EL AZUL DEL CIELO
"Poco más o menos todo hombre vive pendiente de los relatos, de las novelas, que le revelan la verdad múltiple de la vida. Solamente esos relatos, leídos a veces en trance, lo sitúan ante el destino. Debemos, pues, tratar apasionadamente de definir qué pueden ser esos relatos.
Cómo orientar el esfuerzo por el cual la novela se renueva, o mejor dicho, se perpetúa.
En efecto, el afán de encontrar técnicas diferentes, que remedian hasta la saciedad las formas conocidas, preocupa a los ánimos. Pero no me explico -si en realidad queremos saber lo que puede ser una novela- que no se perciba y marque bien primero un fundamento. El relato que revela las posibilidades de la vida no evoca necesariamente, pero sí revela un momento de rabia, sin el cual el autor sería ciego a esas posibilidades excesivas. Lo creo: solo la prueba sofocante, imposible, da al autor el medio para alcanzar la visión lejana esperada por un lector cansado de los estrechos límites impuestos por las convenciones.
¿Cómo detenerse en esos libros a los cuales visiblemnte el autor no ha sido constrñido?
He querido formular este principio, renuncio a justificarlo.
Me limito a dar títulos que responden a mi afirmación (algunos títulos...: podría dar otros, pero el desorden es la medida de mi intención): Cumbres borrascosas, El proceso, En busca del tiempo perdido, El rojo y el negro, Eugénie de Franval, Sentencia de muerte, Sarrazine (sic), El idiota...*"
Georges Bataille
El azul del cielo J.J. Pauvert, 1957
Prólogo, p. 7.
* Eugénie de Franval, del Marqués de Sade (en Los crímenes del amor); Sentencia de muerte de Maurice Blanchot; Sarrazine (sic), novela corta de Balzac, relativamente poco conocida y sin embargo una de las cumbres de su obra.
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