SANGRE ROSA, VAMPIROS AGUANTADOS. O TWILIGHT (2008), DE CATHERINE HARDWICKE

Pregunta más que obvia (y no intento hacer un chiste). ¿Los emos mordieron a los vampiros? El resultado: los hirieron de muerte, según parece, condenándolos a ser inmortalmente ridículos. Y a chuparle la sangre a las quinceañeras y espíritus afines, mucho me temo. En esta película, tan ‘sincera’ como calculada, por decirlo así, la sangre no llegará a roja nunca, o rara vez, porque es de pura novelita rosa. De tan dulce, de tan -en algún sentido curioso- adorable, y de tan estúpidamente conservadora y romanticona.

Si desean verosimilitud quedarán completamente anémicos; si buscan una cinta de vampiros quedarán defraudados, y refunfuñando además por la mala parodia; si desean romance y emoción a cualquier costo, sí, encontrarán eso, a raudales, y he ahí el punto -si es que pueden pasar por encima de múltiples y también obvias objeciones-. Pero antes, habrán de desenchufar el cerebro por dos horas. ¿Pueden? Entonces, ¡bienvenidos al mundo de Twilight! Aunque ese unplugged es justo el placer de lo romántico par excellence, ¿verdad?

Me queda claro que, al ver al actor/modelo/vampiro, que parece en una ‘bonita escena’ una versión Light y diet de tarzán de los monos (pero no con chita al hombro sino con la bella Bella) que los efectos parecen efecto sobre todo de la falta de presupuesto. La fotografía en cambio posee esa tonalidad fría, si quieren, medio videoclipera, pero que sí funciona en el contexto de la historia. Al contrario de varios comentaristas diré que la cara espolvoreada de tiza de estos vampiros up to date anda más cerca de la estética del mudo que la del mal maquillaje; por eso lado no protestaré, pues creo que fue a propósito.

Lirizar, poetizar la abstinencia, la represión, no es un asunto bonito ni entusiasmante. Se podría frasear así: “Si la muerdes mucho, la matarás.” (Literalización de lo simbólico.) Me parece hasta peligroso, parte de la domesticación social muy típica. Ella está dispuesta a morir. Está proclive y dispuesta a ‘realizarse’ a través del sacrificio. El fin de la vida ya no es la vida sino la muerte (¿esto no les suena a, por ejemplo, estar dispuesto a morir por su patria?). La chica grunge lista para el bello sacrificio. Es más: la película muestra que ese sacrificio es (casi) paródico: se ve que ella no tenía que arriesgarse, lo que queda claro entonces es su necesidad de sacrificarse: ¿Por qué?

El lado sincero me parece el de las actuaciones, el de la entrega de los protagonistas, la manera en que se mostrado ese amor idealista de hormonas sin tubo de escape. Pero igual me parece detestable ver que la moraleja sea que hay algo más peligroso y malvado que la muerte, a saber: el sexo. Claro, la conclusión es obvia: la sociedad controla, reprime y re-dirige lo mejor de nuestras energías en pos de un sistema que no hace más que fracasar delante de nuestras narices. Visto así, lo romántico se evapora.

Por último. El elogio y el comercial no tan subrepticio pro la castidad, aparte de francamente antipático, resulta tan extemporáneo y exótico como creer en la existencia de los vampiros.


Mario Castro Cobos

La Cinefilia No Es Patriota