CICLO, SETIEMBRE: ENCUENTROS FURTIVOS CON LO EXQUISITO. EN LA CAYETANO HEREDIA.

Centro Cultural de la Universidad Cayetano Heredia

Av. Armendáriz 445, Miraflores

7 y 30 de la noche

Ingreso Libre

Lunes 3 de Setiembre: 

El color de las granadas, de Sergei Paradjanov (Sayat Nova. 1973. Rusia. 79 min). 

Elusiva, alegórica, minimalista, barroca, idiosincrática, sensual, Armenia, atormentada. Una delicia sensorial. ¿De qué trata? Iconográfica. Cautivante voz en off. Tableaux vivants. Fragmentaciones delicadísimas. Trompetas de colores. ¿De qué trata? Es la vida de un poeta, re-creada por otro poeta. No puedes pedir más. 

Lunes 10 de Setiembre:

My Winnipeg, de Guy Maddin (Canadá, 2007, 80 min). 

Docu-fantasía, autobiografía mítica, ensoñación hipnótica, canto de amor/odio a su ciudad, que es como una madre de la que uno no se puede apartar. Trip mnemónico por el subconsciente (que es la ciudad entera y sus historias, ciertas o inventadas, puntuales o exageradas). Cine mudo soviético, expresionismo alemán y melodrama de los 50’s que, fusionados, producen, con energía y gracia, un goce inagotable. 

Lunes 17 de Setiembre:

Yeelen, de Souleymane Cissé (La luz. Mali. 1987. 106 min). 

Con este asombroso ejemplo de cine 'trascendental' se nos presenta un África plena de poder y original, enteramente independiente de influencias foráneas en un tiempo anterior a la llegada del Islam o de la Cristiandad. A través de la exploración brillante y minuciosa de sus raíces míticas y un conocimiento ancestral, Yeelen muestra que la inspiración democrática contra las dictaduras y tiranías en África provienen de la herencia de su propio pasado y no de Occidente.

Lunes 24 de Setiembre:

Límite, de Mario Peixoto (Brasil. 1931. 120 min). 

Con 21 años Peixoto filma su único largo terminado, uno de los filmes más bellos del periodo silente y tal vez el mejor film hecho en toda la historia del cine brasileño. La potencia evocadora de la imagen y la audacia puesta en juego a través de la construcción de los planos hacen de ella una experiencia sublime y por momentos arrebatadora. El inabarcable escenario para internarse en los recuerdos es un estrecho bote a la deriva.