FESTIVAL LA NOCHE DE LOS CORTOS

2DO FESTIVAL INTERNACIONAL DE CORTOMETRAJES

"LA NOCHE DE LOS CORTOS"

1. GANADORES INTERNACIONALES

EL GRAN ZAMBINI - Emilio Pérez e Igor Legarreta (País Vasco - España)
Premio Kimera de Oro a Mejor Cortometraje Internacional

Premio del Jurado - Mejor Dirección

Premio del Jurado - Mejor Banda Sonora
En este cortometraje, suerte de hijo huidizo del mundo de Terry Gilliam, uno vuelve a ser un niño, con todo lo bueno y malo que eso significa: una familia que no se comunica, sentir vergüenza de tu padre, él rompiendo su silencio para cumplirte un sueño, llegar a la admiración y reconciliación final. Como si el final feliz no bastara, este corto añade todo lo que hace que una obra gane un Festival: la fotografía bella por lo sencilla, la iluminación cuidadosamente difusa como su música, el sonido estrictamente minucioso (sobre todo por ser un corto sin palabras) y, además, unas actuaciones que caminan entre la difusa línea de la contención aprendida y la ternura instintiva. ¿Mereció ganar el Festival? A pesar del buen conjunto de cortos argentinos que llegaron, confieso que esta obra tuvo ese inexplicable asunto mágico que hizo click en mi cabeza y me hizo recordar por qué empezó a gustarme tanto el cine desde chico. (FV)

CHATARRA - Rodrigo Rodero (España)
Premio Kimera de Plata a Mejor Cortometraje Internacional

Premio del Jurado - Mejor Guión

Excepto raras excepciones, el cine español no es un referente de la cinematografía mundial en la actualidad (¿qué podríamos decir del Perú?). Parece que toda una escuela de ese país pone el gran peso de sus obras en la siguiente fórmula: Guión coherente + Valores de producción = Buena película. Chatarra pertenece a esta escuela, una obra bien estructurada y con una producción casi inusual para un cortometraje. Seguramente el director hará un largometraje en algún tiempo, una película sólida, conexa, etc. Pero hay algo que tendrá que añadir a su corrección, algo que le falta a esta escuela española, algo que la hace cojear si la miras bien: su orden se hace predecible. No emociona, no complica. Predecible no solamente en la historia (todo el guión, desde la estructura hasta el "final sorpresivo", que es ahora lo más común y, en este caso, lo puedes prever desde mucho antes del final), sino predecible en el uso de imágenes, en la construcción de personajes, en el manejo del ritmo. En un país donde existe una industria activa y lugares importantes de enseñanza, parece que el gran riesgo de un cineasta en ciernes es quedar convertido solamente en buen ejecutor. (FV)


EMETERIO –Diego Seppi y José Tabarelli (Argentina)
Premio Grupo Chaski a Mejor Cortometraje Latinoamericano
Aunque parezca improbable, existe un pueblo algo perdido entre las montañas gauchas donde no llegan ni los curas. Entonces, claro, tiene que aparecer alguien que distraiga un poco a la comunidad con charlas y juegos y ese no es otro sino Emiterio, que rompe su rutina de tejer y cosechar, cosechar y tejer, para darle algo de qué hablar a los vecinos. Pero esto es sólo un momento: antes y después contemplamos a este hombre en silencio, a solas con su tejedora, una y otra vez, una y otra vez, sintiendo el paso del tiempo que no pasa, mientras el público empieza a aburrirse, mientras el público va pensando “pero ¿por qué no pasa nada?” sin entender que en eso radica justamente el lado más documental del asunto. La imagen virada hacia el blanco hace todo más neutro aún. Hasta cuando oímos las infaltables canciones regionales, la sobriedad impide que aparezcan bocas cantando. Nada sobra, nada falta. Como si ya no marcaran suficiente distancia en los géneros de ficción, ahora los argentinos nos salen con el mejor cortometraje documental del Festival. (FV)

2. CORTOMETRAJES NACIONALES

LOS SANTOS - Gonzalo Otero (Perú)
Premio del público
Premio de la Comunidad Andina al Mejor Cortometraje Andino
Una grúa que desciende. Una muchacha linda. Un novio galán. Una pareja acomodada y contenta. Una conversación banal. Un viaje en carretera a las playas del sur. Un sábado de juerga. Un desvío arenoso para llegar al lugar. Un mendigo demasiado sospechoso. Un guión que empieza a desnudarse. Unas situaciones que preceden las emociones (una llanta que se atora, un motor que no arranca, un celular que ya no sirve). Unos locos-vagabundos que inquietan a la pareja. Un suspenso bien trabajado en la edición. Un sonido que ayuda más que la fotografía. Un guión que se hace inverosímil (unos faros que se apagan absurdamente, una llanta –otra- que se revienta, una noche que de repente se hace día). Unos locos-vagabundos que además son rateros. Una muchacha linda y asustada. Un novio galán y asustado. Una pareja ahora sin auto y llena de miedo. Un miedo al otro, al que no conocemos, al que no se nos parece. Una pareja que regresa descalza hacia la carretera. Una pareja que regresa a la ciudad tomando ómnibus. Un ómnibus lleno de gente fea, recia, morena, sospechosa. Una pareja que se abraza y espera que la pesadilla termine. (Un premio otorgado por, vaya ironía, la Comunidad Andina.) Una obra técnicamente estimable. Una obra –otra más- con tintes racistas. Una crítica que dirá que es ficción, que es un universo cerrado y que eso no se puede discutir. Un blog que sí lo puede discutir (FV)


Xp - Christopher Day (Perú)
Mejor Cortometraje Peruano elegido por CONACINE
Mención Honrosa del Jurado
Xp comienza con la pregunta culposa de un niño a un sacerdote durante la confesión: “ Padre, ¿es pecado?” Todavía no sabemos a qué comportamiento o actitud se refiere el niño, pero un flashback utilizado para representar los recuerdos del sacerdote nos lo muestra a este último de púber, arrodillado en la banca de una iglesia, rezando a la virgen o mas bien intentándolo, dado de que en la banca de su costado se encuentra el objeto “reprobable” de sus deseos: otro niño. Luego de este recuerdo y como consecuencia de este el sacerdote pronuncia su sentencia: “ Sí, hijo, es pecado”. Y acaba el corto. La religión como represora de los instintos, negación de un aspecto esencial del yo: la sexualidad. La idea se nos muestra al final de manera tan clara y obvia que la película resulta ser una mera ilustración de la misma: el lenguaje de las imágenes como una mera plasmación del lenguaje verbal. Pero claro, había que añadir un momento de suspense para supuestamente hacer más interesante el corto y producir finalmente un “choque” en el espectador: no sabemos a qué se refiere el niño con la pregunta inicial, solo lo sabremos al final del recuerdo del sacerdote. El choque se produce (o debería producirse) como consecuencia de que observemos que el siervo de Dios no solo ha reprimido durante toda su vida su inclinación homosexual, sino que busca consolidar esta represión en otro niño inocente. Me pregunto por qué esta observación tan obvia y evidente (“la religión trata de perpetuar la represión del instinto”) debería producirme cierto asombro o sorpresa... El momento de suspense está ahí para ocultar la escasez de ideas, se tiene tan poco que decir que es mejor ir diciéndolo poco a poco para que no se nos gaste la idea rápidamente..pero, al final, uno, el espectador, resuelve el rompecabezas ( se ejercita en el juego intelectual que tanto gusta a nuestros críticos de establecer relaciones, las que en este caso son para colmo demasiado sencillas) y se va de la sala como vino. ¿No era mejor que CONACINE declarara desierto el premio al mejor cortometraje nacional? (JP)

LOS HEREDEROS – Baltazar Caravedo (Perú)
Premio al Mejor Actor, Carlos Gassols
Cuando pude ver este cortometraje en un Festival de Cortometrajes el año pasado me hice la misma pregunta: “¿Por qué un jurado pone por encima de esta obra a trabajos nacionales más insípidos?” Con tantos valores de producción como El Chalán y, sin duda, con un guión y unas actuaciones mucho más arriesgadas, sorprende que solamente le den un premio por la actuación de Gassols, quizá incluso el punto más débil del corto, por lo estereotipado y llano del personaje. A Gassols le daban el premio igual, no importa en qué obra hubiera aparecido. Por eso me asombra que Los Herederos pase sin mayor bulla. El boom que aparece en una escena no es suficiente motivo para ignorarla. Ser regular le bastó para que la considere el mejor cortometraje de ficción nacional en competencia. Me dejó mejor sabor que la primera mirada, detalle que mis ojos valoran. Bacha Caravedo prepara su primer largometraje y esperamos mayores reconocimientos para él, y también más sencillez, en el buen sentido, para sus obras. (FV)

MARAVILLOSAMENTE DISTINTOS – Mauricio y Luis Angel Esparza
Cuando llamamos amor a eso que nos sirve para escapar de la soledad. ¿Quién puede decir que no le ha pasado, le pasa, le pasará? Reconocemos con una sonrisa cómplice las palabras bonitas que son la fórmula que ya todos manejamos a estas alturas para capturar a la presa codiciada. Esta animación peruana toca el tema con una desfachatez que permanece hasta los créditos finales. ¿Cómo no aparecen más cortometrajistas así? En base a un tema complejo, una animación sencilla (aunque ninguna animación realmente lo sea). Idea pirateada y estirada de un cómic de Quino. Qué mas da, si por acá se adapta ya cualquier cosa. Es mejor abusar del manoseado Quino que... lo dejamos ahí. Aunque -de lejos- preferimos el existencialismo amoroso de un caricaturista más honesto: el nacional Jesús Cossío. Y no es patriotismo. (FV)


VILCABAMBA – Darwing Adrianzén (Perú)
¿Dónde queda Vilcabamba? ¿Cómo puedo llegar a esa ciudad tan pura, tan limpia que permite que las personas vivan apaciblemente hasta los noventa, cien años, con una fortaleza física y espiritual que yo no tengo, y eso que estoy en los veintes? Alucinante lugar, simpáticos viejitos, cortometraje algo convencional. No importa, la extrañeza que nos causa el hallazgo del lugar no se diluye a pesar de la tradicional forma en que se nos presenta el documental. Algo raro: por un momento parece que los más conocedores de la zona son los extranjeros en lugar de los propios vecinos. Esperamos que en la próxima obra del director no solamente nos ofrezca la novedad del tema sino también alguna novedad en el tratamiento cinematográfico y alejarse un poco de los moldes del documental televisivo. (FV)

A NORMAL LIFE - Gabriela Yepes (Perú)
Si hay algo que aprecio en los cortometrajes que he podido ver de esta directora es la sencillez de su propuesta. Encuentros breves, diálogos simples, parece que no pasara nada espectacular. Pero pasa. En este caso se trata de una mujer que nos va hablando mientras la acompañamos en su rutinaria vida americana. La cámara y los micrófonos registran lo que aparece al frente: la vemos correr para llegar a tiempo al trabajo, cumplir su turno como chofer de un bus, televisión por las noches rodeada de niños. Es una vida que, sin decirlo, uno reconoce como una vida pesada, antipática, normal. El personaje de este documental confiesa que desea vacaciones urgentes de sus dos, tres trabajos. Y las toma: sus vacaciones consisten en, vaya, seguir trabajando, ahora cuidando la casa de una acomodadísima familia americana. Y sin cobrar además. Solamente quiere alejarse de su vida un ratito y disfrutar un momento de buena vida: sacarse los zapatos, almorzar en la terraza, pasear por un barrio lindo. Luego volverá a su vida. La denuncia no es directa, sino aparece tranquilamente, como todo en el cortometraje. (FV)