LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Sunday, April 20, 2008

LA VIDA MODO DE EMPLEO (FRAGMENTO), DE GEORGES PEREC

Nadie quiere a Isabelle en la escuela y ella, al parecer, no hace nada para que la quieran. Sus compañeros de clase dicen que está como un cencerro, y que varias veces han venido algunos padres a quejarse a Olivier Gratiolet de que su hija les cuenta a otros niños de su clase o, incluso, a veces, en el patio de recreo, a algunas que son mucho más pequeñas que ella, historias que les dan miedo. Por ejemplo, para vengarse de Louisette Guerné, que le había derramado una botella de tinta china sobre la blusa en clase de dibujo, le contó que había un viejo pornográfico que la seguía por la calle siempre que salía del instituto y que un día estuvo a punto de atacarla, de arrancarle toda la ropa, de obligarla a hacerle cosas asquerosas. Una vez hizo creer a Dominique Krause, que no tiene más que diez años, que los fantasmas existen de verdad y hasta que un día se le había aparecido su padre vestido con una armadura, como un caballero de la Edad Media, entre una multitud de guardianes aterrorizados, armados de partesanas. Otra vez en que le pusieron como tema de redacción: “cuenta tu mejor recuerdo de vacaciones”, había escrito una larga y tortuosa historia de amor en la cual, vestida con brochados de oro, corriendo tras un Príncipe Enmascarado al que le había jurado que nunca le miraría a la cara, cruzaba vestíbulos con losas de mármol jaspeado, escoltado por ejércitos de pajes con antorchas resinosas y de enanos que le escanciaban vinos embriagadores en copas de plata dorada.
Su profesora de lengua, desconcertada, enseñó la redacción a la directora del instituto, la cual, tras consultar con una consejera pedagoga, escribió a Olivier Gratiolet recomendándole enérgicamente que hiciera reconocer a su hija por un psicoterapeuta y sugiriéndole que, el curso siguiente, la matriculara en un instituto psicopedagógico donde su desarrollo intelectual y psíquico podría recibir mayor atención, pero Olivier respondió, de modo bastante seco que no porque las colegialas de la edad de su hija fueran casi todas unas ovejas baladoras, apenas capaces de repetir en coro la granjera da de comer a las gallinas o el campesino labra con su arado, había que considera a Isabelle anormal o simplemente frágil con la excusa de que tenía imaginación.

El Poeta, de Roberto Matta

La Cinefilia No Es Patriota

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