LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Wednesday, April 09, 2008

HOMENAJE: BETTE, CIEN AÑOS NO SON NADA


Residencial actual de Bette Davis

El pasado 5 Bette hubiera cumplido 100. De las 121 películas en las que actuó, entre 1931 y 1989, dejamos al lector con una pequeña pero significativa muestra de 17. Y, antes, un pequeño homenaje pop. Con ustedes, Bette Davis Eyes, de Kim Carnes:







Her hair is Harlowe gold
Her lips sweet surprise
Her hands are never cold
She's got Bette Davis eyes
She'll turn her music on you
You won't have to think twice
She's pure as New York snow
She got Bette Davis eyes
And she'll tease you
She'll unease you
All the better just to please you
She's precocious and she knows just
What it takes to make a pro blush
She got Greta Garbo stand off sighs
She's got Bette Davis eyes
She'll let you take her home
It whets her appetite
She'll lay you on her throne
She got Bette Davis eyes
She'll take a tumble on you
Roll you like you were dice
Until you come out blue
She's got Bette Davis eyes
She'll expose you, when she snows you
Off your feet with the crumbs she throws you
She's ferocious and she knows just
What it takes to make a pro blush
All the boys think she's a spy
She's got Bette Davis eyes
And she'll tease you
She'll unease you
All the better just to please ya
She's precocious, and she knows just
What it takes to make a pro blush
All the boys think she's a spy
She's got Bette Davis eyes
She'll tease you
She'll unease you
Just to please ya
She's got Bette Davis eyes
She'll expose you, when she snows you
She knows ya
She's got Bette Davis eyes





Of Human Bondage (Cautivos del Deseo, 1934)

El poder sexual es una de las fuerzas más esclavizantes y demoledoras que existen. Otras son la manipulación y el chantaje. ¿Qué sucede cuando se echa mano de ellas? El abismo espera a la víctima que se entrega a un verdugo que, por añadidura, tiene ojos hermosos y distantes. Philip (Leslie Howard) arrastra ese castigo como hace con su pierna coja, aguardando el amor de Mildred (Bette Davis). La actriz consigue su primera nominación al Oscar con este filme de John Cromwell.

Marked Woman (La Mujer Marcada, 1937)

Bette Davis encontró un papel hecho a su medida como la temperamental e inteligente Mary Dwight, en este filme dirigido por Lloyd Bacon. En los años 30 abundaron películas sobre la mafia y aunque ésta pudo ser solo aleccionadora, debido a la censura impuesta por el Código Hays, se arriesga mirando con simpatía a las prostitutas de los clubes nocturnos, presentándolas como víctimas del abuso y el prejuicio, pero también como las únicas capaces de sublevarse ante el poder y la muerte.


Jezebel (Jezabel, 1938)

Antes que la conocidísima Scarlett, otra rebelde sureña se desvivió por amor. En una época en que lo que más importa es no subvertir las reglas sociales, Julie (Bette Davis) al igual que la reina que da título al filme, escandaliza por desafiar rancias costumbres. Las sociedades reprimen con el repudio a quienes quieren salir del molde. Ni el amor permite esas libertades, quedando solo el sacrificio. Davis jamás lució tan hermosa como en esta cinta de Wyler, que le dio el Oscar.


Dark Victory (Amarga Victoria, 1939)

El manejo eficaz del drama es lo que demuestra Edmund Goulding con esta película que en manos de otro director pudo haberse convertido en un discurso lacrimógeno. Claro, que Bette Davis con su actuación contribuyó bastante a que ello no sucediera, imprimiendo dignidad a Judith Traherne, personaje que afronta una muerte inminente. Con semejante argumento, la actriz corría el riesgo de caer en el efectismo y la sobreactuación. Sin embargo, Davis salió airosa consiguiendo ser nominada al Oscar.

The Old Maid (La Solterona, 1939)

El sur estadounidense siempre fue testigo de historias de mujeres amantes y sufrientes. Esta película ambientada en el 1800, no es la excepción, confirmando además las dotes del hábil Edmund Goulding. Bette Davis se ve vivaz, opaca y crepuscular a medida que van pasando los años. Todos son felices a su alrededor, pero ella tiene que disimular, aparentar, ocultar su propia maternidad por el qué dirán y porque para estallar existe un tiempo y el suyo ya ha terminado.


All This, and Heaven Too (El Cielo y Tú, 1940)

En la Francia del siglo XIX, todo lo que importaba era hacer las reverencias correctas, evitar las expresiones impropias y sobre todo contener la pasión, aunque ésta pidiera a gritos ser liberada. Anatole Litvak, recreó este mundo de trajes y apariencias, en el que es difícil que el amante salga ileso, pues en su accidentado camino puede encontrar la muerte o el desprestigio. Bette Davis está magnífica como la institutriz Henriette, mostrando en cada plano su impotencia disfrazada de honor.


The Letter (La Carta, 1940)

Unos disparos, una mirada fría y la luna de Singapur como testigo. Así empieza esta película donde se reencuentran Wyler y Davis como protagonista nominada al Oscar. El misterio deviene drama, con secuencias en las que se respira un aire cargado, acaso fatal. El velo blanco que lleva la actriz para ocultar su rostro, solo acentúa las sombras que la acompañan en la expiación de la culpa. Y en ese tránsito, la condenamos y la compadecemos, aunque suene contradictorio.


The Little Foxes (La Loba, 1941)

El tercer y último trabajo de la dupla Wyler-Davis, le dio uno de sus papeles más recordados valiéndole una nueva nominación al Oscar. Es que es difícil olvidar a una Regina Giddens imperturbable frente al ataque cardíaco de un marido que implora ayuda. La actriz construyó soberbiamente un personaje que bien pudo lucir solo un cariz sensual en esta cinta en que la podredumbre de una aristocracia inescrupulosa es develada por el director experto en retratos sociales.


In This Our Life (Como Ella Sola, 1942)

Por esos años, la maldad nunca fue recompensada, aunque en la realidad sucediera lo contrario. Así sucede en esta adaptación de la novela de Ellen Glasgow, que dirigiera John Huston. Lo que incrementa el valor de la cinta (en la que es previsible el destino de la protagonista) es, de lejos, la actuación de Bette Davis, a la que vemos hacer de las suyas, como siempre deliciosamente. Lástima que el Código Hays haya quedado tan bien servido con esta historia.


Now, Voyager (La Extraña Pasajera, 1942)
Wong Kar-Wai, tan de moda actualmente, le debe bastante a los clásicos melodramas románticos. Uno de ellos es este filme con el que Bette Davis alcanzó su sexta nominación al Oscar. El sentido de libertad, el hallazgo de un amor tardío e imposible son temas tratados en esta cinta dirigida por Irving Rapper y en la que somos testigos de la transformación espiritual y física de una mujer a la que a falta de la luna, le bastan las estrellas.


Beyond the Forest (Más Allá del Bosque, 1949)

Una variación de la heroína de Gustave Flaubert en clave fatal, es la que nos presenta King Vidor en el personaje de Bette Davis. El director aplicó las dosis de drama y film noir justas, mostrando en pantalla toda la seducción e inconformidad de una mujer que cree ciegamente que su destino podría ser distinto si dejara ese pueblo miserable. La actriz luce malvada, calculadora, desesperada y vencida, a la vez, mostrando sus cualidades camaleónicas de una escena a otra.


All About Eve (Todo Sobre Eva, 1950)

La ambición y la falta de escrúpulos se camuflan fácilmente en un ambiente como el teatro en el que las máscaras abundan. Los únicos que salen indemnes son aquellos que por poseer la misma maldad, saben reconocerla. Joseph Mankiewicz aborda con maestría el competitivo mundo de las tablas, en el que es, además, un homenaje a las actrices de verdad, esas criaturas tan temperamentales. Davis estuvo insuperable como la mordaz Margo Channing, consiguiendo otra nominación al Oscar y el premio del Festival de Cannes.


The Catered Affair (Banquete de Bodas, 1956)

Richard Brooks añadió algo más de emotividad a la carrera de Bette Davis que protagoniza esta cinta sobre sueños perdidos, la realización a través de los hijos y el matrimonio. Guardar un buen recuerdo de la fecha de la boda se convierte en una gema que resistirá los malos tiempos que vendrán inexorablemente con la vida en común. La actriz junto a Ernest Borgnine dibuja un retrato familiar bastante creíble que permitió al espectador común identificarse con su problemática.


Pocketful of Miracles (Un Gangster para Un Milagro, 1961)

Frank Capra tenía la capacidad de hacernos creer que se podía tener esperanza en la gente, que el mundo era un poquito mejor. Siempre ha sido necesaria una buena cuota de optimismo, por más que la realidad matara la ilusión. Con esta, su última película, el mágico technicolor nos permite apreciar los hermosos ojos azules de Bette Davis que aquí disfruta a carcajada pelada (con esa risa impagable) y llora, conmoviéndonos siempre. Durante más de dos horas, tenemos carta libre para soñar.



What Ever Happened to Baby Jane? (¿Qué fue de Baby Jane, 1962)
“No hay peor odio que el de la propia sangre”, decía Camilo José Cela en una de sus novelas. Robert Aldrich suscribiría esa frase. Una relación de hermanas descompuesta por el favoritismo de los padres y la envidia. Una reflexión sobre la fama y su efímera chispa. Decadencia, locura y muerte. Eso y más es esta cinta en la que Bette Davis como Baby Jane Hudson, libró una batalla interpretativa con otra grande: Joan Crawford, consiguiendo su undécima nominación al Oscar.


Hush... Hush, Sweet Charlotte (Canción de Cuna para un Cadáver, 1964)

Luego de “¿Qué fue de Baby Jane?”, Aldrich dirige este filme en el que una canción es el arma que desata la insania de una Bette Davis con una culpa difícil de cargar. Se perciben en la pantalla, pinceladas del maestro Henri-Georges Clouzot y su thriller “Las Diabólicas”, sin ser esto ningún demérito porque Aldrich maneja perfectamente la puesta en escena y los toques macabros, además de dirigir perfectamente a sus actores. Se agradecen las altas dosis de grand guignol.


The Whales of August (Las Ballenas de Agosto, 1987)

Lindsay Anderson reflexiona sobre la vida, visitando un pasado de risas pintadas en sepia, de ballenas que emigran en Agosto, de realeza ya inexistente. El ritmo contemplativo y pausado de esta película acompaña el andar de unos protagonistas que admiten serena y sabiamente el curso de los días. Bette Davis junto a Lillian Gish y Vincent Price saben que en el crepúsculo no permanecen los cabellos dorados, ni la lozanía; aunque la costa y el mar azul parezcan los mismos.



Leny Fernández

La Cinefilia No Es Patriota

1 Comments:

  • At 11:19 PM, Anonymous Anonymous said…

    ¿por qué los títulos de estreno en
    España y no los del Perú? ¿es que valen más los españoles?

     

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