LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Wednesday, January 27, 2010

¿REALISMO O REALISMO INGENUO? (O HABLANDO DE ‘SUBJETIVIDADES’)



Los pintores hacen su autorretrato de dos maneras: una, la menos profunda, pintando su cara; otra, la más valiosa, pintando un árbol, unos caballos, la destrucción de Sodoma y Gomorra. Un árbol de Van Gogh no es un árbol de Millet, aunque los dos hayan tomado el mismo modelo. Pintar o relatar algo “tal como es” es el alegre propósito de artistas que se han titulado “realistas.” Pero los artistas no se dividen en aquellos que la transcriben tal como es y los que la transcriben tal como la ven: todos sin excepción pertenecen a esta segunda categoría: todos dan de la realidad externa una versión subjetiva y estrictamente personal. Es tarea fácil mostrar cómo hasta en los más encarnizados partidarios del retrato fiel se da un documento de su visión del mundo y de sus prejuicios cuando creen hondamente estar dando un documento estrictamente objetivo.

Estos realistas ingenuos parten del principio de que fuera del yo hay un mundo que puede ser descrito independientemente de nuestras limitaciones y características personales. Pero si eso es cierto hasta cierto punto para un pentágono o para un mineral, no lo es de ningún modo para un paisaje. En estos casos, la realidad no está únicamente fuera sino también dentro del observador, y en rigor la realidad está constituida por una trama objeto-sujeto que no puede ser escindida. El mundo de la pintura, por ejemplo, es el mundo de los colores y los colores no existen en la naturaleza; fuera de nosotros hay quizás ciertos corpúsculos que viajan a una velocidad fantástica, guiados por ondas-pilotos de naturaleza matemática. Como dice Whitehead, la naturaleza es una triste cosa, sin colores ni sonidos ni fragancias; todos esos atributos son puramente humanos. Radical pero inevitablemente (pero, ¿por qué evitarlo?) nuestra visión del mundo es subjetiva, y cada uno de nosotros está creando colores y músicas, groseros o delicados, complejos o simples, según nuestra sensibilidad, nuestra imaginación y nuestro talento.


Ernesto Sábato, El escritor y sus fantasmas.









Alfred North Whitehead




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