NOTAS DE RODAJE DE UNA PELÍCULA RUSA -DESDE MALLORCA- (2). POR FERNANDO VÍLCHEZ.
Asia Argento era la elegida para el papel protagónico. 85 mil euros por catorce días de rodaje. Una ganga, según mi amigo Andrey. "Eso solamente lo consigues luego de una noche de juerga sin límites con el productor, en una discoteca de San Petersburgo".
A los pocos días de tales excesos nocturnos, el director ya hacía los primeros ensayos con la actriz. Todo quedó listo para que la película se rodara en abril.
Faltando dos semanas para el inicio del rodaje, la signorina Argento tuvo un lío muy gordo -un asunto nada claro que involucraba al novio- y canceló todos sus compromisos. La producción se fue al agua. Todo se detuvo -fue la primera vez- y no había manera de superar ese golpe.
Surgió una nueva propuesta: hallar a una joven actriz española, una novata, alguien a quien se le pueda "descubrir" y, de esa manera, publicitar en el mercado español. No sonaba mal como plan alternativo.
Luego de tres días de casting, el director no estaba satisfecho. "En Rusia, todos los actores saben guardar algo en su interior. En España no, casi todos exageran, muy teatrales. Además, en el casting ninguna de las actrices se manifestaba con el cuerpo, con las manos, sino solamente hablando y algunos gestos faciales básicos. Es una escuela diferente".
La elegida fue una joven actriz rusa, una novata, alguien a quien se le puede "descubrir" y publicitar en el mercado ruso. Fin de la cuestión.
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Un día antes del inicio de rodaje, arribó al Puerto de Palma, vía un ferry de Barcelona, la furgoneta guinda, Mercedes Benz, modelo Vito, matrícula rusa, que ha venido manejando el propio productor de la película desde Moscú. Tres mil setecientos kilómetros después, el productor sale del vehículo sonriente, bronceado, aventurero. Es idéntico (pero ruso) al Alan Alda de Crímenes y Pecados. Igualito. En todo.
Vamos al hotel. No habla inglés. Apenas si me mira. Va cambiando la emisora de radio sin parar: se detiene cuando oye Telephone, de Lady Gaga y Beyoncé. Tararea: Stop telephone me-e-e-e-e.
Apenas pisa el lobby, convoca a una reunión para dejar claro que aquí todos le debemos la vida a él. Al pobre director se le ve más y más pequeño. Extrañamente parece que perder protagonismo es perder autoridad.
A la hora de la comida, le pregunto al director su opinión sobre Mikhail, the producer. Me responde: "es sólo un surfer."
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Recuerdo la última escena de Caché, aquella donde vemos a varios jóvenes –incluidos los hijos de los protagonistas- conversando a la puerta de una escuela. Aquel plano fijo de una composición tremenda.
La recuerdo porque –según cuentan- todos esos personajes tenían un diálogo escrito al detalle por Haneke. Es decir, unos cuatro minutos –quizás más- de diálogo, multiplicado por doce personajes. Y encima, al final, el espectador no oye ninguno de esos diálogos. Solamente ve personas hablando a lo lejos.
La recuerdo porque acabo de escribir seis artículos periodísticos (qué, quién, dónde, cuándo, por qué) para seis portadas de periódicos que aparecerán durante seis segundos de la película. En los artículos se describe un crimen que ocurre a inicios de la historia. Incluso firmo cada artículo (con seudónimos distintos, claro, no vaya a haber un purista que cuadro por cuadro note la semejanza de estilo).
Los textos -modestia aparte- están impecables. Podrían aparecer tranquilamente en el diario Ojo cualquiera de estos días.¿Habrá alguien que podrá valorar este esfuerzo que, estoy seguro, ni el propio Kapuscinski ha sufrido jamás?
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Cuarto día de filmación. El rodaje demanda una preparación que no tengo.
Como la convivencia de pareja, no es solamente un asunto de cariño, deseo o sueños realizados. Es un asunto físico, corporal, mental, psicológico. Para participar de manera óptima en un rodaje hace falta una preparación especial, disciplinada, castrense. Debería haber una especie de Pedro Paulet para los rodajes de largometrajes. Hacer un corto es tenso, pero divertido. Es duro, pero agradable. Y todo porque dura 2, 3, 5 días. Pero, a ver, 44 días en lo mismo, ¿a que no es súper?
Un rodaje de verdad es una cuestión de cojones, y yo, la verdad, me veo flaquear en el futuro. Ganas de renunciar. Vamos a ver qué dicen. Vamos a ver qué pasa.
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Todo se desmorona. Incluso la ficticia vida de hotel que hemos estado llevando. La fascinación de los primeros días ha desaparecido, al menos para mí.
No es así con el equipo ruso que acaba de llegar la semana pasada. Ellos siguen entusiasmado por el desayuno-buffet que cada mañana: salchichas alemanas, tocino, yoghurt, zumos de distinta índole, ensaladas, golosinas, bizcochos, café italiano, etcétera.
Hoy desayuné un pan con mantequilla y una taza de café. El pan se quedó a la mitad. La taza ni eso.
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El plan de rodaje ha sufrido su modificación número veintitrés en un mes. Aún falta otro mes por delante y todos esperamos llegar al plan número 50. La ayudante de dirección es la culpable directa. Se ha ganado muchos odios y algunos menosprecios, lo que resulta lamentable.
Seria, intimidante, punzante. Así llegó. Encima, tiene el rostro de la Huppert como profesora de piano. Así le decimos: la profesora.
Le decíamos. Ahora es un manojo de nervios. Claro que es más linda así de insegura, pero su real belleza se ha visto mermada. Las ideas se le confunden y hace que todos trabajen el doble, el triple. El equipo ya no aguanta más esos inútiles cambios en la planificación. Y estamos en la primera semana.
Hoy, día cinco de rodaje, la profesora se ha drogado por la tarde y ahora se emborracha por la noche. ¿Será capaz de resistir?
F.V.R.
Parte 1
http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2010/06/notas-de-rodaje-de-una-pelicula-rusa.html
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