VER O NO VER: FASSBINDER

RULETA CHINA

de Rainer Werner Fassbinder

Espero que tu generación

Pueda algún día avergonzarse

De la nuestra

UNO

“Papá está con otra mujer y mamá con otro hombre. Hay que juntarlos a todos para que se conozcan.” (MCC)

El trueno Fassbinder lanzó su mirada sobre la burguesía alemana… y esto es solamente el enorme pretexto para –una vez más- exigir profesionalmente, exprimir emocionalmente, a los miembros de su ya histórica tropa quienes, sin duda, se planteaban retos antes de pensar en una historia, o quizá horas antes del propio rodaje, retos como a ver, filmemos media película encerrados en este salón.

Bah, Buñuel hizo toda una película así. Pero ahora súmale a la licuadora El año pasado de Marienbad y agrégale todo el alcohol que es Fassbinder y estate atento a la maravilla de trago que resulta. No viene con soda ni hielo. No es un Gin Fizz. Demasiado intelectual. Tampoco un Daiquiri de durazno con sombrillita incluida. Exageradamente puto. Ruleta china: Si esta película fuera un trago, ¿cuál sería?

DOS

“La cámara es un robot, que aprendió ballet.” (MCC)

Michael Ballhaus alista la cámara y propone seis movimientos. Rainer se emociona. Kurt Raab exige que lo esperen para terminar unos detalles. Rainer se impacienta. Margit Carteasen ensaya el timing de sus pasos. Rainer aplaude. Peer Raben deambula tratando de ir avanzando en su cabeza. Rainer mira el techo. ¿De dónde saca tanta energía?

Cínica y encantadora, la clase burguesa aparece retratada en una película igual de exquisita, por una cámara igual de calculada, bajo una luz igual de resplandeciente, envuelta por una música igual de hipnotizadora. Cada juego de miradas es un clímax permanente. Nada como la frialdad para incitar orgasmos. Cine con rostro de mujer, pero no de ésas que llevan el sexo grabado en el rostro. Tampoco de ésas que se esconden muy mal en la inocencia. Ruleta china: Si esta película fuera una mujer, ¿quién sería?


Y TRES

Unos chicos de colegio entrevistaron a Fassbinder:

¿Cree en la existencia de vida extraterrestre?
Sí.
¿Cómo se imagina su vejez?
No creo que llegue a ella.
¿Cómo reacciona a la crítica negativa?
Positivamente.
¿Considera que los enfermos mentales son una carga para la sociedad?
En nuestra sociedad no hay nadie que no sea un enfermo mental.
¿En qué circunstancias haría un gran sacrificio?
Por amor.
¿Qué estudios tiene?
Ninguno.
¿Estaría dispuesto a adoptar un niño que necesitara cuidados?
No.
¿Cuál es la última vez que se sintió confundido y por qué?
Me siento confuso siempre que me mira un hombre uniformado.
¿Cuál es el juego de la sociedad que más le gusta?
El juego de la verdad.

Hablar de la sociedad es algo tan serio que uno debe tomárselo divertidamente. Nuestros mayores se mueren de cáncer mientras se celebran entre ellos. No han hecho ni bien ni mal. No han ganado una guerra, tampoco la han perdido. No hemos prosperado, tampoco nos hemos hundido más. Ningún brillo en las artes, en las letras, en las ciencias sociales. Tampoco nada para avergonzarse. Nos obligan a vivir de la moda: el pisco, el futbolista en Europa, el festival latinoamericano. También hay que encerrarlos a que se vean las caras y ver si dicen algo honesto al fin.

Y esperar que salga uno de ellos, tan solo uno, basta con uno, para que nos suelte los versos de Luis Hernández: “Espero que tu generación / Pueda algún día avergonzarse / De la nuestra”. Ruleta china: Si…

(Fernando V.R.)