(COMO) UN LADRÓN EN LA NOCHE
Este par de textos de Christian Wiener me eximen casi de cualquier comentario. A título personal yo diría que no negocio con sinvergüenzas. (M.C.)
I
El día de ayer la Comisión de Economía aprobó al carpetazo el proyecto de ley de los congresistas Carlos Raffo y Luciana León. Lo hizo al mejor estilo fujimontesinista, violando el Reglamento del Congreso, que exige que los proyectos sean vistos por las comisiones y debatidos según agenda previa. La maniobra se completó haciendo pasar a "debate" un solo proyecto, ignorando el proyecto del congresista Werner Cabrera.
Hoy. en la sesión plenaria del jueves 2 de diciembre. el congresista Carlos Raffo está buscando exonerar al proyecto aprobado del indispensable trámite y debate por la Comisión de Educación y Cultura. De esta manera, se pretende consumar el atropello a las más elementales normas democráticas con el explícito fin de favorecer a los lobbies de la distribución y exhibición. Si los promotores de la ley Majors dicen representar la mayoría de bancadas en el Congreso ¿por qué buscan aprobarla a escondidas y de manera por lo menos, irregular? ¿qué es lo que se quiere ocultar a la opinión pública sobre un debate que debería ser lo más abierto y transparente posible?
Denunciamos lo que se viene produciendo en estos momentos, para que la comunidad cinematográfica esté informada y alerta de lo que se pretende imponer en el Legislativo, al mejor estilo de los tiempos pasados.
Unión de Cineastas Peruanos (UCP)
II
Saludo las invocaciones y llamados al consenso y la concertación de diversos colegas, creo que son sinceras y expresan una legítima preocupación por la división del gremio y el futuro de nuestro cine. Sin embargo, cómo se puede lograr el mínimo diálogo, indispensable para llegar al consenso, cuando una de las partes trata de ganar como sea, valiéndose de artimañas. Hace pocos días, nosotros hemos expuesto, con argumentos legales fundamentados por un reconocido abogado, porque consideramos justo y posible la contribución parafiscal incluida en la Ley Cabrera, cuestionando a su vez la fragilidad e inconstitucionalidad del convenio privado “voluntario y temporal” auspiciado por la ley Raffo. Pero en vez de responder con argumentos a lo planteado, los congresistas se valieron de prácticas que recuerdan las etapas más sucias de la década pasada, cuando se aprobaba entre gallos y medianoche, y valiéndose cualquier argucia, las leyes de amnistía al grupo Colina o contra el referéndum. Ni más ni menos es lo que se ha perpetrado este miércoles en la Comisión de Economía, donde los congresistas fueron sorprendidos con sólo un proyecto de ley supuestamente “consensuado”, festinando todos los trámites y a escondidas, como actúan quienes perpetran delitos. Si son mayoría en el Congreso como dicen, y tienen todo a su favor, ¿por qué no aprobar la ley de manera transparente, abierta y democrática? Tal vez eso sea mucho pedir a un personaje como Carlos Raffo, tan acostumbrado a las maneras de sus jefes Fujimori y Montesinos.
Y no se diga ahora que no hay que insistir en los aspectos morales o éticos, o que el fin justifica los medios, porque como nos los recuerda el gobierno de Fujimori, lo que mal empieza, mal acaba.
Por suerte y gracias a una acción enérgica de congresistas de oposición y cineastas en el Legislativo, se pudo impedir que Raffo y León culminen su maniobra, que consistía en saltarse a la Comisión de Educación para que el pleno discuta a la carrera el supuestamente “único” proyecto presentado sobre cine. Es de esperar que ahora, con la debida información, y sopesando todos los temas de manera clara y fundamentada, los congresistas puedan determinar una mejor ley de cine, que no necesariamente tiene que ser, literalmente, uno de los dos proyectos en pugna, sino una síntesis que recoja lo mejor de ambos (aunque en un caso sea bastante difícil encontrarlo). Ese es el verdadero trámite parlamentario, no los de Raffo y cia.
En estas circunstancias, repito, no es fácil poder empezar a conversar entre las partes. Para empezar, se debería asegurar el juego limpio, no tratando de engañar al otro con maniobras ni trampas, sino debatiendo seriamente propuestas y planteamientos para buscar posibles acercamientos y zanjar democráticamente nuestras diferencias. ¿Es eso mucho pedir? Hay que tener mucha grandeza para deponer en estos momentos culminantes, cosas personales, defensa de grupo y cualquier otra cosa que impida el mínimo encuentro. Pero debe ser de ambos lados, y traducido en acciones, no sólo en palabras. La UCP, como lo ha reiterado y demostrado a lo largo de todo este tiempo, siempre estará dispuesta a buscar la unidad del cine peruano. Tal vez si ella se hubiera consolidado, antes que buscar otros “consensos”, ahora podríamos negociar en conjunto con los exhibidores y distribuidores en muchas mejores condiciones y posibilidades, reivindicando el aspecto cultural de la Ley. No ha sido así, y allí están las consecuencias de nuestros actos. Pero nunca es tarde cuando se piensa en el futuro más allá que en el momento.
Saludos,
Christian Wiener
Fri, 3 Dec 2010
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