LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Monday, February 11, 2008

HOY (6PM), EN LA CAYETANO HEREDIA: EL HOMBRE DE LA CÁMARA, DE DZIGA VERTOV


“El drama cinematográfico es el opio del pueblo. ¡Abajo las fábulas burguesas y viva la vida tal como es!” En 1919 fundó Dziga Vertov en Moscú la primera escuela del film documental. La época de cambio tras la revolución tenía que describirse con medios nuevos. Vertov es un poseso de la cámara. Con ella se arroja al centro de un mundo nuevo que pertenece a todos. Convierte la cámara en una conciencia colectiva. Nada de construido, instruido, representado, hecho en el taller. Solo lo convence lo vivo, lo real. Así como el ojo humano está en movimiento constante, la cámara tiene que otear y buscar siempre a su alrededor. Vertov llama a su grupo Kino Glaz (Cine Ojo). La cámara es un ojo, de visión más aguda, un ojo de rayos X, un microscopio y un telecopio. Vertov es el hombre de la técnica, un adorador de la máquina. De la fusión armónica entre hombre y máquina.

Sube con su cámara a la chimenea de una fábrica, hace que fotografíen su subida desde abajo y desde arriba, y él mismo, mientras sube, toma vistas hacia arriba y hacia abajo. La cámara está balanceándose, mientras él anda, se pega con él al suelo y mira arriba, a las personas, a los vehículos y a los edificios. Ante él se abren todas las ventanas y todas las puertas, y ávido de saber se introduce en las viviendas. Se agacha con su cámara a mirar unas bielas, hace pasar ante ellas motocicletas y locomotoras, las une al manillar de una moto y se dispara por entre el tráfico de una gran ciudad. El film El hombre de la cámara (1929) es su manifiesto. Nada allí se destina al entretenimiento, a la ilusión: solo presenta la materia bruta de la vida en un montón caótico, imágenes de un instante, pulsaciones, hechos. La cámara magnifica los pedacitos, desarrolla las posibilidades de asociación, yuxtapone cosas emparentadas u opuestas, y así muestra relaciones inesperadas, abre los ojos a una nueva visión. En violentos contrastes, Vertov contrapone interior a exterior, estrechez y apertura, lo redondo a lo anguloso, lo duro a lo blando…




Lo fundamental: usar la cámara como un ojo fílmico más perfecto que el ojo humano para explorar el caos de los fenómenos visuales que llenan el universo. El ojo fílmico trabaja y se mueve en el tiempo yen el espacio para captar y registrar impresiones de manera muy diferente de la del ojo humano. Las limitaciones impuestas por la posición del cuerpo o por lo poco que podemos captar de un fenómeno en un segundo de visión son restricciones que no existen para el ojo de la cámara, que tiene una capacidad mucho mayor... Soy un ojo fílmico, soy un ojo mecánico, una máquina que os muestra el mundo solamente como yo puedo verlo.

En adelante y para siempre prescindo de la inmovilidad humana; yo me muevo constantemente, me acerco a los objetos y me alejo de ellos, me deslizo entre ellos, salto sobre ellos, me muevo junto al hocico de un caballo al galope, me introduzco en una muchedumbre, corro delante de tropas que se lanzan al ataque, despego con un avión, caigo y me levanto con los cuerpos que caen y se levantan. Liberado de la tiranía de las 16-17 imágenes por segundo, liberado de la estructura de tiempo y espacio, coordino todos los puntos del universo, allí donde puedo registrarlos. Mi misión consiste en crear una nueva percepción del mundo. Descifro, pues, de una manera nueva, un mundo desconocido para vosotros.


Vertov defendía a ultranza el seguimiento de los hechos que estaban ocurriendo en ese momento en la Unión Soviética como única opción para el registro de acciones, negando la posibilidad de reconstrucción o manipulación de los mismos con actores o acciones premeditadas. El rechazo se extendía a la utilización de mecanismos ficcionales como podían ser la confección de un guión, la utilización de actores y actrices, estudios, decorados, iluminación y todas las opciones disponibles del Cine de ficción tradicional.

La verdadera estructura de la película se elabora a partir de un largo proceso de montaje en el cual se deja de lado cualquier posibilidad de establecer un relato cronológico o lineal. En esta etapa del trabajo se establecen las verdaderas situaciones y relaciones entre temas, acciones, personajes, objetos con la permanente referencia y reflexión sobre el lenguaje y la tecnología fílmica.


Su experiencia en los frentes de combate lo lleva a realizar Historia de la guerra civil en 1922, y entre ese año y 1925 desarrolla su serie Cine Verdad (Kinopravda); luego en 1926 La sexta parte del mundo, en 1928 El undécimo año, y en 1929 El hombre de la cámara, su película más conocida a nivel internacional. Entusiasmo, en 1930, es su primera obra en el cine sonoro, por la cual Charles Chaplin le envía felicitaciones y le dice: "Considero Entusiasmo como una de las sinfonías más emocionantes que haya oído jamás''.

Tres cantos sobre Lenin, en 1934, marca su apogeo como cineasta cuyo desarrollo creativo, desde entonces, fue obstaculizado por el partido. Luego vendrían los tiempos de guerra por la invasión nazi a partir de 1941 y, después de la contienda, trabajos fílmicos modestos. Vertov murió de cáncer en 1954 y se fue a la tumba sin haber podido hacer ninguna obra mayor, al nivel de su talento e imaginación, en los 20 años anteriores.


Cineclub Cayetano Heredia, Ciclo: Imágenes que piensan, Segunda Sesión, 6 pm, Av. Armendáriz 445, Miraflores, Ingreso Libre.

Bonus Track: Cortos experimentales de Stan Brakhage.



Información sobre el Ciclo Imágenes que piensan:

http://lacinefilianoespatriota.blogspot.com/2008/01/ciclo-imgenes-que-piensan.html



LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA



1 Comments:

  • At 11:49 AM, Anonymous Anonymous said…

    ...........los cortos de brakhage fueron de lo más rayado que he visto en mi vida...........

     

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