(EL TEXTO QUE FALTABA. O ALGO MÁS SOBRE DOS PELÍCULAS PERUANAS RECIENTES.)
EL PREMIO DE CLAUDIA LLOSA VERSUS “EL PREMIO” DE ALBERTO DURANT O VICEVERSA SEGÚN QUIZÁ LA CRONOLOGÍA DE LOS ESTRENOS NACIONALES PARA LA ABDUCCIÓN ESCATOLÓGICA EN LAS APOLÍNEAS MANDRÁGORAS CEREBRALES DE LOS PANTEÍSTAS PITAGÓRICOS QUE SIGUEN CREYENDO MASOQUISTAS-NAIF EN LA ENTEREZA DE UNA IDENTIDAD ESTÉTICA AUTOSUFICIENTE EN ELLOS SÓLO POR LA ECOGRAFÍA PROTOARQUIFEMINISTA DE UN TUBÉRCULO Y/O LA CESÁREA SUBURBANIGENISTA EN EL COLON DE UN CRÉDULO ACÉRRIMO RESPECTO A LAS LOTERÍAS PERO AL FINAL CON UN CONMOVEDOR RESPETO A LA ECOLOGÍA DE LAS TERAPIAS FAMILIARES.
El cine de fórmula nos ha preocupado y al mismo tiempo divertido desde siempre o, por lo menos, desde tiempos casi inmemoriales al ir descubriendo paralelamente una manifestación fílmica múltiple asimismo, por consiguiente, variopinta con la capacidad anagógico-taladresca de causarnos en efecto muchas veces perpetuo o por lo menos interregresivo un temblor endopectoral expansivo hasta la cresta de los poros en sincronía con una autoneuromancía proyectiva hasta la nemónica revertida de la sinapsis y con una panaleaunipsicotermia hacia la asonada de los zócalos óseos. Sin embargo, existió un paraprototipo de cine sudamericano que desde hace un inconmensurado de años se clonó, por el flemático ingenio de la reiteración lindando con el pastiche atestado de otros tantos o pocos pastiches en desestructuración compulsiva hacia la autonegación reformularia proinnovación (algún osado teratacademicista podría ironizar la atmósfera tercermundista exclamando que un pastiche es una pasta dental argentina, y justamente todo ese absurdo es la intríngulis de la problemática actual del cine en general), en el estereotipo vigente de un cine mañosamente convergente respecto al reclamo tácito de la “masa” amén de alguna “demanda de estándar estético no utópico oligárquico” ensamblado por la fórmula eufemismada como criterio clásico (narrativa dramática subyugando a la senso-eidética) y la particularidad imperial del “axioma fílmico latinoamericano tendencioso” de la historia pseudodisficcionada por un tono de cotidianidad menárquica (mientras más “denso” es el influjo documental en la vena de los intervalos entre los plotpoints y el anticlímax y el clímax “imperceptibles”, se sienten en una epifanía caníbal) y un ritmo arquiartístico (mientras más lento, más reflexivo transgresivamente el resultado).
El cine de fórmula nos ha preocupado y al mismo tiempo divertido desde siempre o, por lo menos, desde tiempos casi inmemoriales al ir descubriendo paralelamente una manifestación fílmica múltiple asimismo, por consiguiente, variopinta con la capacidad anagógico-taladresca de causarnos en efecto muchas veces perpetuo o por lo menos interregresivo un temblor endopectoral expansivo hasta la cresta de los poros en sincronía con una autoneuromancía proyectiva hasta la nemónica revertida de la sinapsis y con una panaleaunipsicotermia hacia la asonada de los zócalos óseos. Sin embargo, existió un paraprototipo de cine sudamericano que desde hace un inconmensurado de años se clonó, por el flemático ingenio de la reiteración lindando con el pastiche atestado de otros tantos o pocos pastiches en desestructuración compulsiva hacia la autonegación reformularia proinnovación (algún osado teratacademicista podría ironizar la atmósfera tercermundista exclamando que un pastiche es una pasta dental argentina, y justamente todo ese absurdo es la intríngulis de la problemática actual del cine en general), en el estereotipo vigente de un cine mañosamente convergente respecto al reclamo tácito de la “masa” amén de alguna “demanda de estándar estético no utópico oligárquico” ensamblado por la fórmula eufemismada como criterio clásico (narrativa dramática subyugando a la senso-eidética) y la particularidad imperial del “axioma fílmico latinoamericano tendencioso” de la historia pseudodisficcionada por un tono de cotidianidad menárquica (mientras más “denso” es el influjo documental en la vena de los intervalos entre los plotpoints y el anticlímax y el clímax “imperceptibles”, se sienten en una epifanía caníbal) y un ritmo arquiartístico (mientras más lento, más reflexivo transgresivamente el resultado).
No obstante, ¿dónde se encuentra aquella fuerza de integración que embascula el planteamiento diafactual (la concepción de un sistema indiscriminado de los sucesos) y el discurso psiconeurosocioliminal (la expresión rigurosa mediante un macrocódigo constituyente de muchos o pocos códigos compatibles o no compatibles entre sí pero que se proyecten a una real unidad de alcance plural)?
Existe, ergo, un accidente cardinal al intentar establecer un equilibrio entre la introspección que debería ser concienzuda y la visión del mundo, por una frustración de simbiosis y ósmosis ideológico-empíricas entre ambas. Por consiguiente, existe una dantesca carencia pasional, aunque muchos crean que en el “trance de la creación” son libérrimos apasionados.
¡Libérense del prejuicio e, inclusive, de la inculcación!
Porque la licuadora de la siempre neo-globalización puede incluir ácidos virales como el neorrealismo impostado, lo nativo infértil a pesar de algún instante de contraste correcto, y una dopada lucha contra el parandrocentrismo, la película de Claudia Llosa debió titularse “La tuerta asustada”, y porque aquella licuadora también puede incluir otros ácidos virales como la demagogia del onanismo emotivo y la insuficiencia substancial con mascarilla de anécdota a pesar del acertado desenlace abierto, la de Alberto Durant debió titularse “El proemio”.
Alberto Javier Angulo Chumacero
La Cinefilia no es patriota
23 Comments:
At 1:48 PM, Anonymous said…
Que quemao, no entendí ni un carajo...
At 10:02 AM, Anonymous said…
Veo tanto vacío en este ¿artículo? como el que intenta hacernos ver respecto a los títulos que nombra. Cada día me asombro más de los "grandes entendidos cinematográficos" que pululan por todo el mundo, cuando en realidad se acercan más a posturas intransigentes y prejuiciosas.
No obstante, que tenga usted la debida salud para que intente disfrutar del cine, si puede.
Benchomo
At 11:35 AM, Anonymous said…
Por lo que he leído, Alberto Angulo es un seudocrítico que cree que rebuscando las palabras y poniéndolas lo menos accesibles al público promedio se hace más interesante y "elevada" su ¿crítica?, si así podemos llamar a este compendio palabras de palabras sin ningún tino y con gran desatino (aunque con ese bagaje lingüístico podría trabajar como corrector, pero no como crítico). Me hizo acordar a Montesinos cuando quiso hacerse el gracioso en el juicio a Fujimori y dijo por joder la palabra "colombroño", cuando tranquilamente pudo decir tocayo.
At 12:13 PM, Anonymous said…
Bien por el link a la RAE jajaja
At 1:33 PM, Anonymous said…
Sinceramente un desprestigio para un blog que se va yendo a lugares escabrosos a una velocidad imparable si no corrigen a tiempo.
At 4:22 PM, Anonymous said…
El tarado de Angulo volvió por sus fueros. La verdad que su prosa, si así se le puede llamar a lo que escribe, da náuseas.
At 11:57 PM, omarsho Lala said…
Señor Chumacero, por qué no le hace un favor a los amantes del cine y se muere?
At 12:38 PM, Juan Perales Nava said…
La culpa la tiene Castro Cobos!
At 12:39 PM, Anonymous said…
quien inventó a ese Chumacero?
At 2:37 PM, Anonymous said…
¿Y donde está la carta de los críticos respaldando tremendo burro intelectual?
At 7:18 PM, Nicolás Ponce said…
Es una broma, no?, algo así como un alterego, o una parodia de algún crítico... NO?
At 11:18 AM, Anonymous said…
No se sulfuren, es pura joda.
At 3:40 PM, Anonymous said…
No sé si es joda o no, pero el pata existe y hasta ha publicado un poemario. ¡TREMENDO LOCAZO!
At 11:59 AM, Anonymous said…
Ya pues Castro, no lo vuelvas a
publicar por higiene mental.
At 9:56 PM, Anonymous said…
Existe, pero es un loco payaso.
At 11:32 PM, Anonymous said…
Qué dice la APRECI?
At 12:24 PM, Anonymous said…
Lo que falta es que Angulo
escriba para sí mismo.
At 11:19 AM, Anonymous said…
y que no publique, carajo...
At 12:50 PM, Anonymous said…
Estamos en un país libre, si no nos entendemos busquemos un diccionario y quitemos las telarañas que cubren las palabras no leídas.
Esto me recuerda dos acontecimientos: uno no muy lejano en el que alguien dijo "solo usamos 300 palabras del diccionario", y otro cuando Picasso pintó los cuadros que nadie entendía.
Respetémosnos. "Cada loco con su tema".
No somos carneros que tenemos que ir a donde van todos, ni nos llamamos Vicente........
Te felicito, Angulo, y te doy un consejo: alguna vez escribe para que te entienda la masa y pueda valorarte.
At 8:10 PM, Anonymous said…
Qué??? El anónimo de las 12:50 está comparando a Angulo con Picasso o me parece??? Cuál de los dos está más loco?
At 12:27 AM, Anonymous said…
Y no sólo eso: al decir "alguna vez escribe para que te entienda la masa y pueda valorarte" el anónimo en cuestión está tildando de ignorantes, de limitados, a quienes no soportamos a Angulo.
At 9:03 PM, Beto said…
Nooo, volvió Angulo. El resultado de sus artículos es que nadie termina hablando sobre lo que escribió sino cómo lo escribió. Mal porla cinefilia
At 2:46 PM, Chapualqo said…
urgente el link de un manual de redacción al lado del de la rae
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