente; y desde Despabílate Amor hasta El matrimonio de Romeo y Julieta uno podía, con gran esfuerzo, comprender al público, pero no solidarizarse con él. Sin embargo este año pasó algo extraño: Israel Adrián, el director de Pizza, birra, faso, conquista al público limeño y uno no sabe si eso habla bien de nuestro público o mal de Caetano. O ambas posibilidades. En todo caso, este premio no es de los críticos sino del público y si ellos votaron así, por algo es. Claro que también votaron por Alan García. (FV)
* * *
QUE PIDAN AYUDA
Balance de la organización
QUE PIDAN AYUDA
Balance de la organización
Lo positivo del X Festival
1ero. Películas que tuvieron presencia en festivales importantes este mismo año, llegaron con inusual prisa al festival. Así, dentro de las competencias pudimos ver Crónica de una fuga, Sangre y Fantasma (Cannes), El custodio y Derecho de Familia (Berlín), En el hoyo (Sundance), entre otras. Además, felicitamos el estreno en salas de presentaciones deslumbrantes como la versión ofrecida de El acorazado Potemkim, La dama de honor, de Chabrol o El niño, de los Dardenne, Palma de Oro 2005.
2do. El contacto con los realizadores de distintos países, a quienes uno podía encontrar en los alrededores del Centro Cultural, no se hizo esperar y sirvió para corroborar que en otros países existen personas que tienen un tremendo desparpajo para sacudirse de su asfixiante tradición, como el caso de Rodrigo Moreno. Lo bueno de tener un local pequeño.
3ero. Las buenas intenciones de aumentar las boleterías de venta, los puntos de exhibición, nuevas formas de publicitar el festival y pequeños detalles que alguien, atento con el público, tuvo la iniciativa de arreglar al fin, aunque no se haya logrado del todo.
“Detalles” que no pueden repetirse
1ero. El nivel del Festival se vio opacada por la inclusión de películas imposibles. Cintas como Barrio Cuba, Sólo Dios sabe o la alucinante El buen destino –entre otras- hacen creer que el comité seleccionador busca películas basándose en nombres antes que en calidad. El buen destino, incluso presentaba fallas técnicas (como aparición del boom a cada rato en el encuadre). Descuidos lamentables.
2do. Más de una proyección terminó con lamentable petición de disculpas de parte del Festival. Por nombrar unos casos, la cinta Cerca de las nubes, de Aldo Garay, se proyectó a velocidad rápida, como si hubieran apretado 2x en el control remoto. Luego dirían que así había venido la copia. ¿Nadie revisa lo que van a proyectar? El mismo Aldo Garay dice que envió la cinta en varios formatos. No hay justificación. Otro caso es el de la cinta Las muñecas rusas, de Cédric Kaplisch que se proyectó ¡en DVD y doblada al español! Las disculpas y la devolución de entradas calmaron en algo, pero no bastó.
3ero. A pesar de haberse acreditado con debida anticipación, el conjunto de nuestros críticos locales tuvieron que pasar por la humillante experiencia de no poder ingresar a ciertas salas de cine sino hasta que se apagaran las luces y se comprobara que habían asientos libres. Es decir, si en una función determinada el público llenaba las butacas, los periodistas y críticos tenían simplemente que girar sobre su eje y regresar por donde vinieron, como realmente pasó en ocasiones. ¿No saben los organizadores que mucho del éxito de su festival depende de las palabras de esto señores?
4to. Teniendo a mano muchos otros filmes, de mejor nivel sin duda, el Festival decide que en su inauguración se exhiba Mariposa Negra, una película que, más allá de sus méritos o deméritos, no estaba siquiera lista como confesó sorprendentemente el propio director. ¿Cómo pueden los organizadores arrancar el Festival con una película que no está lista? ¿Cómo se atreve un director a apurar el estreno mundial de su obra con una copia que aún no es la oficial? ¿Es el público del Festival una suerte de test viewers sobre el cual decidir qué funciona y qué cortar? ¿Acaso la cercanía del señor Lombardi con la PUCP pudo más? Sólo falta que Edgar Saba actúe en su siguiente película.
5to. La idea de los spots del Festival resultó muy atractiva (leer informe sobre cada uno de ellos), pero la presencia de Claudia Llosa no se entiende. Ella estaba compitiendo por un premio en el Festival… el mismo Festival al que le dirigía un spot. Esto no es mezquindad, sino es simplemente un asunto de ética. En el caso de Méndez, Mendoza o Salvini, no importa porque no estaban participando, pero en el caso de Llosa, no se vio bien. Localismo malentendido.
6to. Por último, si bien cada edición es un nuevo motivo para alegrarse, este era el número diez y por cuestiones de numerología futbolera se esperaba un acontecimiento importante, invitados de lujo, ceremonias para el recuerdo. Pero, en general, el Festival se vino por donde se fue, sin mayor interés. Por ejemplo, en su sección Presentaciones Especiales o en el de Cine Francés estrenaban películas llegadas a Lima desde meses atrás vía Polvos Azules; en los Invitados, de Bibi Andersson pasamos a Helena Rojo (nada contra la madre adoptiva de Virna Flores, pero qué diferencia, ¿no?) y en las ceremonias de Inauguración y Clausura todo el mundo se equivoca. Ojalá la próxima vez se ponga la organización en manos de un equipo experto en eventos, y no en un grupo de allegados al teatro que en lugar de desempeñar bien su papel, parecían obstinados en hacer un papelón.
Fernando Vílchez Rodríguez
* * *
QUEREMOS TANTO AL FESTIVAL
Crónica de La voluntaria anónima
Este año me ofrecí como voluntaria del festival de cine. Me dije a mí misma que no debe ser tan malo ayudar un poco. Y bueno yo tenía tiempo libre y además es una forma de hacer algo productivo en vacaciones. Mandé mi currículo, y a los días me llamaron para que vaya al ensayo de la inauguración, un día antes de ésta. Todo el equipo de voluntarios, incluida yo, estuvo desde las 4 de la tarde hasta casi las 10 de la noche.
En verdad, ese día no hicimos mucho, nos mostraron todo el cine Metro y nos iban diciendo en qué puesto nos tocaba estar el día de la inauguración. En todo el tiempo que estuvimos lo que más recuerdo es que vimos cómo ensayaba el grupo “Kimba-Fá” y el tipo de luces que iban a usar. En verdad, parecía que el show iba a estar entretenido.
Al día siguiente (el día de la inauguración) nos citaron a las 10 de la mañana. Estuve allí puntual, pero se retrasaron porque no todos los organizadores habían llegado y la preparación empezó recién a eso de la una de la tarde. Nos explicaron básicamente cuáles eran los lugares más seguros del cine Metro y ellos se presentaron para que, si hubiera cualquier problema, supiéramos a quién acudir. Aunque la verdad yo no pude aprenderme los nombres porque eran muchas personas.
La reunión terminó a las dos, y nos citaron a las 4:30 para ir a la inauguración. Sin embargo, en el cine Metro todos estuvieron recién a eso de las 6 de la tarde. Además, parecía que la inauguración iba a ser otro día pues casi nada estaba listo, o por lo menos así se veía, ya que los carteles de los auspiciadores no los habían puesto y la gente iba de un lado para el otro. Tampoco los invitados habían llegado, y por ese lado estuvo bien pues no vieron a los organizadores armando todo con prisa.
Todos estábamos nerviosos, y bueno de pronto ya eran las 7 y había gente para entrar. Nos habían explicado que teníamos que distribuirnos, algunos de nosotros adentro recibiendo a los invitados especiales (jurados, embajadores, auspiciadores, etc), otros en la puerta verificando que tuvieran entrada y otro grupo que llevaría a los invitados especiales a su respectivo asiento. Los organizadores iban a señalar quiénes eran los invitados especiales y los voluntarios los llevarían. La gente sin entrada iría con ciertos voluntarios para que buscaran sus nombres en lista y entraran. Todo parecía que iba a funcionar y todos sabíamos qué hacer.
Pero a la hora que la gente entró, todo fue muy distinto a lo que nos explicaron, puesto que en principio el organizador que estaba en la puerta (que era el único encargado que estaba allí cuando debieron ser tres) dejaba entrar a TODAS las personas. Tanto así, que ya nadie hacía filas y pasaban de frente. Es más, los voluntarios encargados de llevar a los invitados especiales, no sabían a quiénes debían llevar, pues entraban tantas personas que uno no sabía quién era quién, y hasta a veces los mismos invitados no sabían en donde sentarse (preguntaban especialmente “¿cuál es el asiento lateral?”). En la entrada los organizadores revisaban muy rápido si la gente tenía entrada o no. Y los que no tenían y debían buscarse en lista, muchas veces eran prepotentes con los mismos voluntarios, pues eran “famosos” o “tenían plata” o “eran padres de alguna estrella (estrellada) del ámbito local.”
Tanta gente entró, que ya se habían terminado los asientos y la gente seguía entrando. Eso fue muy malo, porque todo estaba en desorden y a la gente que no había alcanzado sitio debíamos decirle que vaya al tercer nivel, y para acceder al tercer nivel debía salir de nuevo y hacer otra cola. Las personas al escuchar esto preferían quedarse paradas en un costado en el segundo y primer piso. Obviamente una vez descubiertos debían subir al tercer piso.
Y allí se determina la misión más desagradable de cualquiera de los voluntarios: subir a las personas al tercer nivel. Esto lo digo, porque generalmente todas las personas que suben hasta el tercer piso tienen los peores asientos del cine Metro, causándoles descontento y se la desquitan con el voluntario encargado, ya sea, mirándolo con mala cara, gritándole, o cualquier otro acto que su mal humor lo lleve a hacer. Aunque estuve en todos lados en realidad, yo no estuve en el tercer piso, pero me lo contaron y tampoco es difícil de imaginar, pues esa conducta prepotente y maleducada de algunas personas se podía ver perfectamente en otros puestos.
Bueno después de iniciarse el show, nuestro trabajo ya no fue tan duro. Sólo fue alumbrar y ayudar a algunas personas a salir de la sala o a entrar de nuevo. Así que, vimos el espectáculo y no hicimos mucho, pues el trabajo pesado ya estaba hecho.
¿Si fueras miembro de la organización del Festival, qué tratarías de cambiar para la siguiente edición?
Bueno, la impresión que tuve al final de ese día fue, que aunque los organizadores trataron que el evento se diera de la mejor manera, no pudieron controlar la situación. El peor error que tuvieron lo organizadores fue el improvisar soluciones, dejando de lado lo que ya se estableció. Esto les queda como experiencia, para que el siguiente año todo se prevea y se organice mejor.
QUEREMOS TANTO AL FESTIVAL
Crónica de La voluntaria anónima
Este año me ofrecí como voluntaria del festival de cine. Me dije a mí misma que no debe ser tan malo ayudar un poco. Y bueno yo tenía tiempo libre y además es una forma de hacer algo productivo en vacaciones. Mandé mi currículo, y a los días me llamaron para que vaya al ensayo de la inauguración, un día antes de ésta. Todo el equipo de voluntarios, incluida yo, estuvo desde las 4 de la tarde hasta casi las 10 de la noche.
En verdad, ese día no hicimos mucho, nos mostraron todo el cine Metro y nos iban diciendo en qué puesto nos tocaba estar el día de la inauguración. En todo el tiempo que estuvimos lo que más recuerdo es que vimos cómo ensayaba el grupo “Kimba-Fá” y el tipo de luces que iban a usar. En verdad, parecía que el show iba a estar entretenido.
Al día siguiente (el día de la inauguración) nos citaron a las 10 de la mañana. Estuve allí puntual, pero se retrasaron porque no todos los organizadores habían llegado y la preparación empezó recién a eso de la una de la tarde. Nos explicaron básicamente cuáles eran los lugares más seguros del cine Metro y ellos se presentaron para que, si hubiera cualquier problema, supiéramos a quién acudir. Aunque la verdad yo no pude aprenderme los nombres porque eran muchas personas.
La reunión terminó a las dos, y nos citaron a las 4:30 para ir a la inauguración. Sin embargo, en el cine Metro todos estuvieron recién a eso de las 6 de la tarde. Además, parecía que la inauguración iba a ser otro día pues casi nada estaba listo, o por lo menos así se veía, ya que los carteles de los auspiciadores no los habían puesto y la gente iba de un lado para el otro. Tampoco los invitados habían llegado, y por ese lado estuvo bien pues no vieron a los organizadores armando todo con prisa.
Todos estábamos nerviosos, y bueno de pronto ya eran las 7 y había gente para entrar. Nos habían explicado que teníamos que distribuirnos, algunos de nosotros adentro recibiendo a los invitados especiales (jurados, embajadores, auspiciadores, etc), otros en la puerta verificando que tuvieran entrada y otro grupo que llevaría a los invitados especiales a su respectivo asiento. Los organizadores iban a señalar quiénes eran los invitados especiales y los voluntarios los llevarían. La gente sin entrada iría con ciertos voluntarios para que buscaran sus nombres en lista y entraran. Todo parecía que iba a funcionar y todos sabíamos qué hacer.
Pero a la hora que la gente entró, todo fue muy distinto a lo que nos explicaron, puesto que en principio el organizador que estaba en la puerta (que era el único encargado que estaba allí cuando debieron ser tres) dejaba entrar a TODAS las personas. Tanto así, que ya nadie hacía filas y pasaban de frente. Es más, los voluntarios encargados de llevar a los invitados especiales, no sabían a quiénes debían llevar, pues entraban tantas personas que uno no sabía quién era quién, y hasta a veces los mismos invitados no sabían en donde sentarse (preguntaban especialmente “¿cuál es el asiento lateral?”). En la entrada los organizadores revisaban muy rápido si la gente tenía entrada o no. Y los que no tenían y debían buscarse en lista, muchas veces eran prepotentes con los mismos voluntarios, pues eran “famosos” o “tenían plata” o “eran padres de alguna estrella (estrellada) del ámbito local.”
Tanta gente entró, que ya se habían terminado los asientos y la gente seguía entrando. Eso fue muy malo, porque todo estaba en desorden y a la gente que no había alcanzado sitio debíamos decirle que vaya al tercer nivel, y para acceder al tercer nivel debía salir de nuevo y hacer otra cola. Las personas al escuchar esto preferían quedarse paradas en un costado en el segundo y primer piso. Obviamente una vez descubiertos debían subir al tercer piso.
Y allí se determina la misión más desagradable de cualquiera de los voluntarios: subir a las personas al tercer nivel. Esto lo digo, porque generalmente todas las personas que suben hasta el tercer piso tienen los peores asientos del cine Metro, causándoles descontento y se la desquitan con el voluntario encargado, ya sea, mirándolo con mala cara, gritándole, o cualquier otro acto que su mal humor lo lleve a hacer. Aunque estuve en todos lados en realidad, yo no estuve en el tercer piso, pero me lo contaron y tampoco es difícil de imaginar, pues esa conducta prepotente y maleducada de algunas personas se podía ver perfectamente en otros puestos.
Bueno después de iniciarse el show, nuestro trabajo ya no fue tan duro. Sólo fue alumbrar y ayudar a algunas personas a salir de la sala o a entrar de nuevo. Así que, vimos el espectáculo y no hicimos mucho, pues el trabajo pesado ya estaba hecho.
¿Si fueras miembro de la organización del Festival, qué tratarías de cambiar para la siguiente edición?
Bueno, la impresión que tuve al final de ese día fue, que aunque los organizadores trataron que el evento se diera de la mejor manera, no pudieron controlar la situación. El peor error que tuvieron lo organizadores fue el improvisar soluciones, dejando de lado lo que ya se estableció. Esto les queda como experiencia, para que el siguiente año todo se prevea y se organice mejor.
¿Te harías voluntaria para el próximo año?
Sí, porque aunque las cosas no salieron de la manera más apropiada, las faltas no han sido irremediables (es más hay beneficios al participar en este evento que no se pueden negar). Además me sirve como experiencia pues he aprendido en principio que la organización es básica para cualquier evento. También a tener que sobrellevar el trato de cierto tipo de personas (los prepotentes), puesto que en la inauguración se hizo visible, pero no creo que esto sea un fenómeno aislado. Quizás sea algo que ya es típico de nuestra sociedad y de todas maneras tengo que buscar la manera de vivir con eso.
Por último, espero que mi opinión –compartida por otros voluntarios que estuvieron allí- sea importante para poder cambiar estos errores que tal vez los organizadores no hayan percibido tan de cerca como nosotros.
Sí, porque aunque las cosas no salieron de la manera más apropiada, las faltas no han sido irremediables (es más hay beneficios al participar en este evento que no se pueden negar). Además me sirve como experiencia pues he aprendido en principio que la organización es básica para cualquier evento. También a tener que sobrellevar el trato de cierto tipo de personas (los prepotentes), puesto que en la inauguración se hizo visible, pero no creo que esto sea un fenómeno aislado. Quizás sea algo que ya es típico de nuestra sociedad y de todas maneras tengo que buscar la manera de vivir con eso.
Por último, espero que mi opinión –compartida por otros voluntarios que estuvieron allí- sea importante para poder cambiar estos errores que tal vez los organizadores no hayan percibido tan de cerca como nosotros.
* * *
UN MINUTO DE TU CINE
Los spots del Festival
A diferencia de años anteriores, esta vez la organización del Festival tuvo una feliz idea al publicitarse con cortometrajes que encerraban conceptos de lo que se entiende por “Cine Latinoamericano”. Para eso, la agencia JWT convocó a cuatro directores peruanos relativamente jóvenes y en actividad y les puso algunas reglas. Lo que empezó como una idea simpática terminó reflejando el modo de entender el cine que tiene cada director convocado. Empezando por el más decente, aquí los comentamos:
UN MINUTO DE TU CINE
Los spots del Festival
A diferencia de años anteriores, esta vez la organización del Festival tuvo una feliz idea al publicitarse con cortometrajes que encerraban conceptos de lo que se entiende por “Cine Latinoamericano”. Para eso, la agencia JWT convocó a cuatro directores peruanos relativamente jóvenes y en actividad y les puso algunas reglas. Lo que empezó como una idea simpática terminó reflejando el modo de entender el cine que tiene cada director convocado. Empezando por el más decente, aquí los comentamos:
Costumbrismo con humor
Eduardo Mendoza hace un spot llamativo, retratando un quinceañero huachafo: los globos rosados, la declamación del viejo, el galán del barrio... Muchos extras, sonido directo, buena dirección de arte, esos son los riesgos que se tomó el director, mostrando el oficio que no revela en recientes productos. Los problemas surgen con la duración: se iba por los tres minutos. Para un spot es demasiado. Lo que más inquietó, sin embargo, fue ese nuevo afán por lo costumbrista. Todo parece sacado de una película mexicana. ¿Es que el “Cine Latinoamericano” es solamente eso? Al menos, realmente sirvió como spot al anunciar lo que se vendría en la competencia. Con todo, resultó el mejor elaborado.
Retratos sociales
Josué Méndez, nuestro director de cine más prometedor, sale más o menos librado de estos ejercicios porque simplemente se la pasa barriendo la cámara por las áreas de un clásico bar limeño. En lo que suponemos fue una grabación de una sola jornada, registra a los usuales personajes del bohemio lugar en situaciones también comunes: bebiendo, conversando y enamorándose. El director se ahorra una dirección de actores complicada, evita los diálogos, pone un bolero criollo y nos llena de travellings para mostrar un lugar que es, según su visión, una suerte de cuna de historias para contarlas. Con aires a comercial de cerveza, tiene su encanto.
Gusto por el C/D
Claudia Llosa confirma que lo suyo es la dirección artística, la presencia del color y las actuaciones correctas. También confirma que lo suyo es la mirada a lo popular y a lo estridente. Visualmente fascinante, se tropieza con un texto que aspira a tener cierta gracia pero que termina siendo facilista. ¿"Ojos que no ven, y tu mamá también"? No pues. Se agradece el esfuerzo pero faltó trabajo.
Locura insoportable
Aldo Salvini nos recuerda, con un hiperbólico ejercicio, que el cine está hecho para emocionarnos, antes que nada. Al menos eso intenta. Melania Urbina, Bruno Ascenzo, Aristóteles Picho… es decir, los únicos actores que tiene el país, ríen y lloran falsamente mientras son transportados en una combi estridente donde suena Ima Súmac. Locazo, ¿no? Ahora, mi interpretación del spot: la combi resulta ser “nuestro cine” que tiene como destinos llegar a (el nivel de) la Av. Los olvidados o del Jr. La ciénaga, pero que en su desordenado galope solamente tendrá como destino chocar contra el muro de la realidad. El facilismo del director hastía y nos hace pensar que el mal gusto se cultiva. ¿Cómo hace para permanecer en ese estado?
Fernando Vílchez Rodríguez
Aldo Salvini nos recuerda, con un hiperbólico ejercicio, que el cine está hecho para emocionarnos, antes que nada. Al menos eso intenta. Melania Urbina, Bruno Ascenzo, Aristóteles Picho… es decir, los únicos actores que tiene el país, ríen y lloran falsamente mientras son transportados en una combi estridente donde suena Ima Súmac. Locazo, ¿no? Ahora, mi interpretación del spot: la combi resulta ser “nuestro cine” que tiene como destinos llegar a (el nivel de) la Av. Los olvidados o del Jr. La ciénaga, pero que en su desordenado galope solamente tendrá como destino chocar contra el muro de la realidad. El facilismo del director hastía y nos hace pensar que el mal gusto se cultiva. ¿Cómo hace para permanecer en ese estado?
Fernando Vílchez Rodríguez
* * *
NUESTROS FUTUROS CINEASTAS
Muestra digital
Todo Festival que se respete intenta siempre mostrar los trabajos de aquellos que están empezando sus carreras en el medio local. En esta edición de Elcine, en medio de tanto ajetreo, pudimos ver algunos cortometrajes y mediometrajes que no quisimos dejar de comentar acá de manera amable, al tratarse de las personas que dentro de algún tiempo serán quienes representen al cine peruano, encontrándose ahora en el momento de corregir errores que luego será difícil subsanar. Esta vez, empezamos de menos a más:
Un tal Nacho, de Sergio Barrios
Publicidad disfrazada
El nuevo cortometraje de Sergio Barrios nos obliga a pedirle que revise de nuevo sus libros de la Escuela de Cuba para mejorar lo que ha venido ofreciendo hasta ahora. Esta vez, un tío que se hace el simpático (Gianfranco Brero haciendo de Gianfranco Brero) trae oscuras intenciones contra el director de una empresa de publicidad (Coco Chiarella haciendo de doctor del Che Guevara). Al final, Brero era un estafador (en el corto) que no logra sacarle billete al otro… y eso es todo. Que una obra se apoye en una historia y luego ésta caiga en la intrascendencia, no importa mucho. Un cortometraje puede servir para ir puliendo el oficio. Pero que encima, cual pauta televisiva, cada minuto y medio nos claven un logazo de Cuzqueña, de Viajes Nuevo Mundo o (última toma del corto) tremendo panel de AFP Nueva Vida… es inaudito. La muestra era gratuita, pero exijo devolución del pasaje.
El viaje, de Cady Abarca
Nuestro primer Oscar
Cortometraje precedido de muchos comentarios por ser una obra que recientemente ganó en USA un premio conocido como el Oscar Universitario, El viaje explora un día muy especial para la amistad de dos chiquillos: el blanquito del barrio es llevado por el morenito futbolero a descubrir el centro de Lima. Entran a un prostíbulo y mientras el primero empieza a asustarse de lo que ve, el otro, más canchero, va de frente a buscar a la misma mujer de siempre. Atmósferas bien construidas, actuaciones convincentes de los chicos, aunque algunos clichés absurdos (la presencia de Olenka Zimmerman me hace feliz pero aquí es innecesaria) y, como no podía faltar en el Oscar, tiene un final feliz. Pero esta vez vale.
Ego, de Rossana Alalú
Un espejo que nos desnuda
En esta película de una hora, un director peruano quiere ser el que cambie la historia del cine en nuestro país. ¿Suena familiar? Claro, todos quieren ser héroes, el que consiga el primer Oscar, el que compita en Selección de Cannes. En este caso, se trata de Paul Vega que sueña con tal éxito mientras se masturba mirándose al espejo. En el rodaje tiene que lidiar con la típica actriz que quiere saber todas las motivaciones de su personaje (Paloma Yerovi), con el chibolo estrella que exige todos sus mimos (Chacaloncito), y con un actor necesitado de dinero que siempre apura con la hora (póstuma aparición de Ricardo Fernández). Una película dentro de otra. Vega quiere que en su obra haya llanto, drama, emoción digerible. ¿A quién se parece? El tráiler final es un hito para la comedia nacional. En general, la burla funciona, pero igual se extiende innecesariamente y queda la sensación de que se pudo mejorar la calidad de la imagen en postproducción. El mismo camarógrafo de TQ-1992 se repite aquí en varias escenas. Las pocas pretensiones y el buen humor son lo mejor. Atención con la directora.
Fierros, de Gonzalo Benavente
Bala encontrada
La obra más inquietante de esta muestra digital (entre lo que pudimos ver) dura trece minutos, de los cuales al menos tres la pasamos con la pantalla a oscuras. El espectador sólo puede percibir algo cada vez que uno de los personajes saca su arma, su fierro. Unos gángsteres ajustan cuentas entre ellos y todo termina en una balacera tipo Reservoir Dogs. Lo que gusta es la coherente propuesta de la cámara como el cañón de un arma, el no tener miedo a dejar la pantalla a oscuras y no explicar lo que pasa. La imagen es sucia, suponemos que adrede para aumentar el sentido de perturbación. De repente, me pregunto angustiado: ¿todos los cineastas dirigen a Pietro Sibille de la misma manera?
Fernando Vílchez Rodríguez
5 Comments:
At 7:41 PM, Anonymous said…
Lo del cortometraje Un tal Nacho tienen mucha razon! Increible la cantidad de publicidad (mostrada y hablada). OJala y no se haga ese tipo de propagandas tan evidentes la proxima. En lo del resto, a mi me gusto el Festival, es la unica oportunidad de ver buen cine. Me gusta su pagina. CLAUDIO.
At 11:40 PM, Anonymous said…
Sin duda fue un gran acierto poner a verdaderos directores de cine a hacer los spots y dejar atrás las butacas voladoras, las papas mágicas y los trenes alegóricos. El de Claudia Llosa no lo entendí, el de Salvini me pareció un mal comercial. Sin duda los dos mejores los de Mendoza y Josue Mendez, los más cinematográficos, el primero logra una historia más redonda.
At 3:35 PM, Unknown said…
Me encantó la película Sangre, especialmente porque la mitad del público (cucufatos) se fue a los 20 minutos y los que se quedaron era simplemente tacaños. La propuesta me pareció más que interesante y el final... una genialidad. Excelentes momentos de comedia y humanismo.
At 3:42 PM, Unknown said…
Oh, casi me olvido de una genial anécdota de la proyección de Sangre. La gente tardona de siempre llegó justo a tiempo a la sala roja de CCUCP. Gracias a la arquitectura de la sala, estos tardones despreocupados alegraron nuestro día al troparse una y otra vez, pero más que todo al ingresar justo en el momento de una escena de sexo bastante explícita y esta se pudo ver proyectada sobre la ropa y la cara de los malditos.
At 1:51 PM, La cinefilia no es patriota said…
Además, SANGRE muestra una firmeza para dirigir que pocas óperas primas tienen. Dicen que Amat Escalante filmó la película con las "Notas..." de Bresson en la mano. Donde estamos acostumbrados a ver escenas filmadas dos, tres, cinco veces desde distintas posiciones para en la sala de montaje mezclarlo todo y darle "ritmo", acá todo se hace necesario. Los minutos finales la elevan a otra cosa. En los últimos años, un puñado de películas mexicanas ya valen -al menos- un tercio de historia de cine peruano.
Post a Comment
<< Home