LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Saturday, December 02, 2006

ENTREVISTA SANDRO VENTURA



ENTREVISTA A SANDRO VENTURA , DIRECTOR DE "TALK SHOW"
¿Por qué pensar el cine a partir de un género televisivo? Entiendo que es una comedia que juega con algunos códigos, y su mismo título juega a eso, a un género televisivo y burlarse de esto, pero ¿hacer toda una película para mostrar eso? ¿No es aspirar a poco? Me decías que hay personas que ven a la comedia como un género menor. Quizá estos temas son los que refuerzan el prejuicio.

Yo siempre he tenido la idea de que un problema muy pequeño puede ser trascendental para el ser humano en algún momento determinado. Por ejemplo, yo he sufrido por amor y desamor y en ese momento era sumamente grave e importante, luego pasó a ser una simple anécdota. En otra ocasión perdí una VHS con una película importante y el problema que enfrenté fue mayor que quedarme sin trabajo, que la tercera guerra mundial o incluso el hambre del mundo… Mirado a lo lejos parece ridículo, pero a mi me parecía válido tocar temas intrascendentes y hacerlos trascendentes para los personajes y a través de esas cosas sencillas buscar la identificación con ellos.

El problema con algunos espectadores es que, al ser temas intrascendentes, no se percatan de lo trascendentes que éstos son para los personajes, lo pierden de vista al tratar de ponerse críticos con el tema. Entonces simplemente son “plots” nulos o sin mayor vuelo. No entienden que justamente de eso se trata. Soy de la idea que no todo debe ser trascendente, pues vivimos con problemas poco serios con los que nosotros mismos nos traumamos.

Por eso pensé en dos hilos argumentales claros y contrastados: Por un lado, el triángulo amoroso telenovelesco quebrado por la heroína manipuladora y nada buena, el galán pisado y patético y la mosquita muerta loca e infiel. Por el otro, una historia mucho más simple otro triángulo amoroso con personajes antagónicos, jugando a Abbot y Costello o Laurel y Hardy, enfrentados por una mujer y por estafas de uno al otro. Sí, es simple, ¿pero acaso las comedias de esos dúos o de los Hermanos Marx no lo eran? Y allí radicaba su encanto, en su inocencia y cursilería.

Me extraña que por acercarme a una comedia desbaratando códigos televisivos, que tienen más que ver con los estereotipos y temas telenoveleros, parezca que aspiro a muy poco. No aspiro a poco. Aspiro a hacer más películas y aprender de cada una. Aspiro junto con mi productor a algo que nadie en el Perú se había planteado: hacer industria.

Te escuché hace un rato decir que tenías expectativa de sacar tu segunda película en marzo. Tú no te ves haciendo una película cada cuatro años.

Ni me veo yo, ni creo que ningún cineasta se ve haciendo eso. Si alguien ama su profesión tiene que al menos intentar hacerlo. No creo que yo tenga una continuidad de una película al año… Espero que sí. Aunque es difícil, vamos a intentarlo, no hay peor proyecto que el que no se intenta. Y esto va más allá, no se trata de solamente dirigir yo…

Hablas como empresa productora…

Sí, el productor general es Eduardo Cayo, “Guayo”, un tipo que la tiene muy clara. Él dice no me he comprado estos equipos para hacer una sola película, quiero poder hacer cuatro películas al año. Y así tratar de acostumbrar al público a una propuesta más fresca e ir borrando el prejuicio.

Hay mucho prejuicio contra el cine peruano, y en todo lo que es el medio cultural, intelectual, artístico. Por eso me dio muchísimo gusto ver a Álvaro Velarde en la premier, muchísimo gusto que se acercara donde Fiorella a felicitarla, a darle palabras de elogio. Sería maravilloso trabajar con él, por ejemplo. Que no haya celos, que se pueda trabajar en equipo. Cuanta más gente haya moviéndose, mejor.

Bueno, es natural para cualquier industria en nacimiento.

Exacto, y ese afán de decir “esto es artístico, esto se debe hacer y el resto es una basura”, es raro, ¿no? Creo que hemos conseguido logros importantes. Primero, al vencer el prejuicio del público con los actores. Un amigo me dijo hace un tiempo: ¿Por qué no buscas actores de cine? Yo le decía: ¡Pero si hay dos películas al año! ¿Qué actores de cine? Yo respeto mucho a los actores que tengan cinco, seis, siete películas. Bacán por ellos, pero no creo que sean los únicos actores que existan. Además el hecho de buscar actores populares de televisión era una cuestión que nace no solamente por una cuestión de popularidad, sino porque resultaron los más adecuados tras el casting. Es una opción que tienes. Así como Claudia Llosa decide elegir actores no profesionales…

Uno elige a sus actores según la coherencia con su tema.

Exacto… ¡Y Ubaldo Huamán es extraordinario! Sin embargo, con la gente que hace televisión hay un prejuicio. Me decían ¿pero qué va a hacer Roger? ¿Qué va a hacer Karen, Fiorella? Trabajar en la televisión es como venderse al sistema, y la gente no comprende que es un trabajo válido y que tampoco es muy bien pagado.

Lo de Karen Dejo está muy bien, ahora que mencionabas el caso de Ubaldo Huamán. Es el gusto de transformar completamente la imagen de una persona que está encasillada en el inconsciente colectivo. De verlo como un cómico ambulante, de verla como una vedette… y de pronto estas sorpresas.

Totalmente de acuerdo y te voy a ser bien sincero. Un amigo me llamó la otra vez y me dijo que lo único que no le había gustado era el plano largo de Karen en el auto, con la canción. Yo le dije que esa escena ocasionó discusiones, pero yo me cerré. Primero, la gente no está acostumbrada a escuchar las canciones y quería que la oyeran. Segundo, el plano largo de Karen resuelve su personaje.

Finalmente, era un premio para Karen. En esos momentos ella estaba siendo vinculada al narcotráfico, la fastidiaban y hubo muchas cosas que hicieron que el rodaje se retrasara. Cuando edité la película sentí que era necesario romper el prejuicio con ella y otorgarle un plano largo. Y ella está muy agradecida por eso.

A propósito de tus personajes, ¿por qué ese tono de voz para el de Fiorella Rodríguez?

Su personaje está basado, en parte, en una RBD-líder del colegio y, también, en una actriz nacional que se comporta como una chiquilla en la vida real, que tiene esa manera de hablar, ¡y es mayor que Fiorella! Le dije que se base en ella, pero menos agresiva y más pituca... Sabíamos que su personaje no iba a gustar a todo el mundo. Hay momentos en que mucha gente lo ve como algo irreal.

Quizá porque a diferencia de los otros, no ofrece matices, partiendo de su voz.

Yo creo que sí hay matices, y están desde el comienzo hasta el final.

Tiene un momento bueno que es en la borrachera final, cuando le dice al personaje de Karina Calmet: Adiós. Me parece que en esa parte final recién aparecen esos matices… y quizá funciona ahí porque durante toda la película se mantiene cerrada. Por otro lado, ella es una persona pública, a quien todo el mundo ha visto y ha oído. Y el aspecto teatral se hace evidente.

Puede ser, pero tampoco es del todo cierto. Mucha gente que la conoce la ha felicitado por su actuación. Gianfranco Brero, Milena Alva, Attilia Boschetti casi la lleva cargando al teatro y le iba diciendo: ¿Dónde has estado? Y Fiorella me decía: Qué bacán que haya gente que entendió el código, porque es un código finalmente. El hecho de que sean actores que conocen ese código quienes la feliciten es valioso para nosotros. En cambio yo le decía: Prepárate para las críticas, porque los críticos no necesariamente leen ese código. Y yo tengo muchas amistades que me han venido diciendo: Yo tengo una amiga idéntica al personaje de Fiorella. Muchas personas. Claro, el problema viene cuando no conoces gente así.

Karina Calmet está bien, también… ¿Y de dónde salió Miguel Torres-Bohl?

Cuando hicimos el personaje de Tereso siempre pensé que tenía que ser un actor desconocido, sino no iba a funcionar. Por lo mismo que tú dices sobre Fiorella, el público se podía desconectar.

Claro, un actor famoso haciendo de Tereso no era lo mismo, ¿no?

Así es. Y yo lo que quería era que la gente sintiera que Tereso existía… ¡Y ahora van a conocer a Miguel como Tereso para siempre! Lo encontré en una obra de teatro infantil y lo elegí básicamente por una cuestión de gestualidad. Lo trabaja muy bien, y fue uno de los primeros escogidos... Es algo parecido al trabajo que tuvieron pasar todos. Roger tuvo que trabajar su risa, porque en el programa de televisión se ríe todo el tiempo y el público iba a decir rápidamente: Ah, es Roger del Águila.

Dentro de las pocas cosas que se han visto con las cámaras HD, hay en esta película mayor curiosidad en su uso, a diferencia de otras producciones. Hay deseo de jugar con las imágenes, saturar colores, buscar desenfoques… y es una cámara que te da muchas posibilidades, aunque no es la cámara ideal.

Sí, yo no creo que no haya nada inventado… Recién cuando llegó la cámara se empezaron a desarrollar los colores, por ejemplo. No sabíamos qué cámara íbamos a utilizar. Cuando nos dimos cuenta que la óptica de 35mm tomaba los colores de la cámara de una manera muy bacán, decidimos jugar más con los colores.

No hablo del vestuario, porque eso ya estaba decidido de antemano, excepto el personaje de Tereso, que no lo veía rosado, sino más opaco, como de oficina. Fue Nino Peñaloza quien me dijo: Si Tereso está enamorado, ponlo de rosado. Y yo pensaba que la cosa se podía tergiversar. La típica: si viste de rosado, es medio gay.

Yo tengo una camisa rosada y te aseguro que hay que ser bien hombrecito para salir a la calle vistiendo algo así… Pero entonces tú querías que los personajes se definan de entrada.

Queríamos ayudar un poquito. Desde que escribí el guión les dije a los actores que no me interesaba su pasado, porque el público tenía que conocerlos en ese momento, bajo esas circunstancias. No me interesaba en qué trabajaban. No me interesaba explicitar las condiciones sociales, por ejemplo. Esto ya se entienden por los lugares donde viven. La casa de Fiorella, por ejemplo, es inmensa. Te da una idea.

Siguiendo con la fotografía, hay planos que están bien compuestos, se explota la profundidad del lente, pero hay otros que desentonan.

Sí, hay planos mucho más áridos, donde la escena depende de los personajes. Por ejemplo, la escena final, de los tres, queríamos romper un poco del plano-contraplano. Karina está en plano medio, Gonzalo está en plano americano y Fiorella está en primer plano. Esto porque buscábamos la autoridad de ella. En cambio cuando habla a solas con ella, borrachas, sí hay un two shot.

En cuestiones de producción se nota la carencia de presupuesto. Las locaciones mismas son algo planas.

Mira, no quiero que suene a excusa pero, por ejemplo, yo no alquilé locaciones sino pedí prestado. Estuve trabajando con una empresa unos documentales y me dijeron: Utiliza nuestras oficinas para lo que quieras. Las oficinas de la película son las de esa empresa y son oficinas básicas, prestadas, a las que les pusimos algunos cuadritos, pero tampoco podíamos tocar más de la cuenta, porque no eran nuestras. Nos acoplamos a las oficinas.

Incluso teníamos toda una escena inicial con Karen, que iba a estar recorriendo todos los pasillos mientras le llevaba un café al jefe, pero por los problemas que te conté nos retrasamos y cuando llegó el momento del rodaje, varias oficinas estaban desmaneladas. Tuvimos que improvisar en la mía.

Te refieres a la escena inicial de Tereso y la secretaria.

Sí. Yo no sabía cómo presentar a Karen y además que se asentara desde el comienzo que Tereso estaba enamorado de ella. Y un día viendo El profesor chiflado de Jerry Lewis veo la escena en la cual él imagina a una muchacha con otras ropas. Sin embargo, no sé si hubiera funcionado mejor con lo que se tenía planeado, lo hicimos porque teníamos que rodar ya.

Con respecto a esa escena, déjame decirte que la música te satura por momentos. Esa escena que dices, tomada de El profesor chiflado, no es mala idea, pero con la música se pierde el gag. Hasta parece que hay un miedo al silencio.

Sí, eso puede pasar sobre todo los primeros veinte minutos. Pero sí hay momentos en silencio.

Hay una toma que me gusta bastante. Karina Calmet frente a la piscina, la cámara quieta, todo en silencio. Se disfruta, claro, porque hay mucha bulla alrededor.

En los primeros veinte minutos hay una especie de presentación de personajes y, aunque parezca que se demore mucho en arrancar, me parecía importante que los espectadores conozcan primero a los personajes. Al editar, sí sentía que no había quizá un ritmo determinado, pero es porque los estábamos presentando solamente. Ahí es donde yo hago uso de la música y sí puede ser que los primeros veinte minutos hayamos abusado de la música, pero después no lo veo tanto así, te soy sincero.

Pero por ejemplo, la escena de Karen Dejo al final que, como dices, cierra su personaje y explica su estado de ánimo, ¿no es posible que luego de la saturación de la música, la canción termine perdiéndose?

Probablemente. Puede ser. Ahora, a mí me interesa mucho los silencios y hay silencios que ganan porque la película tiene mucha bulla.

Vi tu película en una sala decente y por momentos parece que el sonido tiene un problema, no sé si producto del transfer, pero por momentos está muy bajo, por otros revienta.

Hay un problema: la película no está en Dolby, por costos, porque para hacerlo en Dolby, no sé si sabes,

Claro, te cuesta unos diez mil dólares, o más, solamente por el nombre.

Así es. Y al estar la mayoría de las salas en Dolby, te ponen la opción de Dolby y te crea estos altibajos. Reconozco que el sonido no es el mejor del mundo, es un problema del que tenemos que aprender en el futuro. También hubo muchos problemas durante el rodaje, pero como te dije, la cosa era hacerla. Hay momentos donde sí da pena porque hay susurros que no se escuchan. Es un problema de la película y no de las salas, y para la próxima tendremos que invertir en el Dolby para que suene bien en las salas.

Incluso nosotros hemos dado la recomendación a las salas para que se ponga el sonido en Mono y así el sonido esté mucho más parejo. Pero Wayo me decía esta es nuestra primera película, tuya dirigiendo, mía produciendo, de muchos de los técnicos, de muchos de los actores… es la primera película. Y es cierto. Nosotros no tenemos ni premios del CONACINE ni ayuda del Estado. Queremos empezar una empresa, hacerla, y ya después, como corolario final, si el guión está bien, si las actuaciones están bien, pueden perdonarnos los defectos.

Porque hay defectos. En el transfer, como te comentaba, nos hemos pasado en el color… Claro, pudo haber quedado mucho mejor. Es un aprendizaje. Nosotros sabemos ahora que para la próxima, para lograr el efecto que queríamos hacer, vamos a tener que tener más cuidado.

En el momento de la edición, también hay alguna intención de probar otras cosas: la pantalla partida, los rótulos, fundidos a negro. Además, por momentos la edición es fragmentada, aunque por otros es más sencilla. ¿Esto es adrede?

Sí. Lo que quería con el personaje de Tereso son tomas más pausadas. Su ritmo es así, pausado. Al ver a estos personajes pensaba cómo los vería el espectador. Hay una escena en la pollería que son solamente planos laterales y de pronto pongo a Roger de frente a la cámara, en la parte de “estoy enamorado de ti”, y se hizo adrede para que el espectador pueda mirarlo y crea en él. Y le cree.

El personaje de Karina también es pausado. El de Gonzalo siempre está con cortes abruptos plano sobre plano, para resquebrajar al personaje desde el inicio. Los suyos son los únicos monólogos que están quebrados. Uno como director siente que puede funcionar eso, ahora no sé si se llega a funcionar o no.

Bueno, es parte del juego: uno no está ahí para explicarnos a los que nos asaltan las dudas cada escena. Y para eso estamos conversando.

Tampoco pretendo convencer al público de que lo que hice está bien. Alguien me puede decir “sí, bacán tu explicación, pero igual no me convences.” Bueno, es mi primera película, no soy un genio.

Bueno, ni la primera película del niño mimado de Cannes, Wong Kar-Wai, es brillante. El asunto es corregir lo que se pueda.

Yo te puedo decir que, al ser mi primer hijo, estoy muy orgulloso porque ha sido un esfuerzo grandísimo demostrar que se puede hacer cine en el Perú sin mayores ayudas, de una manera independiente, contando con técnicos jóvenes. Si al final logramos que la gente se ríe o no… no sé.

Te cuento que donde estuve sí se divirtieron y de las cosas más extrañas.

Es muy difícil descifrar al público realmente. Hay cosas de las cuales yo sabía que se iban a reír. O una parte bien cruel, cuando Fiorella dice ¡Al menos mi marido está vivo! La gente explota de una manera impensable. Y hubo carcajadas. Uno no sabe por dónde va a reaccionar el público.

Esa es la gracia de hacer cine también, ¿no? Claro, las personas serias vemos como pecado reírse demasiado. Sobre todo cuando las bromas no funcionan mucho con nosotros. Quizá nuestra expectativa por un cine “de autor” nos abruma.

Yo te voy a decir algo que quizá te vaya a sonar como excusa y a una cuestión muy cómoda porque ahora estoy del otro lado. Cuando yo hacía crítica lo hacía de la mejor manera porque era El Comercio, etcétera. Pero nunca pude perder de vista algo muy importante, que es el hecho de tener hijos.

Muchas veces, cuando era crítico, iba con mis tres hijos a ver las películas porque no tenía con quién dejarlos. Entonces, al inicio uno se pone muy técnico y te conviertes en el aguafiestas y te gusta ese papel. Pero me di cuenta que el cine tiene también algo de compartir. El hecho de ver una película que a mí me parecía intrascendente pero que a ellos les divertía como locos, ¡Y eso me convirtió en un crítico bastante mediocre!

Es una cuestión que no sé cómo explicarla, quizá cuando tengas un hijo al lado lo entenderás... No podía discernir. Empezaba a escribir la crítica y pensaba: Pero si la película cumplió su objetivo, mi hijo salió emocionado de ahí, y se sabía las frases y jugaba que era tal personaje. Yo he crecido así. Y nunca estudié para ser crítico, estudié para ser cineasta. Eso me deja tranquilo.

No creo que hayas tenido la intención de gustarles a los críticos.

Es peor hacer concesiones con la crítica que con el público. ¡El público al menos paga su entrada! (Risas)

Desde un punto de vista práctico, si hay que hacer concesiones, hay que hacerlas con el público y no con la crítica. No te digo que yo lo he hecho y te lo pueden comentar los actores. Cuando nosotros recién empezamos el proyecto, eran páginas de diálogos enteros. Y eso se lo tenían que aprender los actores como sea y ellos me decían ¿Esto lo asimilará el público? Bueno, el guión está así, depende de si creen o se identifican con ustedes. Pero no hubo un afán por decir bueno, vamos a cortarlo, que lo pudimos haber hecho en edición, pero no se buscó en ningún momento darle gusto al público. Ha sido un producto de la buena onda de que los actores se prometieron y adaptaron los personajes y eso ha sido muy valioso para el éxito de la película.

Yo no te voy a mentir, me encantaría que le guste a la crítica. ¿Quién no desea gustarle a todo el mundo? Pero lo primero es que nos guste a nosotros.

(Entrevista: Fernando Vílchez)

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