OH, EL ESTILO... OH, LOS DARDENNE...
Un cine sin estilo. Todo estilo es una caricatura, una similitud a uno mismo, un destino, una momificación, una victoria del necrófilo que llevamos dentro siempre dispuesto a cargarse lo que se mueve, lo que no encuentra su forma, su imagen. Un asesinato tiene lugar. La forma aparece. Es imposible escapar de ella y, sin embargo, algo debe escapar.
“La verdadera variedad está en esta plenitud de elementos reales e inesperados, en el ramo cargado de flores azules que brota, contra todo pronóstico, del seto primaveral que ya parecía colmado, mientras que la imitación puramente formal de la variedad (y podríamos reflexionar del mismo modo para las demás cualidades del estilo) no es más que vacío y uniformidad, es decir, lo más opuesto a la variedad. (...).” (Marcel Proust, A la sombra de las muchachas en flor).
Mi hermano. No podría hacer esta película sin él y él no podría hacerla sin mí. Dependencia recíproca que no provoca resentimientos. Sin duda, él podría hacer esta película sin mí y, quizá, yo sin él, pero ambos sabríamos que no sería la película que habríamos hecho juntos y lo lamentaríamos siempre. Aunque escribo estas notas en primera persona del singular, sé que están escritas en primera persona del plural. Sus preguntas son las mías. A menudo son ellas las que me empujan a escribir estas notas como si yo fuera el transcriptor de una reflexión, de un pensamiento compartido. Sucede lo mismo con el guión. Yo sujeto la pluma pero se escribe a dos manos.
Cada vez hay más “todoterreno” en las carreteras y en las calles. Vehículos altos sobre ruedas, con parachoques de acero y faros con rejas. Muestran la nueva postura de los pudientes: protección y agresividad. Conducen protegidos en sus vehículos militarizados. No saben dónde van pero su vehículo sí. Van hacia el enfrentamiento. Sus coches son los tanques de una guerra civil larvada. Un día, aquellos que se denominan “excluidos”, volcarán esos vehículos y les prenderán fuego. Los pudientes se considerarán víctimas de una repentina llamarada de barbarie. Al ver a sus hijos ensangrentados en los asientos traseros, se verán repentinamente inundados por una rabia asesina y descubrirán que, sobre los arcos de protección del techo del vehículo, había una torreta con metralleta lista para usar. Dispararán sin tregua, surcarán la ciudad, el campo en busca del enemigo. No tendrán piedad. Sus enemigos tampoco.
“Imagínate a un tipo aquí, solo, por la noche, leyendo libros que quizá estén bien, o pensando, o algo así. A veces, se pone a pensar y no hay nadie que le diga si es o no es así. Si quizá viera algo no sabría si es verdad o no. No puede dirigirse a otro para preguntarle si también lo ve. No puede saber. No tiene nada para medir. He visto cosas aquí. No estaba borracho. No sé si dormía. Si alguien hubiera estado conmigo, podría haberme dicho si dormía, y entonces no pensaría más en ello. Pero no sé.” Estas palabras de Crook, el mozo de cuadra negro de De ratones y hombres, hablan de nuestra condición actual. Hemos perdido el contacto con la realidad, nos hemos vuelto incapaces de producir, de contar, de mostrar la realidad. Nunca estuvimos tan solos, fusionados en la misma locura, perdidos en un mundo que tiene la consistencia de un fantasma. Nos angustia a muerte.
Detrás de nuestras imágenes (1991-2005), de Luc Dardenne.
La Cinefilia no es patriota
2 Comments:
At 11:58 AM, Esteban said…
Buenas, muy interesante el texto, utilicé un fragmento para mi blog. Saludos!
At 3:26 PM, otroél said…
escribo para comunicar que estoy llevando una sala de cine en el colegio los reyes rojos, todos los miércoles a las 7:15. están invitados. si pudieran difundir esta información se los agradeceria.
adrian león lostaunau.
más información en el blog:
http://corneasaladecine.blogspot.com/
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