EL AÑO QUE NO FUI AL CINE, POR GABRIEL MESETH

El 2007 vino con terremoto, con Soda Stereo, con juergazas futboleras y harto teteo. Pero esta vez, elegir diez películas de la cartelera es como tener una pistola en la nuca. Tuvimos tan poco para ver, que hasta se me vencieron los cupones verdes del Cineplanet. Haciendo el esfuerzo más grande para que esto no sea un Top 3, relleno la lista con algunas que –si existía mejor suerte– quizá habrían sido echadas al olvido. Igual, mientras rezo para que desde ahora todo sea mejor (aunque las chicas no la hagan a Pekín), aquí les va:

1. CACHÉ, porque más que cineasta, Haneke es un terrorista. ¿Quién sino él para hacer la película del zeitgeist? Ningún otro artista arremete de manera tan perfecta contra la angustia y las tensiones culturales del ciudadano occidental. Una bomba de tiempo.

2. LA LISTA NEGRA, porque hace mucho que la guerra no era tan divertida (aprende, Clint Eastwood). Y porque con Carice van Houten hasta el Führer se arrepiente de sus pecados.

3. EL ESPÍRITU DE LA PASIÓN, porque con sus pinceladas de budismo, hasta ahora me conmueve la historia del caballero que rescata a la joven de su prisión emocional, aunque algunos la consideren digna de Paulo Coelho.

4. LA CIENCIA DE LOS SUEÑOS, porque todos tenemos derecho a soñar con Charlotte Gainsbourg. Porque es una invitación a jugar que no puede rechazarse. Porque me recordó el video que Gondry hizo para Knives Out de Radiohead, y volvió la desesperación que sentí alguna vez.

5. MARÍA ANTONIETA, porque es el premio consuelo para quienes no vimos Barry Lyndon en el cine. Y por las canciones de The Cure.

6. EL CUSTODIO, porque más allá de caer en algunos excesos, comprobó que Julio Chávez es uno de los mejores actores del mundo.

7. SECRETOS ÍNTIMOS, porque el espíritu de John Cheever está rondando por ahí. Porque luego de En el dormitorio celebro los comienzos de su director, Todd Field, y su nueva película no me defrauda. Es más, tiene momentos de gloria.

8. LA REINA, porque luego de verla, Isabel ya no es la vieja perra que imaginaba en mis días de colegio inglés.

9. ALERTA SOLAR, porque la pandilla de Trainspotting es enviada al espacio para dejar la heroína por la luz del sol, y resulta que es igual de adictiva.

10. ZODÍACO, porque San Francisco, los setenta, un asesino en serie, una canción de Donovan y el martirio de ser periodista son motivos suficientes para helarle la sangre a cualquiera.

Sí me gustó BOURNE: EL ULTIMÁTUM, pero no logró entrar. LA VIDA DE LOS OTROS no me gustó mucho, aunque sí me dio pena que Ulrich Mühe haya muerto, pero eso es la vida real. Para los que piensen que me olvidé o que no vi El laberinto del fauno, Babel o El buen pastor, no fue así. Simplemente no me gustaron. Mejor dicho, las odié un poquito.

Y ahora, el circuito cultural. No suelo ir al Cinematógrafo desde que pasan cualquier cosa. Tampoco a La Ventana Indiscreta, pero sé que dieron SÁTÁNTANGÓ de Béla Tarr. Si la repiten, espero asistir a la maratón. Tampoco fui religiosamente a la muestra de Aki Kaurismäki en el CCPUCP, pero fue completa y en 35mm, como siempre debería ser. Los dos festivales de Lima, el latinoamericano y el europeo, aportaron más fiascos que sorpresas. Pero claro, las que fueron sorpresas, lo fueron de verdad. Aprovecho también el viaje que hice a principios del año, donde tuve la oportunidad de ver cosas que sin pensarlo dos veces entran en esta lista alternativa:

1. LUZ SILENCIOSA. Me encontré con Carlos Reygadas caminando por Madrid. Hace tiempo que no hablábamos. Quedamos para cenar a la semana siguiente, y me dijo para ver el primer corte de su nueva película. Jaime Rosales también estaba invitado ese día, y la vimos en un silencio sepulcral. La primera impresión que tuve fue la de presenciar un milagro. Pero luego, en una sala de cine durante el festival de Lima, la idea de que era una película bellísima aumentó. Búsquenla para saber por qué el número de premios que va ganando es mayor al de festivales que hay en el mundo.

2. FLANDRES. Actualmente en Francia, el cineasta más arriesgado tiene que ser Bruno Dumont. No le teme a nada. Muestra lo que el sistema desprecia, y es ahí donde su cine encuentra belleza. Su última película exhibe como nunca los horrores de una guerra absurda, cruel hasta más no poder, y sentí su brutalidad sin tregua como una bala destapándome los sesos.

3. EL JEFE DE TODO ESTO. Antes de terminar con su trilogía americana, Lars Von Trier se tomó unas vacaciones. El resultado fue una comedia sin pretensiones, pero retorcida (como de costumbre) y muy graciosa. Pero la estrella del show es un nuevo sistema de grabación digital, en el cual se colocan varias cámaras en el set, cada una con sonido directo. Así, la decisión de qué y cuándo filmar está supeditada a los caprichos de una máquina. Se ve rarísimo, pero es genial.

4. INLAND EMPIRE. Prefiero Mulholland Drive porque la siento más sólida, pero también porque la he visto varias veces. El nuevo laberinto de Lynch, con sus tres horas de duración y la actuación sobrehumana de Laura Dern, tiene muchas cosas que me producen sensaciones de lo más diversas. Aunque por partes me disgusta y hasta me aburre. De todas formas es única, y lo digo a primera vista.

5. EL PEQUEÑO TENIENTE. A pesar de arriesgar la vida en cada segundo y caminar con un arma letal enfundada al costado, ser policía es un trabajo como cualquier otro. Eso lo demuestra Xavier Beauvois en una aproximación bastante fiel al submundo criminal. Por dos horas dejé de respirar.

6. 13 TZAMETI. Creo que Géla Babluani no había cumplido los 25 cuando hizo esta película, que no será una obra maestra, pero deja en claro el talento de un director con camino por recorrer. Es oscura, irónica, deprimente. Tanto el argumento (de cómo un muchacho llega a participar en un torneo de ruleta rusa) como las cuestiones de estilo le deben gran parte a las primeras películas de Roman Polanski, maestro de lo macabro.

7. EL VIENTO QUE AGITA LA CEBADA. La visión de Ken Loach sobre el IRA es una de las más complejas que existan en términos de cine, y eso lo demostró con Hidden Agenda. Vuelve al tema, para perseguir los orígenes de la revolución de una forma tan emotiva y apasionada como la letra de la canción que da nombre a esta película. Y eso a Cannes parece gustarle.

♥ También me gustaron PALINDROMES, de Todd Solondz, y el último segmento de PARIS JE T’AIME que dirigió Alexander Payne. Con ambos me reí tanto en el cine que hasta me dio vergüenza. Si alguna detesté con las vísceras fue SHORTBUS de John Cameron Mitchell, y espero explicar un día mis razones para que la comunidad gay no me haga daño.

13 Tzameti

Ahora sí, las que mando a la hoguera no necesitan mucha argumentación:

1. LOS SIMPSON: LA PELÍCULA, porque soy un fan de la serie y esto me pareció un insulto.
2. 1408, porque no me dio miedo.
3. UNA SOMBRA AL FRENTE, porque la escena del puente parece hecha en Paint, y porque solo a Tamayo se le ocurriría adaptar un libro así de monse.
4. 300, porque mientras más mecha, más idiota se pone. ¡THIS IS SPARTA!
5. SPIDER-MAN 3, porque mejor está la versión del Bananero (busquen en Youtube).

Para terminar, confieso que tuve mucho tiempo para leer. Descubrí a dos grandes escritores: uno es Michel Houllebecq, el niño terrible de las letras francesas que vive refugiado en Almería. De él leí LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES, que es absolutamente fascinante en su visión negativa del mundo, tan pesimista que hasta acaba con la raza humana. El otro es Bolaño, a quien no había leído y comencé por 2666, aunque todos me digan que primero debí leer Los detectives salvajes. Monumental, la sensación de leer mil páginas para que al final te quedes en medio de la nada… no tiene precio. También escuché música, y el disco del año sería IN RAINBOWS de Radiohead. Todo un acontecimiento lanzarlo por Internet bajo el método del “paga lo que quieras” (valía poner £0,00), y todo un acontecimiento el show desde un estudio que transmitieron en vivo por televisión. Ya salió la versión física del disco, y con una presentación que te obliga a hacer tu propia cajita. Pero más allá de tanta novedad, las diez canciones están sublimes.

Gabriel Meseth

LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA