EL POEMA DE LA SEMANA: LA (IN)JUSTICIA DE LAS PALABRAS

LA JUSTICIA DE LAS PALABRAS

Para Diana P.

En un mundo que delira
entre la jerarquía y la democracia
de los afectos
uno espera encontrar a la otra persona
que se ensamble con ociosa perfección
a las necesidades psíquicas
que subyacen aletargadas
hasta un brujo beso de buenos días
y no asustarnos por la melancólica duda,
pero eso es exigir demasiado
cuando desde siempre
el decálogo del entendimiento carnal
ha sido impuesto como dictadura …
… Entonces después de muchos accidentes neurocardíacos
por ilusiones escatimadas ante el péndulo del tiempo
y trampas involuntarias donde el alma ha sido timada
o desenlaces infaustos
que han dejado un ligero sabor acre en la lengua del latido
creí hallar una respuesta mirífica
a esa longitudinal espera
que fue como un tormento
incrustado como aorta
en el gen de la derrota:
La aparente respuesta
por unos días de regocijo creí recíproco
fuiste tú inestable ángel
de un sueño tan estable ...
… Durante muchas horas de periplo bajo
la sombra seductora de una noche solitaria
confié en ti como hace tanto tiempo no lo hacía
y compartí contigo un trozo dantesco
de mi intimidad lírica
que parecía simétrica en juego sutil
con tu intimidad tan frágil y cetrina
porque tú me hablaste sin mover los labios
y me tocaste sin extender los brazos
amén de haberme clavado en la mirada
una sonrisa callada
con el poder de un ósculo apasionado:
Porque intentaste indagar
qué sentía y pensaba respecto a alguien como tú
que podía sin ningún tropiezo
casi detenerse en medio sendero
y casi acariciar la naturaleza
resultando mi quintaesencia
compatible con esa locura apolínea:
Porque supiste acertar
en el blanco de mi ideología
sobre la belleza, el intelecto y la sensibilidad
no obstante eres una vil farsante
ya que no puedes saber nada
acerca de la estética de lo etéreo,
la poiésis del pensamiento
y la poesía ontológica del sentimiento;
definitivamente tú jamás entenderás
el verdadero sentido de la sensibilidad
aunque lo más triste de esta historia
es que la mitad de tu corazón es sensible
y la otra mitad es pétrea,
¡ay, tuviste el cinismo más abyecto y pérfido
de aseverar la más estólida falacia
de que tú sí me habías entendido y comprendido
pero yo no había entendido nada
y me faltaba mucho por recorrer!:
¡Pobre cucaracha de retórica delicada y flemática
te falta muchísimo que aprender! …
Para finalizar esta diatriba demasiado justa
que comience festivo
el torrente de los más punzantes epítetos:
Eres piara encerrada en un solo tórax
y recua en una sola cabeza,
la miasma de tu silueta
adormece al mismo Dios,
tu boca antes era codiciada
pero ahora es sólo un hueco desagüe
donde se cortejan las ratas cada vez que duermes,
eres la progesterona del Diablo
y al mismo tiempo el himen desgarrado
de la ignorancia más promiscua …
Adiós, monstruo que sólo sirve para menstruar
y que conste que yo no soy vengativo.

ALBERTO JAVIER ANGULO CHUMACERO

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