ILLARY (2009), DE NILO PEREIRA
El tema de la violencia interna que azotó el país en los años del terrorismo a través de una historia de amistad entre dos hermanas de padre –Ana (Jackelyn Vásquez) y Eva (Urpi Gibbons)– pertenecientes a distintas clases sociales. Eso es lo que “intenta’ abordar Illary (Amanece), aunque sin mucha suerte.
Y subráyese "intento" porque Illary parece el borrador de un proyecto que requirió de varios cambios de raíz. La historia tiene un nivel de desarrollo primario; los personajes son buenos y malos que recitan sus parlamentos con una teatralidad espeluznante; hay diálogos y situaciones inverosímiles y una dispersión de temas con referencias al caso Leonor La Rosa, la captura de Abimael o la intervención en las universidades, puestos allí como esbozos apenas, una masa informe que termina, literalmente, aburriendo por acumulación, cuando no es humorística por casualidad.
INEFICACIA. Es decir, la relación complicada entre Ana y Eva se diluye en esa atomización de motivos, pero tampoco se consigue mucho con la ambientación en los años del terrorismo porque, si el objetivo con ello era darle mayor relevancia a la historia en sí, pues, no se logra por esa mirada leve, superficial, a los tiempos de la violencia interna.
En todo caso, ¿hay una propuesta cinematográfica? No. Los planos y la cámara son una extensión de lo ya visto en teleseries locales. ¿Hay tensión interna en las secuencias que arman las escenas? ¿La posición de la cámara con respecto a los personajes nos quiere comunicar algo? Se quiere ser popular, conectar con la gente, pero en estas intenciones no deben faltar las cuestiones básicas del cine.
DETALLES. Popular no quiere decir burdo o descuidado, más aún cuando tenemos encima producciones hollywoodenses a las que el espectador está tan acostumbrado. ¿Nadie se dio cuenta en la posproducción de la pobreza de los efectos especiales o de otros elementos de utilería? Y, por favor, que la falta de recursos no sea una justificación, porque Héctor Gálvez también la tuvo en la lograda Paraíso.
Ahora que en ciertos blogs se discute sobre la pertinencia o no de crear una industria cinematográfica en el Perú, nos preguntamos si Illary, tan primitiva en su realización e hiperelemental en su tentativa expresiva, responde al modelo que algunos tienen en mente de ese cine peruano –con “p’ de patria– y comercial que anhelan.
Ojo que este proyecto de Nilo Pereira –quien dirigió en 1990 la irregular Ni con dios ni con el diablo – fue premiado en Conacine.
Alonso Izaguirre
Crítica publicada originalmente en Perú21
7 Comments:
At 7:43 PM, Rodrigo said…
Película mala, crítica pésima...
At 10:56 AM, La cinefilia no es patriota said…
Estimado Rodrigo, gracias por tu opinión. Esperamos tu excelente crítica de Illary.
Puedes enviarla a:
lacinefilianoespatriota@yahoo.com
Saludos.
At 3:47 PM, Anonymous said…
Discrepo con la crítica de Alonso. Creo que tiene la obligación de analizar los entornos y no referirse a ellos como ineficaces. Es una película que apunta a la flexibilidad de una propuesta insertada en un universo enteramente femenino. Comparar este filme con teleseries locales supone que el crítico hace un ejerccio equívocado. No está bien lapidar una película que tiene elementos rescatables.
At 12:10 PM, Anonymous said…
Rodrigo (Bedoya)... no te pases. ¿otra vez izaguirre? Para el nivel del cine nacional... pasa piola.
At 8:22 PM, Rodrigo said…
No soy Rodrigo Bedoya.
At 11:20 PM, Fabricio Rebatta said…
ya que por allí nombran a Paraíso de héctor Gálvez, sería bueno que le dediquen un comentario que rescate el interesante punto de vista del realizador, películas peruanas rescatables hay pocas pero las hay
At 11:14 AM, Anonymous said…
Mario, no sé si tu compartes la opinión de Alonso pero a mí la pela me agradó.
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